Capítulo 8: That Night

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Narra Giselle

El sonido que hizo la campana cuando entré en la tienda hizo que el dependiente me mirase.

–Buenas noches –me saludó el anciano.

–Hola.

Comencé a dar vueltas por el establecimiento, recopilando las cosas que mi madre me había pedido para preparar la cena.

–Hey, que casualidad –no puede ser, pensé. Giré la cara y le vi, apoyado contra la nevera donde estaban los refrescos y mirándome.

–Hola, Bryce –dije sin ánimo.

Ya estaba bastante irritada porque mi madre me había hecho salir a las casi diez de la noche ya que a ella se le había olvidado comprar lo que necesitaba para cocinar, como para que ahora viniese este a terminar de estropearme el día.

–Últimamente te veo muy borde conmigo, ¿te pasa algo? –intentó acercarse a mí y yo me alejé automáticamente.

–No, simplemente estoy cansada –me dirigí hacia la caja registradora –. Perdone, ¿tienen sal? No la he encontrado.

–Sí, un segundo –dijo el hombre, saliendo de detrás del mostrador y yendo a por ella.

–Te entiendo, el instituto es agotador –dijo –. Pero ¿sabes? Conozco algún truco para liberar tensiones –comenzó a acercarse a mí, y yo a alejarme.

–No te acerques a mí –de repente, el anciano volvió con la sal y él soltó una carcajada.

–Solo estaba de broma.

Pagué y salí de la tienda lo más rápido que pude, pero no lo suficiente.

–¡Espera! –Bryce me cogió del brazo, haciéndome girar –Te llevo a casa en coche, no es hora para que una señorita como tú vaya sola por la calle.

–No, gracias, vivo cerca de aquí –dije, intentando andar de nuevo, pero no me soltaba.

–De verdad, no me cuesta nada –tiró de mí, haciéndome retroceder.

–He dicho que no hace falta –gruñí, tratando de que me soltase. Lo único que conseguí es que apretase más el agarre.

–¿Por qué te haces la difícil? Sabes que quieres venir –tiró de mí tan fuerte que se me cayó la bolsa en la que llevaba la compra.

–Suéltame –comencé a intentar zafarme de él con desesperación, pero todo era inútil.

–¡Bryce! ¿Qué estás haciendo? –mi cabeza se giró como un resorte al escuchar esa voz. Al ver a Jeff, suspiré de alivio tratando de convencerme a mí misma de que todo estaba bien.

–Nada, me ofrecía a llevarla a casa, pero no sé qué le pasa –se excusó.

–Yo me encargo, puedes irte –Jeff dijo esto mirándole a los ojos seriamente y con la mandíbula apretada.

No dije nada ni me moví hasta que supe que Bryce se había ido, momento en el que abracé a Jeff con todas mis fuerzas y sollocé, sorprendiéndome a mí misma.  Por un momento pensé que me iba a hacer algo malo, no sabía qué habría pasado si él no hubiera aparecido.

–Todo está bien –dijo, abrazándome de vuelta y pasando sus manos por mi espalda.

–Lo siento –dije alejándome, limpiándome los mocos con la palma de la mano –. Me he asustado un poco, gracias por intervenir.

–Debía hacerlo.

Se agachó para recoger las cosas que se me habían caído al suelo y yo simplemente me quedé mirándolo, pensando en lo que acababa de ocurrir. Cuando terminó, se quitó la chaqueta que tanto me gustaba del equipo de béisbol que llevaba puesta y me la dio.

The Night We Met [Jeff Atkins - 13 Reasons Why]Where stories live. Discover now