Capítulo 17: Pequeños momentos

2.8K 222 67
                                    

Narra Giselle

Vuelta al mundo con 15 dólares

Jeff tenía la cara escondida en mi cuello y su brazo descansaba sobre mi estómago, abrazándome por la cintura. Yo miraba al techo de mi habitación, observando cada una de las estrellas sucias y casi despegadas por el paso del tiempo.

–¿En qué piensas? –la voz de Jeff rompió el silencio.

Me encogí de hombros.

–El mundo es muy grande, ¿no crees? –dije. Jeff apoyó su codo en la almohada y su cabeza en la mano, para poder mirarme a la cara.

–Ajá.

–¿Y por qué crees que nos hemos conocido? –hice una pausa –. Quiero decir... hay millones de personas y lugares en el mundo; entonces, ¿por qué vine a parar aquí? ¿Y por qué te conocí a ti y no a otra persona?

–Sinceramente, no lo sé –respondió –. Hay gente que lo llamaría destino y otras casualidad.

–¿Y tú cómo lo llamarías? –giré mi rostro para poder mirarle a los ojos, mientras apoyaba mi mano en su abdomen desnudo.

–Yo lo llamaría suerte, mucha suerte.

–Vaya egocéntrico –me reí.

–Admite la suerte que has tenido al conocerme –metió sus manos por debajo de la sábana y comenzó a hacerme cosquillas.

–¡No, no! ¡Para! –decía entre risas.

De un momento a otro paró y me besó en los labios.

–Yo admito que tuve mucha suerte al toparme contigo –dijo –, agradezco a Clay que nos presentase.

–Sí, la verdad es que tuviste suerte –bromeé. Él se rió y suspiró –. Pero yo también –acaricié su mejilla con una mano y dejé un beso en su mejilla.

Hubo un momento de silencio en el que volvimos a tumbarnos abrazados.

–¿Sabes lo que deberíamos hacer? –ahora fui yo quien rompió el silencio –. Viajar.

–¿Qué?

–Que deberíamos viajar, aunque ahora no, obviamente. Sería imposible: no tenemos ni dinero ni tiempo gracias al instituto.

–¿Y qué propones? –preguntó, sonriendo.

–Un día cualquiera iré a tu casa –comencé –, y te diré por mensaje que salgas con una mochila llena de ropa y comida para irnos por ahí a dar la vuelta al mundo –sonreí, sin despegar la vista del falso cielo estrellado de mi habitación.

–Eso estaría bien, ¿aunque con qué dinero? –preguntó.

–¿Cuánto tienes?

–No sé, unos ocho dólares quizá.

–Pues yo tengo siete u ocho también, y creo que unos diez centavos.

Después de unos segundos de silencio habló.

–Me parece bien, quién sabe, quizá nos cambia la vida.

Ambos sonreímos y, tras un rato, caímos dormidos.

La cucaracha

–¡Sí! ¡He ganado! –grité, dando un salto.

–¿¡Qué!? ¡Este juego definitivamente está roto! –se quejó.

–No seas mal perdedor, Atkins –me burlé –. Vamos a echar otra partida.

–No tengo ganas –tiró el mando de la Wii a uno de los sofás del salón.

The Night We Met [Jeff Atkins - 13 Reasons Why]Where stories live. Discover now