Capítulo 2 (SPANISH)

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UN PAR DE HORAS DESPUÉS, EN UN PUEBLO DE LA PERIFERIA...

Sun se encontraba en la pequeña alcoba que ocupaba desde que su padre le había llevado a vivir a esa casa junto al resto de sus hijos y bajo la tutela de su bella esposa Rowena, con la que había contraído segundas nupcias un par de meses antes de que el apareciera en sus vidas2.  

Sus ojos negros, levemente perfilados al estilo de Palacio, se posaron en la gastada pulsera de oro y brillantes que estaba enfrente suya y que, salvo en casos excepcionales, nunca se quitaba. Y es que, desgraciadamente, era lo único que tenía de su familia... de la familia en la que había venido al mundo.

Con un suspiro tomó la joya y, cuidadosamente, la guardó en el interior de uno de sus cajones.

"Es lo único que encontré en aquel cesto.... salvo a ti", le había dicho su padre una tarde de invierno en el que, al calor del fuego, le había preguntado cómo era que había acabado allí, en su casa y formando parte de su familia como un hijo más.


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Kornelius - Korn para los amigos - le había observado fijamente y, con una expresión triste en su rostro, le había contado cómo había encontrado la caravana, completamente cubierta de sangre y nieve.

Los animales de la zona, sin duda, habían sido los causantes de la matanza. O al menos eso parecía por las huellas que bordeaban los cuerpos y los objetos personales que, desperdigados por el suelo, estaban rotos y cubiertos parcialmente de hielo y escarcha.

Poco había quedado intacto... tan sólo un pequeño canasto que, colgando de una cuerda bastante gruesa, estaba a varios metros del suelo.

"Los lobos habían intentado romper la cuerda, alcanzar el canasto... incluso tirar el árbol del que pendía pero... afortunadamente 5no lo habían logrado"

Y así, al bajar la cesta al suelo, fue que había entrado en la vida del hombre que, inmediatamente, había decidido encargarse del recién nacido que, obviamente, ya no tenía a nadie más....


En un inicio, según le había contado su propio padre, había estado algo preocupado por tomar una decisión como esa sin consultarlo con nadie. Ni siquiera con su bella mujer.

Pero, por suerte, las cosas habían resultado mejor de lo que esperaba. Y es que, desde que Rowena había visto al niño - de ojos grandes e inocentes y mejillas regordetas -  había decidido que debía encargarse del pobre angelito que ya le había robado el corazón.

"Eras tan mono...", le había comentado su madre mientras bebía un poco de té caliente, "y no iba a enfadarme con mi marido por haberle salvado la vida a un bebé..."

Así que, para asombro de todos, se había puesto al mando inmediatamente y, dando las órdenes pertinentes, le había asignado el dormitorio más cercano al suyo propio. Algo más pequeño pero muy acogedor. 

THE BLOODY CROWN/ LA CORONA SANGRIENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora