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|Namjoon|

Caminamos y caminamos en silencio, haciendo el recorrido que ella quería y no, no me molestaba en lo más minimo.

-Oppa, -al fin tomo el valor de hablar- ¿qué se supone..?

-El tiempo... -pero la interrumpi- el tiempo es veloz -reconocí con las manos en los bolsillos.

Suspiró- El mundo va más rápido de lo deseado. -se veia algo melancólica.

-¿Cómo podremos cambiarlo? -interrogue en un susurro.

Negó- No se puede -se encogió de hombros- el mundo, la vida, las personas... todo seguirá su curso, todo seguirá girando.

-Somos penosos e inseguros.

-Lo somos. -sonreí contrictado- Pero, si dejarás de ser inseguro, podrían cambiar muchas cosas... eso es lo que me repito.

Le diste tanto valor a mi yo inseguro, a la parte que más detesto de mi mismo, tú la amaste.

-Mira, es donde parábamos a comer -señalo el lugar con una sonrisa en sus labios.

Tu sonrisa duele, porque sé, que tal vez sea la ultima vez que la admire, que me la brindes.

Asentí- ¿Quieres brochetas? -sonrió para correr hasta el puesto como una pequeña.

¿Cuál es el nombre de estos sentimiento?

-Riquísimas~ -sonreía con su cabello castaño cayendo un poco más de sus hombros.

-Aún sigues comiendo como un cerdito. -ella rió al oirme, sonreí debido a su alegría.

-Oppa... -se veia dudosa.

-¿Cómo esta tu padre? -pregunte con sinceridad.

-Él... dice que no le queda mucho -respondio cabizbaja.

-Yon... -susurre con pesar al verla.

-Lo sé -suspiró para terminar de comer su último trozo- estoy bien, descuida -sonrío para terminar de masticar y arrojar los palillos en aquel tacho residual.

Quiero protegerte, no quiero que llores... en serio es lo que más deseo y también se, que es lo que más lejos esta de mi alcancé...

-Mira -se acercó al barandal del puente- el río Han -toco aquel mensaje incripto en el. Me acerqué para verlo con más claridad- Pensar que nuestra sociedad, es tan exigente, tan dispuesta a todo, inclusive... a llevarnos hacia la muerte.

-Se llama presión social -suspire al comprender su punto- Corea es exigente.

-Demasiado -susurro para observar y tocar los escritos, con un destello único en sus ojos.

-¿Alguna vez pensaste...? -frunci el ceño sin poder terminar mi pregunta.

-¿Qué? -seguia observando los mensajes- ¿suicidarme? -bajé la mirada apenado.

¿Debí preguntar?

-Si. -volvi a verla, pero con preocupación- No me mires asi, ¿quién no lo ha pensado alguna vez? -negó para observar ahora el mar desde la orrilla.

-Sufriste mucho...

-Supongo que tener un padre exigente, una madrastra manipuladora, la ausencia de mamá, entre otrad cosas... no fueron de mucha ayuda.

Me duele no haber estado ahí para ti, no haber podido ser tu soporte en aquella época.

-Y hoy, entiendo todo... aún asi duele, papá...

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