Moretes

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Cuando Kentin vio venir a Armin hecho una furia en su dirección solo cerró los ojos y esperó lo peor.

"Bueno al menos aún es temprano y el instituto esta casi vacio" pensó resignado a que Armin le diera una golpiza, podía detenerlo pero no tenía el corazón, el pelinegro era su otro mejor amigo después de todo.

Pero el golpe nunca llegó hasta él, así que con cautela abrió lentamente los ojos para observar al friki frente a él mirarlo enojado.

— ¿Por qué cierras los ojos idiota?— gritó Armin molesto.

— No quiero ver tu puño dirigiéndose a mi cara.

— ¡Pero no te puedo pegar si tienes los ojos cerrados!

— ¿Quieres que vea mientras me das una paliza?

— ¡Pero si no te defiendes no es justo!

Ambos estaban agitados y alterados, era su primera pelea de amigos.

— ¡So...solo lo voy a hacer y ya!— le advirtió Armin levantando su puño.

Kentin cerró los ojos con fuerza y se preparó para el impacto. Pero lo único que sintió fue un pequeño golpe sobre su pecho, casi como si solo el otro solo hubiese colocado su puño cerrado allí. De hecho aún seguía allí.

El castaño con pesar abrió los ojos y vio a su amigo que ahora lloraba.

— Eres... eres un...

— Armin...

Armin se veía tan débil, tan dolido y tan confundido.

— Quiero odiarte pero no puedo, en serio quiero pero te entiendo... pero heriste a mi hermano... y eres mi amigo y...

Kentin lo abrazo para que dejará de temblar. Los gemelos eran más altos que él y estaba seguro de que eran chicos fuertes. Pero en el fondo eran muy sensibles, solo pequeños niños que no entendían mucho del mundo.

— Lo siento— susurró aún sin soltarlo.

— Lo sé, se que no quisiste dañar a mi hermano... que no es tu culpa... pero es mi hermano así que si te pregunta te di una paliza— bromeó el pelinegro un poco más calmado pero aún con tono triste.

— Me pintare un morete y todo si quieres— respondió Kentin con igual tono pero una sonrisa conciliadora.

Ambos se rieron con algo de amargura.

— Entonces... ¿Estamos bien?— indagó con temor el ojiverde.

— Si... estamos bien— sentenció con una sonrisa el friki— pero le diré a Lysandro que me abrazaste.

Kentin tragó grueso, eso si que le daba miedo. Pero supuso que era un castigo justo por parte del ojiazul.

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Nathaniel no se consideraba bajito, maldición no, estaba seguro de que sus genes estaban bien distribuidos. Pero aún así no podía alcanzar el maldito libro de la repisa más alta de aquella biblioteca.

— ¿Quién demonios ordena las cosas en este lugar?— se quejó parandose de puntillas, un centímetro más y alcanzaría su objetivo.

— Yo— escuchó una voz conocida hablarle desde atrás.

Al voltarse se encontró con Alfred que lo miraba imperturbable.

— ¿Y por qué colocas estos libros tan alto?— preguntó  mirando algo nervioso al chico de cabello plateado.

Alfred aún sin responder sacó el libro del estante sin mucho esfuerzo y con este le dio un golpe suave en la cabeza al delegado antes de entregárselo en las manos.

— Son guías de estudio de colección privada, se supone que solo los profesores o delegados pueden tomarlos así que los coloque allí para evitar que otros los tomen sin permiso— contestó aún sin cambiar la expresión Alfred.

Nathaniel se avergonzo un poco por no haberlo supuesto antes. El chico tenía razón, aquella era la opción más viable.

— Un momento, Alfred ¿Dijiste que tu los ordenaste? ¿Dónde está Marta?— indago curioso buscando con su mirada a la castaña encargada del turno de la mañana en la biblioteca.

— William, soy William.— le corrigió el mayor con su voz tranquila— Y ella tiene unos inconvenientes en casa por lo que la estoy sustituyendo unos días.

— ¡Oh vaya!— fue todo lo que pudo responder el delegado. Estar cerca de ese chico con doble personalidad le ponía nervioso, talvez por el hecho de que él conocía su secreto— bueno, gracias tengo que entregarle esto al profesor Farres— se despidió para luego dar media vuelta con intención de marcharse pero la voz del ojiplata le detuvo de nuevo.

— Se ve.

Nathaniel se volteo a verlo con la cara pálida.

— ¿Qu...é?— indago asustado.

El mayor cambio su expresión a una más alegre y se acercó con paso ligero.

— Se ve un feo morete— canturreo el que ahora él  reconocía claramente como Alfred, mientras acariciaba con sus dedos una parte de su cuello que se veía azulada.

— Yo...yo...— intentó excusarse el ojidorado aunque sabía que era inútil porque el peliplata ya conocía la situación. Aún así su costumbre de buscar excusas era fuerte de evitar.

— Tranquilo, lo entiendo— Alfred sin dejar de sonreír finalmente alejo su mano del cuello contrario, luego se quito la bufanda gris que el llevaba y sin más la colocó alrededor del cuello del menor haciéndolo sonrojar un poco— ayudará por ahora, pero ambos sabemos que esta no es una solución permanente— le recordó alejando sus manos una vez que terminó de ordenar de forma correcta la prenda en el cuello ajeno.

— Lo sé, pero, gracias— contestó con tono apagado pero dulce Nathaniel antes de marcharse para ahora si seguir con sus deberes.

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¡DOS CAPÍTULOS EN UN DÍA! ¡Corran! ¡Es el fin!
Nah señores, se llaman vacaciones, son geniales.
Gracias por leer y comentar.
La imagen la saque del grupo de Eldarya, corazón de Melón y otros.

El Delegado Y El GuitarristaWhere stories live. Discover now