Nathaniel y Demonio (segunda parte)

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De acuerdo, aquel había sido uno de los peores días que había vivido Nathaniel, el condenado perro de su amor imposible lo había arrastrado por todo el parque y luego había quedado con energías para corretear por la casa del rubio cuando regresaron.

- Al menos quedan un par de horas para arreglar todo antes de que lleguen mis padres- pensó el delegado mientras esperaba en la entrada de su casa con el perro sujeto por la correa.

- Uhhm- hizo un gemido lastimero el animal rogando por ser soltado pero solo recibió una mala mirada en respuesta.

- Si claro, ya te suelto para que te vuelvas a perder otra hora como lo hiciste en el parque,- le riño el chico de ojos dorados- primero soltaría a Kiki antes que a ti.

El perro agacho las orejas apenado y a pesar de su gran tamaño parecía un cachorrito arrepentido, sin embargo, ni aun así Nathaniel le tuvo piedad, aun no se recuperaba del susto de casi haberlo perdido.

- ¿Donde se supone que está ese idiota?- mascullo molesto revisando de nuevo su celular, específicamente el mensaje de Castiel en el que le avisaba que llegaría en poco tiempo por su mascota.

- ¡Hey rubia! No te aproveches de mi ausencia para insultarme- se quejo el pelirrojo que justo llegaba en ese momento.

Nathaniel sintió la sangre del cuerpo arderle del coraje, aunque amaba al chico frente a él, en ese momento si hubiera tenido una silla, o mínimo un libro, a mano, se lo hubiera lanzado directo a la cabeza.

- Oh, no necesito que estés ausente para ofenderte,- respondió el rubio sonriendo con dulzura- si quieres te lo digo de frente- su rostro se torno rojo de la rabia de repente- ¡IDIOTA!- le gritó- ¿Como se te ocurre dejarme tu perro como si nada? ¿Acaso no usas la cabeza? Ah no, ahora que lo recuerdo solo la tienes de adorno.

Castiel comúnmente habría respondido a los insultos e iniciado una discusión con el delegado, pero por esta vez acepto todos los reproches en silencio y solo asintió sonriendo ya que el rubio parecía realmente agotado por tener que lidiar con su perro.

- Lo sé, lo siento, es que tuve una emergencia y no tenia a nadie de confianza a parte de ti con quien dejarlo- se disculpo el guitarrista intentando apaciguarlo un poco.

Eso pareció surgir efecto por que el rubio, aun sin soltar la correa, se cruzo de brazos y desvío la mirada sonrojado.

- ¿Y no podías llamarme antes?

- Ambos sabemos que te habrías negado y mejor pedir perdón que pedir permiso, - dijo sonriendo el pelirrojo para nada arrepentido- Además no creo que haya sido tan malo ¿Como se comportó Demonio hoy?

El delegado estaba por comenzar con su lista de mala conducta de Demonio cuando el animal hizo la mejor acción de su perruna vida. Enredo a Nathaniel con su correa y lo hizo caer sobre Castiel, llevándose a este al suelo en el proceso, haciéndolo caer sentado.

Ambos chicos se quejaron por el golpe algo desorientados.

- ¿Estas bien?- le pregunto el pelirrojo al ojidorado que aun no reaccionaba.

El delegado al notar la cercanía del rostro del otro se sonrojo por completo y se levanto rápidamente avergonzado.

- Si...si... - respondió ayudando al guitarrista a levantarse del suelo.

Demonio observaba la escena con solo una oreja levantada y la lengua afuera, en otras palabras con cara de "yo no fui".

Se quedaron en silencio unos segundos hasta que el celular de Castiel sonó.

- Tengo que irme,- informo luego de revisar el mensaje que le había llegado- pero antes, ya dime enserio ¿Como se comportó Demonio?

Nathaniel vio de reojo al perro y estuvo tentado a revelar todas sus fechorías, sin embargo, por esta vez en agradecimiento por permitirle estar tan cerca de su amor imposible lo dejaría pasar.

- Bien, excelente he de decir.

- Ese es mi perro- se regocijo Castiel orgulloso.

- Si, si, como sea, llevatelo lo antes posible por favor- le pidió el rubio recogiendo el bolso con las cosas del can que estaba en el suelo para pasárselo al contrario.

- Gracias Nath, eres el mejor- agradeció el pelirrojo al recibir la correa de su perro devuelta y marcharse de allí corriendo apresurado cual conejo de Alicia.

Nathaniel suspiró encantado por aquellas palabras y luego ingreso a su casa rápidamente, tenia mucho que ordenar antes de que regresara su familia.

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Al día siguiente en el desayuno Amber tenia mala cara.

- Mamá esta cosa sabe babosa- se quejo la rubia mientras comía su cereal en su plato favorito.

- Amber es el mismo cereal de siempre- le dijo su madre de mal humor por las quejas de la chica.

Amber que en la noche sintió un olor extraño en su almohada y algo raro al cepillarse los dientes comenzaba a preocuparse seriamente.

- Tal ves mis sentidos estén mal, debería consultar un doctor- murmuró la rubia en voz baja para si misma pero aun así Nathaniel que estaba cerca de ella la escuchó y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para aguantar la risa.

"Después de todo no fue tal malo cuidar a ese engendro del mal" pensó el delegado sonriendo.

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Al fin vacaciones en la U... Creyeron que no regresaría.. Gente de poca fe... Intentare actualizar seguido en estos días para compensar la ausencia... Gracias por leer y comentar...

El Delegado Y El GuitarristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora