Velocidad

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¿Por qué lo amaba? Ni él mismo lo sabía, tal ves porque era como el realmente añoro una ves ser, rebelde y libre. También podía ser porque lo divertía a pesar de sacarlo de quicio algunas veces o por la sexy forma en que sonreía. La verdad ni Nathaniel sabía porque amaba tanto a Castiel.

Y justo en ese momento no tenía tiempo de pensarlo ¿Por qué? Porque iba a llegar sumamente tarde, lo cual le ocasionaría problemas con su padre, problemas que no terminarían en más que golpes para él.

- Maldición- mascullo el rubio dejando de correr para poder respirar un momento.

En eso escucho el ruido de un motor deteniéndose a su lado y al voltear a ver se encontró a Castiel sobre su nueva motocicleta pandillera, la cual era de color negro adornada con llamas rojas.

El pelirrojo se quito el casco que traía y sonriendo de forma sexy miró con burla al otro.

- Hola lindura ¿Se te hizo tarde?- dijo para irritación del ojidorado.

- No engendro de gelatina de fresa, es que me gusta practicar para la maratón antes de ir al instituto- respondió sarcásticamente viéndolo de mal modo.

El guitarrista se rió a más no poder ante la molestia del delegado. Después abrió la mochila que traía y saco un casco con forma de cabeza de gato que le arrojó al rubio.

- ¿Para qué es esto?- preguntó Nathaniel confundido mirando raro el objeto.

- Veras, tu tendrás el honor de ser la primera persona en subir conmigo a mi moto nueva- explicó el ojigris entusiasta.

- ¿No prefieres subir a una linda chica?- indagó el ojidorado alzando una ceja escéptico.

- ¿Bromeas? ¿Y perderme la oportunidad de llegar al instituto haciendo una entrada espectacular con la secretaria favorita de todos?

- ¿No estarás pensando que enserio me subiré a esa cosa contigo?

- Vamos, será divertido, además si no subes llegaras tarde ¿Quiere el señor perder su perfecto récord de asistencia por caprichoso?- le picó el pelirrojo con sorna.

El chico entonces no lo pensó más se encajó el casco y a como pudo subió a la parte de atrás de la motocicleta.

- Agarrate bien- le indicó Castiel rodeando con los brazos del otro su propio cuerpo. Luego sonrió con maldad y emprendió la marcha con toda la velocidad que tenía la moto rumbo al colegio.

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Si el guitarrista quería hacer un espectáculo frente al instituto, logró su objetivo, aunque no de la forma en que él pretendía.

- MALDICION RUBIA YA LLEGAMOS, SUELTAME DE UNA VEZ- gritaba tratando de sacarse de encima al pobre Nathaniel que estaba aferrado a él como si su vida dependiera de ello.

El ojidorado solo negaba fuertemente sin atreverse a soltarse por miedo a salir volando, tanto era su miedo que ni se percataba que el pelirrojo ya había aparcado la motocicleta.

- ¿Qué esta pasando aquí?- pregunto Lysandro que llegaba de la mano con Armin en aquel momento.

- Le hice una pequeña broma de velocidad al gatadicto y ahora no se quiere bajar- explicó el ojigris avergonzado de que todos los que iban llegando al instituto les observaran como si fueran bichos raros.

- IDIOTA- le gritaron al unisono el par de tortolitos.

- Yo lo arreglo, -anunció el pelinegro sacando una marioneta de mano en forma de gato de su bolso, luego se la coloco y se acercó a Nathaniel- Hola miau-migo ¿Quieres venir con miau-yo? Miau.

El delegado vio a la marioneta y se lanzo sobre ella botando a Castiel y a la moto en el proceso.

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- ¡Oye! Escuche que tu y cabeza de cereza hicieron un show frente al instituto esta mañana ¿Es cierto?- le preguntó Arlett a Nathaniel más tarde cuando estuvieron en la sala de delegados solos.

- Algo así, aparentemente no lo quería soltar porque entre en pánico porque veníamos a toda velocidad en la motocicleta- respondió el rubio sonriendo.

- ¿No sabía que le tuvieras miedo a la velocidad? La ves que nos montamos en la montaña rusa te reías como un loco obseso- indagó curioso el pelimorado.

La sonrisa inocente del delegado principal se convirtió en una sonrisa maliciosa antes de responder.

- ¡Oh no! Yo no le tengo miedo a la velocidad, de hecho me gusta pero no tanto como me gusta abrazar a Castiel.

El Delegado Y El GuitarristaWhere stories live. Discover now