II. Percy

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En la habitación de Percy habían por todo el piso migajas de galletas y un plato lleno de ellas en medio de los dos. Nico se encontraba sentado como indio en el suelo, mientras Percy lo miraba desde su cama bebiendo leche del vaso que amablemente su madre le había traído, era increíble la amabilidad que Sally Jackson presentaba cada que alguien aparecía en su hogar, aunque su amabilidad pareció aumentar cuando el príncipe del inframundo posó su mano en su barriga y la felicitó de la manera más sincera. Hecho que sorprendió demasiado al hijo de Poseidon, no conocía aquel lado tan amable del menor.

-¿Donde está Annabeth?-. Preguntó Nico.

-Tuvo que ir a ver unos asuntos con su padre... no creo que vuelva en mucho tiempo.

   Una mueca de formo en los labios de Percy, no le gustaba estar separado de su novia, no después de las duras misiones y aventuras que ambos habían vivido, temía por su vida.

-¿Y tú qué haces aquí?

   Nico bajo su mirada intentando encontrar las palabras correctas.

-Estoy teniendo demasiados problemas con mi...novio. Tú eres lo más cercano que tengo a un amigo y...-La voz del hijo de Hades se fue apagando hasta formar un silencio entre ambos.

    Percy bajo de su cama, tomó ambos vasos de leche apartándolos, al igual que el plato de galletas quedando frente a un Nico cabizbajo, ¿cuando había sido la última vez que lo había visto de esa manera? No a la defensiva, no. Mostrando sus verdaderos sentimientos, su verdadero pesar, un verdadero Nico y no "un hijo de Hades", se acomodó a su lado y le abrazó por los hombros fraternamente atrayéndolo a él.

-Nico. Las relaciones son así, no siempre son bonitas o se mantienen en un estado alegre, a veces hay peleas, momentos en que todo parece perdido y solo debes luchar por lo que sientes, por lo que tú crees correcto-.Dijo Percy- o simplemente lo que a ti te haga feliz

   Esperó, pero no hubo respuesta alguna.

-Si quieres, puedes quedarte aquí todo lo que desees, quizá... solo necesitas descansar de todo.

   El silencio se apoderó de aquella habitación, solo se podía escuchar la respiración de ambos que inconscientemente se sincronizaban. El hijo de Poseidon aún no procesaba demasiados hechos, especialmente el que se relacionaba con el chico en sus brazos "¿Realmente estuvo enamorado de él? Y si es así ¿desde hace cuanto tiempo?" Desde que Nico le había comentado aquello, no había dejado de cuestionarse o él imaginarse situaciones en cuanto a ello "¿Y si Nico alguna vez lo hubiese besado? ¿Como se sentiría aquello?" A veces noches enteras se dejaba envolver por aquellas interrogantes, sin saber cómo responderlas o como darles respuestas. Pero ahí lo tenia, al dueño de sus interrogantes en aquellos últimos meses, prácticamente acurrucado en su pecho como un niño... como un niño, lo había conocido así, siendo un pequeño Niño friki y fácil de impresionar. Un niño tan frágil al cual rompió cuando no pudo devolver viva a su hermana. Percy tendía a culparse bastante de los dolores que pasaba Nico, a pesar de no hablarlo abiertamente, sentía que si hubiese cumplido su promesa, Nico no sufriría tanto.

-¿Dónde puedo dormir?-.Logró preguntar Nico tras un largo silencio- Es decir, suponiendo que me siento muy agotado como para realizar un viaje sombra y volver al campamento.

   Una sonrisa asomaba por los labios del de ojos verde mar, prefería eternamente tener a Nico gastando bromas nada de divertidas respecto a sobre exigirse que tenerlo culpándose por algo o sintiéndose agobiado por algún tema. Se levantó y sin dar explicaciones le preparó su propia cama, el luego vería como dormiría, pero quería que el hijo de Hades  descansara como correspondía, de alguna forma, se sentía responsable de este, ademas quería ser un buen anfitrión.

-Toma mi cama, Nico.

  Sin dejar que el otro fuera a siquiera protestar salió de su habitación, sabía que debía tener un saco de dormir en algún lugar de su casa "¡Aquí está!" pensó  animadamente en cuanto lo encontró e iba a celebrar en su habitación su gran logro hasta que vió a aquel chico de piel oliva durmiendo plácidamente en su cama, cerró suavemente la puerta y se acercó a este acariciando suavemente sus cabellos medianoche, ¿siempre había poseído un rostro tan angelical? ¿O sólo ahora venía a darse cuenta de ello? Era una afirmación peligrosa, pero podía asegurar que era más guapo que Eros o tal vez que el mismísimo Apolo. ¿Que clases de pensamientos estaba teniendo?

-Descansa, Nico.

Can't help falling in love with you (Percico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora