Todavía falta Parte II (Errores Técnicos)

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Buenas noches, no voy a decir mucho, porque, me muero de sueño, pero ahí va 🤣______________________________________

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Buenas noches, no voy a decir mucho, porque, me muero de sueño, pero ahí va 🤣
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P.O.V Michael.

Oí la alarma del celular vibrante y molesta, resonando en mi mesita al lado de la cama.

Lo tomé para apagarlo sin siguiera abrir los ojos, al conocer de memoria su ubicación. Al acabar con el molesto sonido volteé al otro lado de la cama buscando con el brazo a Karol, como suele ser de costumbre, cuando no le agarra sus rabietas feministas o sus conspiraciones en mi contra y va a dormir a su cuarto, pero esta vez, no se encontraba a mi lado, y definitivamente esos no son los motivos.

Abrí los ojos llevando mi vista al techo y me pasé las manos por el rostro.

Mamá.

Mamá y su pinche regla arcaica de "Si yo estoy, dormimos juntas, además falta poco para casarte, ya trata de aguantarte".

Me lleva la fregada.

Como si fuera a tener el valor de tocar a Karol, estando ella en la habitación de jun... Bueno si, ya mejor dejo de autoengañarme.

«Pero que marrano eres, ya ni los conejos, wey»

Por favor...lo haría despacio, ni siquiera se daría cuenta.

«Mejor levántate y deja de estar diciendo mamadas»

Lo haré, pero no porque lo dices tú.

Corrí las sábanas a un lado tomando asiento al borde de la cama y estirando los brazos a la par que daba un bostezo.

Me dió calosfríos debido a mis paños menores. De modo que tomé mi pantalón del piso pasando sus extremos por mis piernas hasta levantarme para que llegue hasta mi cintura.

—Buen día hijo, Karol ya está desayunando, pero conociéndote de seguro no le hiscite caso a la primera tocada de la alarma —Entró a mi cuarto sorpresivamente a lo que volteé alarmado para subir por completo la cremallera y abrochar el botón del pantalón.

—¡Mamá, estaba semi desnudo! —Exclamé alarmado en lo que trataba de cubrir mi torso con las manos.

—Ay, por favor, hijo —Abrió mi armario y jaló una de mis camisetas para luego lanzármela —He cambiado tus pañales, conozco tus canicas —Dijo cruzándose de brazos.

—¿Ah si? —Me coloqué la camiseta —Pues ya a pasado mucho tiempo, y ya no son canicas —Dije con determinación.

—Uy si, en este aspecto heredaste el ego de tu padre —Rió.

—No es ego, es la mera verdad —Dije entre dientes.

—Claro, hijo, ya ve a desayunar —Señaló en dirección de la cocina.

—Lindas pantuflas de unicornios —Realicé aquella observación.

—Me las prestó Karol, gracias, por cierto...¡Mira nada más este cochinero! —Abrió los brazos señalando a su alrededor —¡¿Aquí sueles meter a la pobre niña?! ¡Seguro cree que eres un indigente! —Regañó —Mira nada más...¿Por qué demonios están tus calzones colgando del mango de la guitarra? —Señaló a la guitarra colocada en su soporte con dos de mis calzones colgando de él.

Detrás de escenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora