Nos Unificamos Parte I (Hay un lugar)

960 86 135
                                    

Bueno, aquí comienza el final

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.


Bueno, aquí comienza el final.

Así que, esta parte es para tí  reads_books16

No sé tu nombre, no sé de donde eres, no sé si leerás esto, pero te juro que tienes unos comentarios bien creativos 😆

______________________________________

P. O. V. Ruggero.

—Pronto, amore, ya nos deja el avión —Llamé bajando la cajuela del taxi.

—Ya, ya vamos —Decía agitada tratando de acomodar su bolso mientras sostenía a Edmon.

Negué con una sonrisa, acomodé mis lentes oscuros y caminé unos pasos hasta ella, arrebatándole a mi hijo, para que pudiera organizarse mejor.

—¿No olvidas nada? —Pregunté, mientras Edmon desacomodaba mis lentes oscuros.

—No soy vos, querido, por favor —Dijo con suficiencia.

—Entoces entra al taxi, que nuestro vuelo ya está por salir —Edmon jugaba por mi rostro y estironeaba mi cabello —Figlio, así no —Sentí cosquillas.

—Mi bebé no va a México sin protector solar —Sentenció, continuando con su búsqueda.

—Pero si ya lo empaqué —Anuncié desesperado por llegar al aeropuerto.

—¿El biberón? —Me observó desconfiada levantando una ceja.

—Obvio, pero si yo fuera él, continuaría eligiendo tus pechos —Comenté sin pudor.

—No empieces, Ruggero Pasquarelli —Amenazó —Ay, mirá nada más —Señaló con la mano mi rostro —Olvidaste afeitarte —Me recordó.

—Lo hago al llegar a México, no acaba el mundo —Dije tranquilo.

—Ya hablamos de esto —Volvió a tomar a Ruggie en brazos —A Edmon le suele dar sarpullido la aspereza de tu barba —Revisó buscando algún indicio de ello.

—No tiene nada, Cande ¿Podemos subir ya al taxi? —Pedí.

—Bien —Acomodó mis lentes oscuros e ingresó al mentado taxi por fin —¿Recuerdas el nombre del hotel, verdad? —Preguntó.

—Claro —Ingresé a su lado, cerrando la puerta del taxi —Al aeropuerto, por favor —Ordené al taxista.

Pasé mi brazo por los hombros de Cande bajo la mirada atenta de Edmon.

—Baba —balbuceó, entre otras incoherencias.

—Es papá, figlio —Corregí.

—No, es mamá, cielito —Corrigió Cande, levantándolo de las axilas, ocasionando que riera.

—Eres demasiado joven para caer en el encanto de las mujeres, Ruggie —Lo apunté, el sólo se concentró en mi dedo, con el asombro característico de los bebés.

Detrás de escenaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant