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―Me alegra saber que vino muchísima gente. Me hace recordar lo querido que era Robert ―dijo Caroline mientras bebía un sorbo de café.

―Estoy agotado ―bufó Benjamin sin siquiera haber probado el café que su madre le había preparado.

―Fue un largo día, hijo. ¿Por qué no vas a descansar?

―Sí, lo haré ―Suspiró y me miró con la interrogante en el rostro― ¿Karin?

― ¡Ay, no, Benjamin! ―Caroline detuvo cualquier intento de su hijo por alejarme de ella― ¡Deja que me haga un poco más de compañía! Siempre es bueno tener tiempo de mujeres a solas.

―Madre, Karin seguro está muy cansada. El vuelo y todo eso.

―No, estoy bien ―dije terminando un té inglés y poniendo la taza sobre el pequeño platillo de cerámica― El Jet Lag me está afectando un poco y no tengo sueño.

―De acuerdo ―Besó a su madre en la frente― Mientras no conspiren en mi contra.

―Somos las dos mujeres que seguramente más te aman en este mundo, cielo. No digas algo como eso.

Benjamin me miró directamente como tratando de constatar si lo que había dicho su madre era cierto y mis impulsos románticos se habían negado a dejarme, así que me puse de pie frente a él, me puse en punta de pies para alcanzar sus labios y le di un corto pero cariñoso beso, el que acompañé con una caricia en su mejilla.

―Descansa, cielo.

Volvió a mirarme perplejo sin entender que pretendía, pero esta vez prefirió pasar de la evidente conversación que nos hacía falta y salió de la sala dando un suspiro.

Volví a sentarme frente a la señora Peyton, dispuesta a ser interrogada e incluso vapuleada por ser la novia de su único y adorado hijo, pero su actitud fue totalmente opuesta.

―No sabes cuánto me alegro de que estén juntos.

― ¿De verdad? Pensé que recibiría el sermón de la suegra ―Ambas reímos.

―Para nada, cariño ―dijo sirviéndome más té, en la misma taza que había dejado vacía― Tus padres, Robert y yo siempre creímos que ustedes habían nacido para estar juntos.

― ¿Tanto así?

― ¡Claro! Te mostraré algo.

Se puso de pie, fue hasta un librero color caoba acorde con las antigüedades que llenaban la estancia, tomó un gran libro de cuero café obscuro y volvió a sentarse -esta vez en el sofá- con el libro en sus muslos. Cuando lo abrió, me percaté de que era un álbum de fotos y al ver la primera imagen, su rostro pareció iluminarse.

―Acércate ―dijo golpeando el cuero del gran sillón a su lado con la mano extendida, a lo que obedecí y me senté junto a ella― Mira, estos somos Kennard y yo cuando nos casamos ―Vi en la imagen a Caroline mucho más joven y vestida de novia, del brazo de un hombre que era casi idéntico a Benjamín excepto por su cabello castaño y bajo ella, estaba escrito con pluma y una hermosa caligrafía: "Señor y señora James" ― Benjamin llegó cuatro años después de nuestra boda ―dijo volteando la página y mostrándome una imagen de su hijo cuando apenas tenía unos cuantos días de vida, lo que me provocó una ternura indescriptible― Desde niño tenía el carácter de su padre. Serio, algo tímido pero fuerte, valiente y elegante ―Volteó nuevamente la página y vi a Benjamin cuando no tenía más de dos años, de mejillas rosadas y esponjosas, vestido con un Smoking en miniatura, lo que nos provocó risa a ambas― Pero cuando Kenny murió... ―Oír ese nombre me causó sorpresa, pero lo asocie a una mera casualidad― ...digo... Kennard. Tu padre le había puesto ese apodo, Kenny, cuando se conocieron en la secundaria.

Born to you [TERMINADA]Where stories live. Discover now