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Con una agilidad sorprendente y sin dejar de recorrer mi boca con su lengua, pasó sus brazos por la parte posterior de mis rodillas y se aferró con sus manos de mis muslos, dejándome a la distancia suficiente para que la punta de su miembro recorriera de punta a punta mi vagina, solo con la intensión de aumentar la frustración que me provocaba la anticipación de lo que estaba a punto de ocurrir.

― ¡Mierda, Benjamin! ¡Ya basta! ¡Fóllame de una buena vez! ―exigí perdiendo la cabeza.

―Además de celosa, ansiosa, señorita Clayborne ―ronroneó en mi cuello.

―Vas a volverme loca ―gruñí.

―No más de lo que tú me tienes a mí.

―Benjamin... por favor ―supliqué.

―De acuerdo, cariño. Esto va a ser fuerte. Solo dime que me detenga si no puedes soportarlo.

―No soy de cristal, Benjamin. ¿¡Quieres follarme de una puta vez!? ―No sé si eso fue una orden o una súplica, porque ya ni siquiera era consciente de lo que decía.

Volvió a besarme descontroladamente como si se le fuera la vida en ello y cuando acabó, atrapó mi labio inferior entre sus dientes y se alejó unos milímetros de mí, lo suficiente para tener el impulso necesario para por fin penetrarme.

Su primera embestida fue tan imprevista y contundente que no pude evitar soltar un grito, que provocó que Benjamin se asustara, diera un respingo y soltara mis labios.

― ¿Estás bien?

―Dios... si. Solo hazlo, por favor.

Con mi cuerpo entre sus manos me levantó para salir de mi interior y luego volvió a entrar, repitiendo la misma acción un par de veces que fueron suficientes para que nuestros cuerpos comenzaran a conocerse y acoplaran a cabalidad.

Cuando ambos estuvimos más cómodos al encontrar la sincronía de nuestros movimientos, comencé a recibir una tras otra sus arremetidas, cada vez más rápido y con más fuerza, tanto que sentí que me partiría en dos, pero era una sensación tan dolorosa como agradable que simplemente le imploré por más, una y otra vez.

Sentía que por mi cuerpo ya no corría sangre, sino magma denso y ardiente. Sentía que estaba poseída por Asmodeo -el demonio de la lujuria- y que por fin había encontrado a quien lograba llevarme a rincones que ni yo misma conocía, pero que agradecía por fin haberlos hecho parte de mi vida.

―Karin, eres... Dios. He estado perdiendo el tiempo durante años.

―Benjamin ―jadeé.

Me quedé con las palabras en la boca porque mis músculos se tensaron y sentí que el orgasmo estaba germinando en mis entrañas y acercándose demasiado rápido.

―Sí, cielo. Córrete para mi, cariño... hazlo.

Apoyó su frente en mi hombro y luego de penetrarme un par de veces más de manera bestial, mi cuerpo floreció para él y alcancé el orgasmo más alucinante que había tenido en mí toda mi vida, en el que el finalmente me acompañó corriéndose con violencia dentro de mí.

Luego de permanecer en la misma posición por un par de minutos, mientras nuestras respiraciones volvían a la normalidad, suavemente me deslizó contra su cuerpo, volvió a poner mis pies sobre el suelo, me acurrucó entre sus brazos y dejó el agua tibia recorriera nuestros cuerpos.

― ¿Estás bien?

Tenía mi cabeza apoyada en su pecho con los ojos cerrados y estaba sumida en una deliciosa armonía compuesta por los latidos de su corazón, su respiración, la mía y el sonido que el agua hacía al caer al suelo, así que simplemente asentí en silencio dejándome llevar. Deseaba que ese momento se perpetuara, que no acabara nunca y que simplemente el reloj se detuviera justo ahí.

Born to you [TERMINADA]Where stories live. Discover now