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"Lo hago" Repitió su voz en mi cabeza y ahí estaba otra vez. Sabía perfectamente que no se refería solo al hecho de seguirme. Sabía que en esa respuesta había algo más, pero que lamentablemente no estaba planeando descubrir que era, así que mis queridos Louboutin me guiaron directo a la bodega de la cochera y al encender las luces, dejé al descubierto tres automóviles más, que estaban tapados por unas fundas protectoras de color gris.

― ¿Hay más? ―Me miró extrañado.

―Sí, pero no desesperes. Estos no son parte de la colección. Alguna vez lo fueron, pero mi padre decidió que no encajaban con ella, así que pidió que los dejaran aquí para luego negociarlos, cambiarlos, venderlos. No sé, mi padre siempre encontraba la manera de divertirse, mucho más si se trataba de autos.

―Entiendo. ¿Entonces?, no cuadraban con el estilo del señor Clayborne.

―No, la verdad no. Pero imagino que este si cuadra con tu estilo ―dije tomando la tela que cubría al primero de ellos y tirándola de un solo ágil movimiento, para dejar al descubierto un carísimo secreto que dejó a Benjamin con la boca abierta.

― ¿¡Es una broma!? ¿¡Cómo diablos un Ferrari 275 NART Spyder no cuadra en una colección como esa!? ¿¡Sabes cuánto vale!? ―Por poco y dijo todo eso a los gritos.

―Veintisiete millones y medio de dólares. Lo sé.

― ¡Dios, Karin! ¡Es hermoso!

De acuerdo, si volvía a repetir mi nombre con ese ímpetu y entusiasmo, juro que me iba a volver loca, así que debía ponerle punto final a la situación antes de que me lanzara a sus brazos y me lo follara yo misma sobre el rojo capó del NART Spyder.

Sin conocer el motivo o la razón, a diferencia de lo que me había ocurrido con Lowell, de pronto sentí que Benjamin si era el tipo de persona a la que me gustaría ver conducir los autos que alguna vez fueron de mi padre, así que sin pensarlo un segundo más, como acostumbro a hacerlo cuando mis defensas han sido totalmente aniquiladas, esputé.

―Es tuyo.

Se volteó a pasos de pingüino, como si sus músculos se hubiesen paralizado y estuviera haciendo un esfuerzo increíble para lograr mirarme a la cara y confirmar que lo que había dicho no era una ridícula broma con la que le estuviera tomando el pelo.

― ¿Disculpa? ¿Qué dijiste? ―Sacudió la cabeza como si creyera que lo que había escuchado era parte de su imaginación.

―Tómalo como un regalo de cumpleaños. Lo enviaré a tu oficina la semana que entra, después de que le hagan una última revisión y le encargaré a mi asistente que haga los trámites legales. Es tuyo.

― ¿¡Te volviste loca!?

―No, para nada ―confirmé sin darle mayor importancia a su desconfianza. No todos los días alguien te regala algo como eso, así que era comprensible, pero todo este asunto, para mí tenía más un valor emocional que económico― Ya te dije, estos eran los tesoros de mi padre, no los míos y finalmente el NART está aquí, escondido bajo una lona que cada día se llena más y más de polvo. Prefiero que esté en un lugar donde alguien lo aprecie más que yo y por lo que puedo ver, incluso más que mi propio padre ―Me fue imposible no sonreír ante eso.

Ni siquiera sabía por qué había hecho semejante ofrecimiento, pero necesitaba salir inmediatamente de ese lugar antes de que diera un paso completamente en falso y arruinara todo el plan con respecto al hecho de que necesitaba que comprara casi la mitad del Holding. Así que sin decir una palabra más, me di media vuelta y salí.

Un paso tras otro y uno más tras otro más, salí rápidamente de la bodega y caminé por el pasillo de la cochera sin querer enfrentarme a la realidad.

Born to you [TERMINADA]Where stories live. Discover now