seis

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—¿Qué comeremos?— le pregunté en voz baja a Calum mientras nos dirigíamos directo a la cochera.

—Hmm... ¿Mc Donald's?— rió pasando uno de sus brazos sobre mi hombro.

  —Suena bien.

Con las chicas, un restaurante de comida rápida jamás hubiera si quiera, sido una opción. La comida "saludable" era lo de siempre, sin embargo, en secreto, yo disfrutaba mucho más una hamburguesa y unas papas que una ensalada.

Entramos a una habitación gigantesca. En ella habían ocho autos de distintos colores que adornaban alrededor.

Michael tomó las llaves de un deportivo rojo y se montó en el asiento del piloto. Inmediatamente Calum y Ashton se apresuraron para subir.

Ya no había espacio para mi ni para Luke. Malditos autos deportivos.

    —Oh...lo siento preciosa, creo que nos emocionamos de más— dijo Ashton con remordimiento -Me bajaré para que...

    —No hay problema, nos iremos en otro— dijo Luke despreocupado—. Soy mucho mejor conductor que Michael.

—Hmmm, ¿desde cuándo eres mi portavoz?- espeté.

Rápidamente Luke tomó unas llaves y subió a la única camioneta del lugar. Una Range Rover verde militar.

    —Desde hoy— dijo Luke a través de la ventanilla de la camioneta mientras se ponía unas gafas de sol oscuras —No te quedes ahí, sube.

Lo miré disgustada y me subí. Una sonrisa burlona se formó en la boca de Luke y en mi mente, un viaje a solas con él no hacía mucha gracia.

La compuerta de la cochera se abrió lentamente dejando entrar la luz del exterior y todos salimos directo al restaurante.

Sydney era hermoso, colorido, con vida. Por la ventanilla los árboles pasaban tan rápido que llegó el punto en que se convirtieron en una cinta de película continua y el cielo también, que comenzaba a tornarse naranja con morado por el atardecer.

Los dos primeros minutos de camino fueron silencio total a excepción de una canción ochentera que sonaba en la radio. Ni él ni yo hablábamos. Entonces, en un intento de seguir mi sentido común decidí romper el hielo.

    —No te agrado, ¿cierto? — pregunté de pronto.

El río entre dientes.

    — Llevamos una hora de conocernos— volteó a verme mientras mordía el piercing en su labio— Si no lo hicieras, tu trasero no estaría sobre ese asiento.
De hecho creo que yo soy el que no te agrada — añadió, haciendo énfasis en "yo".

    —Tal vez es así — dije cruzándome de brazos.

   —Sé que no.

El auto se detuvo súbitamente por un semáforo en rojo.

—No eres buena mintiendo- añadió.

   —Ni tú manejando.

En ese momento aceleró, provocando que una corriente de adrenalina corriera por todo mi cuerpo. Él lo notó y una sonrisa de satisfacción mezclada con diversión se formó en su rostro.

—No sabía que podías analizar a una persona en menos de seis segundos— dije intentando volver al tema anterior e ignorar lo ocurrido—¿Cómo lo haces?

   —Tengo muchos talentos—contestó
—De hecho hay muchas cosas que podría mostrarte. Claro, si quisieras...- dijo pasando una mano a través de su cabello rubio.

¿Había escuchado bien? Por primera vez su respuesta no había sido de una manera coqueta. Más bien, fue amistosa. Lo cuál me sorprendió ya que para mí eso había tenido doble sentido y bueno, estamos hablando de Luke.

  —Bien. Dime algo sobre mí— contesté intentando dejar a un lado el sarcasmo.

Volteó a verme por un momento y después volvió su vista al frente.

   —Eres misteriosa, simpática, increíblemente guapa y...—pausó alargando la última letra — Tienes toda la facha de ser el próximo amor de mi vida.

   —¿Tanta mala suerte tendré?— me limité a decir mientras sonreía intentando sonar asqueada.

Bueno definitivamente no me esperaba eso.

Después de eso vi que nos acercábamos al restaurante. Cuando llegamos redujo la velocidad y apagó el motor, aparcando justo al lado de Michael y los demás.

   —Llegamos.

Talk fast «l.h»Onde histórias criam vida. Descubra agora