tres

67 5 0
                                    

   —¿Creen que vivan chicos sexys en Australia?

   —Taylor eso es lo último en lo que deberías estar pensando— dije mientras buscaba nuestros asientos en el avión —Los hombres y la diversión no siempre van juntos.

   —______, no tienes derecho a opinar- se apresuró a decir Madison— No has estado con alguien desde lo de...

Le dirigí una mirada asesina para que no terminara la oración. Hace varios meses terminé con un chico del instituto que me había lastimado mucho y esperaba no volver a topármelo jamás, desde ese entonces no me ha interesado estar en alguna relación.

El vuelo hasta Sydney duró unas 17 horas. Durante el vuelo estuve platicando con las chicas acerca de nuestros planes en la ciudad, durmiendo y escuchando música, por lo que el tiempo pasó muy rápido.

Aterrizando, tomamos un auto que nos condujo a casa del tío de Madison por 30 minutos.

Jamás había estado en Australia.
Y estar aquí, ahora, se sentía muy bien.

Cuando por fin el chofer aparcó quedé sorprendida. Sabía que Zack amaba los lujos pero no esperaba una mansión tan grande y hermosa.

Después de pagar nos dirigimos a la puerta, la cual se abrió mucho antes de tocar. Zack y su esposa Jane se encontraban ahí. Parecía que ellos ya estaban por irse.

    —Chicas, justo a tiempo— dijo cálidamente Jane -Pasen.

    —¿Cómo estuvo el vuelo?— preguntó Zack mientras nos ayudaba a meter nuestro equipaje.

    —Muy largo y muy pesado— Taylor se quejó.

    —Bueno, en realidad no est...— no pude terminar ya que el sonido de una batería y guitarras a lo lejos interrumpieron.

    —Zack, ¿qué demonios es eso?—Madison lucía confusa.

—¡Los chicos!— Jane sonrió.

Taylor y yo nos miramos extrañadas.

    —¿Qué chicos?— Taylor articuló con la boca sin hablar.

Alcé los hombros desconcertada.

De pronto, un chico con cabello color rojo, una camisa negra y jeans negros rotos apareció de la nada.

Madison inmediatamente soltó sus maletas y corrió hacia él.

—¡Mikey!— se trepó en él dándole un gran abrazo —¡No puedo creerlo! ¿Qué hacen aquí? Creí que saldrían de viaje.

—Y ese era el plan— dijo Michael- pero Zack nos invitó y decidimos quedarnos para darles una pequeña sorpresa.

    —Michael es hijo de uno de mis socios— nos explicó Zack a Taylor y a mí— Él y Madison son muy buenos amigos- miró a ambos sonriente.

Llevaba más de 10 años de amistad con Madison y ¿nunca en su vida se había dignado en contarme sobre este guapo australiano pelirrojo?

    —Bueno, nos gustaría quedarnos, pero tenemos que irnos ahora— comentó Jane apresurada.

    —Recuerden están en su casa. Confío en que la dejo en buenas manos— bromeó Zack.

    —Nos vemos pronto, diviértanse—ambos se despidieron.

—¡Adiós!—todos dijimos al unísono.

Después, tomaron su equipaje y cerraron la gran puerta de entrada creando un estruendo que resonó en toda la casa.

—Y... desde ahora estamos solos—dijo Michael metiendo ambas manos en los bolsillos de su pantalón.

Volteé a verlo. Parecía un chico agradable. Me sonrió y le devolví la sonrisa.

De pronto, detrás de él aparecieron otros dos chicos.

    —Oh ellos son Calum, Ashton y...- pausó Michael —¿Luke? ¿Dónde demonios está Luke?

    —Probablemente asaltando el refrigerador— río con encanto el chico con rizos, al cual Michael había presentado como Ashton.

    —Y ellas son _____ y Taylor— se apresuró a decir Madison señalándonos— Que al parecer se han quedado mudas.

"Maravillosa presentación. Sin duda la mejor amiga del año."

Le di una mirada rápida a Madison que transmitía mis pensamientos anteriores.

Solo se limitó a sonreír triunfante.

—Bueno voy a subir mis maletas, sigan conociéndose— Madison nos guiñó un ojo pícara y se alejó por las escaleras.

Taylor y yo nos acercamos a Michael y a los chicos.

    —Con Madison como amiga nadie quiere enemigos— dijo Calum.

Ambas reímos. Tal vez por que sabíamos que eso era totalmente cierto.

    —¿Cuánto tiempo llevan aquí?— pregunté.

    —Llegamos ayer por la noche, hemos estado tocando— contestó Michael.

—¿Tienen una banda?—preguntó Taylor.

    -Sí, algo así- dijo Calum asintiendo dudoso.

    —Tocan muy bien— sonreí.

    —Por supuesto que lo hacemos. Igual, sabemos tocar muy bien otras cosas— añadió una voz masculina que parecía estar detrás de mí. Y al voltear lo ví.

El rubio se detuvo durante unos segundos para observarme de pies a cabeza y cuando nuestras miradas chocaron, me guiñó un ojo. Después continuó a paso seguro su camino hacia la sala.

—Ah, él es Luke— dijo Michael.

Talk fast «l.h»Where stories live. Discover now