Capítulo 20. Demasiado que pensar.

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Saqué el hielo de su mano y se lo coloqué en el ojo. —Repito, NO es tu culpa. Y tu padre te devolvió el golpe, ¿verdad?

—Sí. Y sí lo es, Lia. Si yo no me hubiera marchado de allí. Si tan sólo me hubiera quedado y hubiera luchado con mi padre para alejar a mamá de ella... nada de esto hubiera pasado. 

—No podías quedarte, tú me lo dijiste.

—Fui un cobarde.

Le saqué el hielo de su ojo y volví a ponérselo en la mano. —Deja de mortificarte. Tu madre estará bien, ya verás...

Nos quedamos un rato en silencio, yo iba cambiándole el lugar del hielo del ojo a la mano de ratos y Zachariah solo me miraba. Luego me levanté a tirar el hielo y volví a sentarme a su lado. 

—¿Puedo pedirte algo?— susurró.    

—Claro— dije sin dudar. 

—¿Me besas?— dijo mirándome a los ojos. Lo miré sorprendida por la pregunta, pero me acerqué a él y pasé mis brazos alrededor de su cuello. Asentí cortando la distancia entre ambos y lo besé. 

Fue un beso lento y suave que iba subiendo la intensidad a cada segundo. Zachariah pasó sus brazos alrededor de mi cintura y me acercó a él abrazándome. Nuestros torsos se tocaban pero no era suficiente así que pasé mi pierna por arriba de las suyas y me senté a horcajadas arriba de él. Nos abrazamos fuerte y el beso ya no era suave ahora era feroz y nos estábamos quedando sin aire.

Corté el beso para tomar un poco de aire. Zachariah me estaba mirando con un brillo en los ojos. Antes de que pudiera decir nada tomó mis labios devuelta y nos seguimos besando. Podía sentir como su amigo estaba tomando vida debajo mío por lo que me alejé y volví a sentarme a su lado. No estaba lista para eso. No aún. 

—Lo siento— dijo Zachariah entiendo el por qué me corrí. 

—No... Está bien— dije acariciando su mejilla y dándole otro beso. No quería que se sintiera mal por mis miedos. 

Me sonrió de lado y dijo: —Gracias por cuidarme.

—No hay de qué— contesto sonriéndole.

—Debería irme... tu madre puede estar por llegar— asentí y él se levantó dirigiéndose a la puerta. Lo seguí y le abrí la puerta. Me miró.

—Enserio, gracias— dijo y tomó mi rostro entre sus manos dándome un último beso de despedida antes de marcharse. Entré a mi casa y cerré la puerta apoyándome en ella. Se sentía bien esto. Estar así con él... los cosquilleos en el vientre que sentía al besarlo... era hermoso. 

La puerta se abrió de golpe haciendo que me fuera hacia delante. —¡Ay hija! No tienes que estar así apoyada en la puerta, podrías haberte caído— dijo mi mamá entrando en la casa con unas bolsas de las compras. 

—Lo siento— dije disculpándome.— Me había distraído pensando en... no importa.

—¿Quién es el afortunado?— dijo mamá caminando hacia la cocina. La seguí frunciendo el ceño.

—¿Quién es qué?— pregunté confundida.

—El afortunado— contestó lanzándome una mirada de "tú sabes de lo que te estoy hablando" antes de darse vuelta y comenzar a guardar las cosas que compró.

—No te entiendo— dije cruzándome de brazos. —Sé clara.

Mi mamá se sentó en la mesa una vez guardó todo y me miró. Hice lo mismo. Mamá suspiró.—¿Quién es el afortunado que robó tu corazón?

Me levanté de golpe. —¡Nadie! No estoy enamorada de NADIE.

—Ajá— contestó simplemente. —¿Y entonces por qué te alteras tanto? Era solo una pregunta.

Mierda. Tiene razón. Me senté y carraspeé antes de contestar. —Por nada. ¿Y por qué piensas que estoy enamorada?

—Instintos de madre.

—Pff sí, claro. "Instintos de madre" vaya cosa— dije burlándome y sacándole la lengua. 

Mamá me miró levantando una ceja. —Lo entenderás cuando seas madre. Ahora, ¿no piensas decirme quién es?

Negué con la cabeza. Mamá sonrío— Entonces si hay alguien.

Golpeé mi frente con mi mano. Caí en su juego. —¡No! No hay nadie y no te voy a decir nada porque no existe ese "alguien"— dije haciendo las comillas con mis manos.

—¿No será Nicolas?— dijo ignorando completamente lo que dije.

 —¡No! ¡Por dios! Nicolas es cómo un hermano para mí. 

Asintió considerando mi respuesta y luego suspiró. —Bien. Ya que no quieres decirme quién es tengo una sola cosa que decirte, Lia: No temas al amor. Puede que alguna vez hayas sufrido, pero eso no será para siempre. El amor es lo más bello que hay. No temas a enamorarte. 

Y tras eso, se levantó y se marchó de la cocina dejándome sola para que analizara lo que me acababa de decir. Tenía demasiado que pensar.

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 ¡Hola! No pensaba subir tan pronto, pero ya tenía el cap listo y como bueno, aquí en mi país es el día del amigo, decidí subirlo como regalo para ustedes :)

Espero que los difruten, ¡gracias por leer! y no se olviden de votar y comentar.

Besos, SraFinlay

Pd: Trataré a partir de ahora subir todos los sábados. No prometo nada, pero quiero planearlo así. Por ahora estoy de vacaciones y subiré cualquier día, en cuanto tenga el capítulo listo. Pero luego de eso sí, trataré de subir todos los sábados :)

¿Y si te robo un beso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora