CAPITULO 59

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-Traherns! Al fin ya tenemos la confesión del abogado!
- Maravilloso!!, no podía esperar menos de usted!!
- Y de mi gente!!, la verdad no nos fue complicado dar con su paradero, lo interrogamos y dio los detalles necesarios para apresar a la distinguida dama Odette y por supuesto a este prospecto de abogado.
- ¿Cuándo será la visita a Odette Losson?
- Lo más pronto posible ya que su abogado el señor Woods firmó su declaración y se presentó como complice y co-autor de todo el daño ocasionado a la joven.
- Debo buscar a Shannia entonces!!!
- Puede hacerlo, pero no la ponga al tanto de que a su tía le vamos a visitar sorpresivamente. Solo lo menos posible.
- Deseo que todo esto termine de una vez, que Odette pague de una vez por todas todo el mal que le hizo a Shannia.
- De seguro la señorita Sellers va a tomar posesión de lo suyo apenas podamos apresar a su tía.
- Sellers???
- Si, Shannia Sellers.
- Yo sabía que su apellido era Briand...
- Si, el materno, asi que no todo era mentira después de todo.
- Ohh, claro que no...

Esa misma tarde Duncan volvió a la búsqueda de su amada Shannia, esta vez con menos espectativas que antes, todo terminó muy mal la última vez y de seguro ella estaría muy dolida y enojada. Pero no se merecía menos, él la trató muy despreciativamente y dudó siempre de ella, como hubiera cambiado todo si se hubiese enterado a tiempo de las cosas!!!
El viaje fue de la manera más a prisa que pudo. Llegó al anochecer y solo tocó con un suave golpe la rústica puerta de la humilde casa.
Dentro no se escuchaban sonidos, solo el silencio, de seguro ya dormían.
En un instante pensó en marcharse y regresar otro día mas temprano, aunque el viaje haya sido largo y extenuante, pero no era justo importunar a esa hora, su ansiedad por ver a Shannia le había hecho perder la noción del tiempo.  Pero al girar sobre sus talones la gran puerta se abrió.
- Señor Traherns, ¿ en qué puedo ayudarlo ahora?- dijo Shannia sorprendida
- Shannia...yo....vine a pedir....tu perdón...
- ¿No cree que es algo....tarde?- lo miró cautelosa.
- Si...en verdad acabo de darme cuenta....lo siento....pero necesito hablar contigo...aunque sea un momento....como para que mi viaje no haya sido en vano.
- No es decente...¿y porqué debería permitirle dar explicaciones, cuando usted no me dio lugar alguno para las mías...?
- Lo sé...pero estaba totalmente ciego...no pude ver nada de lo que pasaba, por tan solo mantener mi estúpido orgullo.
- Lo siento Señor Traherns...ahora yo no tengo tiempo de escucharle....
- Pero, Shannia!!! Yo estoy realmente arrepentido, no sé como pude ser tan tonto y dejarme llevar por las habladurías...
- Usted...quizo creer en Hether antes que en su prometida. Y no solo eso, sino que no quizo escuchar mi versión. Ni la primera vez...ni la segunda...
- ¿Cómo puedo lograr tu perdón?, dímelo!!!
- No lo necesita, no me necesita, demasiado daño ya hice en su hogar.

Duncan tomó su rostro con ternura y observó esos ojos ambarinos que tanto amaba, con temor y dolor contenidos.
Se dispuso a marcharse pero esos labios rosados no le permitieron perder la batalla. Se dejó llevar y plasmó un beso apasionado en ellos.
A la sorpresa de Shannia se sumó el enojo, de ser tratada vilmente como una gran embustera sin oportunidades de defenserse y de un solo empujón logró zafarse de su agarre.

- Eso quiere decir...que no contemplaras la idea de perdonarme?
- Yo no debo perdonarlo, solo usted sabe el daño inmenso que hizo en mi.
- Pero podemos volver a intentarlo...
- No....no puedo...vayase..por favor.....

Y sin mas miramientos Duncan dio la media vuelta y partió sin réplica alguna.
Esa noche fue más tortuosa que nunca, ella se culpaba y reprendia por no haber dejado dar la mínima explicación, pero ella tambien valía aunque fuese una joven desamparada, su dignidad no le permitía dar un paso en falso, solo dejaría que el tiempo pase y así poder pensar mas friamente. Su alma se encontraba destrozada, moría por haberle perdonado y a la vez se decía que no podía ceder tan rapidamente.
Los días grises seguían azotando a su corazón herido, de cuanto en cuanto su imaginación le volvía a jugar una broma, escuchando el sonido de cascos lejanos que se acercaban en su búsqueda, pero toda ilusión decaia al ver que solo era producto de su mente.

Mi Dulce MentirosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora