Capitulo 17

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Decidida a abandonar el lugar se dispuso a cruzar el jardín hasta llegar a la casa, pero no advirtió que alguien estaba en el mismo lugar y que logró asirla del brazo y hacerla mirar en su dirección, esa corriente que ya conocía se hizo más intensa con su contacto, pero a la vez su rabia volvió.
- ¿Que hace aquí?¿podria soltarme? - anunció molesta y sorprendida a la vez.
- No lo haré...- dijo atrayendola hacia él bruscamente y poniéndola cara a cara.
- No debió invitarme si su idea era humillarme ante los demás - replicó
- No fue mi intención, creelo, por eso estoy aquí, para disculparme - logró decir sin dejar de perder su mirada.
- Bien, creo que por esta noche ya está, ahora me retiro, buenas.....
Y en un ademán por quitarse de su agarre sólo logró que la atrajera más hacia él y está vez estuvieron más cerca que nunca, en un impulso por forcejear, sus labios se posaron en los de ella con la suavidad de la seda, ese simple contacto los atrapó a ambos en una nube.
Su primer beso!, el más esperado y con su patrón, ¿que estaba haciendo?
Quiso alejarse nuevamente, pero él volvió a impedirlo está vez para profundizar aún más el beso inocente  de hace un momento.
El corazón de Angelique dio un vuelco, miles de sensaciones nunca conocidas la invadieron y todo por un beso, Duncan estaba compenetrado en lo que hacía y respiraba con dificultad, él también estaba viviendo algo distinto a lo conocido y eso lo volvía loco. Cuando ambos ya no pudieron respirar se separaron por un minuto para tomar aire y mirarse fijamente.
Lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Angelique, se sintió rara, utilizada tal vez, no entendía nada, el porqué la besó así sin más.
Duncan al ver su reacción sólo limpió sus lágrimas con su pulgar y sonrió tiernamente antes de decir algo.
- Perdóname Angelique..
Angie no cabía en sí, ¿acaso era un sueño?, un sueño del que no quería ser despertada, toda la furia que sintió momentos antes se vió opacada por sus besos y esa declaración.
- No lo entiendo....yo....no sé qué sucede...- dijo confundida.
- Sólo te pido me perdones, no debí tratarte así adelante de nadie, no fue mi intención, en verdad, sólo quería alejarlo de tí....- reconoció abatido.
- Alejarlo?, pero...¿porque?- dijo buscando una respuesta.
- Sentí celos....aunque no lo creas.
- ¿Celos?, pero...¿porque?, usted está comprometido con la señorita Hether.
- Lo sé, pero...debo reconocer que no la quiero a ella.- logró decir abrumado.
Angie estaba atónita, necesitaba pellizcarse para saber si estaba soñando o si realmente era verdad lo que su patrón le confesaba.
- Yo no sé qué decirle, debe hablar con ella, creo...
- Me gustas Angelique...ya no puedo seguir negandolo.
Angie creyó perder el equilibrio, sus piernas se aflojaron, jamás esperó esto, sólo en su imaginación.
- Señor....yo..no puedo..
- No es lo justo para Hether, pero no puedo evitarlo...
Volvió a acercarse a ella y nuevamente volvió a besarla como si su aire dependiera de ella.
Angie estaba confundida, lo amaba, si, ahora lo sabía, pero no era lo correcto y en un momento de descuido se zafo de su agarre y salió corriendo hacia la gran casa sin decir más.
Duncan reaccionó tarde, quería detenerla, pero él también estaba demasiado confundido para decir algo. La observó mientras corría y se perdía dentro de la casa, ahora más que nunca no podría sacarla de su cabeza y mucho menos de su corazón, esos simples besos le demostraron que estaba enamorado por primera vez, después de haber conocido tantas mujeres, de haber pasado la noche con tantas, llega una simple joven y vuelve su mundo de cabeza.
Al llegar a su habitación, Angie no sabe si reír o llorar, es tan ambiguo el sentimiento, lo quería si, pero va a casarse y como quedaría eso ante los demás. Pasó la noche aún sintiendo su aliento, recordando su forma de respirar y su contacto y descubrió que deseaba más de esos besos.
- No, no puede ser, no debo, no ahora que intento cambiar mi vida, no soy quien cree y no debe saberlo...
Al volver a la fiesta Hether salía a su encuentro, si tan solo se hubieran tardado unos minutos más, los abría descubierto de seguro.
- Cariño, ¿donde te metiste?, estuve buscándote por todas partes!
- Yo... aquí tomando aire.
- ¿Te sientes bien?
- No muy bien, pero volvamos con los invitados - dijo preocupado.
- Yo sé que necesitas para estar bien, pero sólo debes esperar hasta que todos se hayan ido.
- No...no es eso, no estoy de humor ahora.
- Realmente algo te sucede, tú nunca te niegas a mis cuidados.
- Dije que no estoy de humor, volvamos a la fiesta.- cortandola en seco.
- Está bien...volvamos.- Hether entró a preguntarse que realmente lo cambió así, tal vez el ver a su institutriz acompañada?, eso le produjo alegría, por lo menos así esa niña no trascenderia en su interés.

Mi Dulce MentirosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora