—No debes quedarte para hacerme sentir mejor, no funcionaría, créeme.—alzo su mirada, dejándome ver sus verdosos ojos hinchados, dejándome ver su rostro. Veía su rostro por completo, todo su pelo estaba recogido en su típico "bun" al cual algunas llamaban, dona, ya que era circular como una... pero esta tenía sus flequillos afuera.

—No creo que a papá le guste que estés aquí, sola y con todo este frío.—le respondí, mientras que ella se quedó observándome confusa... sabía porque, estaba sorprendida de que pareciera querer protegerla y así lo hice.—Ten, hace frío.—dije, pasando entre mis brazos mi camiseta de cuadros manga larga, para que ella pudiera cubrirse.

—No debes hacer esto, no quiero que Camila se incomode... —susurro, tocando mi mano y deteniéndola, mientras que ambos nos observamos a los ojos al sentir nuestro tacto en la mano... la ignoré y así que rompí la conexión y ella terminó aceptándolo.—Gracias... otra vez.—agradeció, poniéndose mi chaqueta de cuadros por encima, mientras que se encontró nuevamente cabizbaja.

—No agradezcas.—dije, porque realmente no era de mi agrado que las personas me agradecieran a actos que salían de mi, sabiendo lo distante y cortante que era. Mientras que el reflejo del poco sol que estaba saliendo hizo que lo que sostenía en su cuello, brillara en mis ojos, aquel hermoso oro. Era un collar, pronunciando su nombre.

—Me salvaste la vida y me has cuidado, debo hacerlo... Carl.—musitó, observándome aún a los ojos, se ría confortante. Parecía que le agradaba mi presencia ya que ella no lucía igual de cortante que antes, así que tan solo asentí.

—¿Amigos?—la mire, a lo que ella también me observo, eso me salió de la boca sin procesarlo y fue extraño. Estreché mi mano hacia ella, esperando que la aceptara.

—¿Qué no lo éramos ya?—una sonrisa se transformó en su rostro y quizás no la alivie, pero la hice sentir apoyada. Luego de eso, ella no tardó en estrecharme la mano.

Fue una sensación extraña y solo supuse que ya no era un niño, que sabía lo que me mente quería e incluso lo que mis sentimientos reflejaban. Era extraño que pudiera sentir una atracción hacia una desconocida que llevaba con nosotros menos de tres meses, o quizás dos. Parecía aún estarse acompañando y tan solo sentir su mano con la mía nos hizo a ambos sonreír, como si nos hubiésemos sonrojado. Sabía que aún ella portaba esa tristeza porque sus ojos lo reflejaban, pero tan solo tuve que cortar esa conexión porque no quería involucrarme más de lo que estaba. Me quede lleno de confusión, observando su rostro, un rostro tan hermoso porque sin duda ella tenía una belleza única. Sus ojos verdosos, unos labios rosados y un pelo largo negro azabache, era perfecta. Alce mi vista, y no tarde en levantarme con brusquedad del tronco al ver en cómo Maggie junto a Sasha aparecieron en mi campo visual. Ambas mujeres del grupo estaban apuntando a un hombre, de tez blanca y se veía algo nervioso y lo llevaban en dirección dentro del granero. A mi lado, Aliana no tardo en levantarse. Saque mi arma y ni tarde en ponerme arisco, obligándome a observar los alrededores del granero. Aunque solo había una gran cantidad de caminantes y palos derrumbados en el suelo, debía estar atento. Cómo le había prometido a papá.

Señale a Aliana a que entrará al granero, aunque esta se quedó detrás de mí y llevó su mano a mi brazo, sosteniéndome. Quede algo tieso ante su contacto, disimule y seguí observando los alrededores en lo que aún su mano seguía en mi brazo, como si quisiera protegerse de mí y fue un acto el cual no rechace. Deje de sentir su tacto, viendo así como se adelantó para entrar al granero y no tarde en irme detrás de ella con cautela. Mientras que cuando fui entrando muchas miradas se obtuvieron en nosotros, había un círculo y en el medio estaba ese hombre desconocido junto a papá. La primera conexión visual que obtuve fue la de Camila quien sin duda alguna, presenció como Aliana mantenía mi camiseta de cuadros, manga larga, puesta en ella. Su rostro estaba lleno de molestia, aunque Aliana tan solo siguió rumbo a ver qué sucedía, su hermana Natasha parecía estar aislada. Natasha estaba apartada de todos, parecía aturdida, realmente estaba en otro lado, pero aquí no estaba. Carol estaba delante de ella, como hablándole, mientras que Aliana observaba y Natasha tan solo se mantenía mirando a algún punto desconocido.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐍𝐙𝐀 ─𝐂𝐀𝐑𝐋 𝐆𝐑𝐈𝐌𝐄𝐒  ①Where stories live. Discover now