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Alexander se embarcó rumbo a América tan pronto como puso sus asuntos en orden, solicito la ayuda de Paul para el cuidado de su hijo y con cierta tristeza tuvo que mandarlo a Bath con ellos. Sin embargo, no fue solo, Lucrecia lo acompaño lo cual era una alegría para Katherine ya que le tenía mucho aprecio a la nana de Ana.

Por Manson, supo que Jane se dirigía a Boston ya que figuraba en la lista de pasajeros del Trasatlántico Albert, lo cual era un un alivio, porque no tendría que buscar por todos los Estados. Para cuándo llegó pensó que con sus influencias  la encontraría en un mes,  estuvo muy equivocado no había rastros de ella ni con su nombre ni con el nombre que le proporciono Leila. La búsqueda fue implacable pero infructuosa al cabo de seis meses, que fue el tiempo que decidió permanecer en América regreso a Inglaterra debido a una carta que mandó Paul quién le informaba que Álex había caído gravemente enfermo y que su retorno debía ser inmediato. Con nostalgia abandono Boston.

Para cuando llegó, Álex se había recuperado pero había mermado mucho su salud volviendolo un niño callado y taciturno; se libró por un pelo de sucumbir a la escarlatina​.

–Amigo, qué alegría volver a tenerte entre nosotros.

–Lo mismo digo–con tono nostálgico.

–Lamento que todo esto ocurriera, pero temíamos que muriera.

–Pierde cuidado– sujetándolo del hombro ––mi lugar está aquí. No volveré a marcharme, busque incansablemente a Jane pero no la encontré––dando un suspiro.

–Agradezco todo lo que has hecho por nosotros. Es tiempo de volver a casa.

–Me apena que tengas que marcharte pero es lo mejor para Álex, tal vez el clima del campo lo anime un poco.
¿Cuándo piensas partir?.

–En dos semanas.

–Entonces amigo, ven te invito una copa cuéntame los pormenores de tu viaje– encerrándose en el despacho.

Dos años después....

Alex no corras por la casa.

–Esta bien papá, iré al arroyo.

–No tardes, parece que se aproxima una tormenta mirando el cielo a través de la ventana mientras iba a su despacho.

Alexander caminó hacia su escritorio y comenzó a revisar su correspondencia, sacó una nota de todas las demás cartas y la abrió.

La carta provenía de Manson quién le informaba que Charles había muerto. Alexander respiró profundamente al saber tal noticia. Después de la desaparición de Jane, la disolución​ de Charles era más que evidente todo los días en burdeles y en Casas de Juego, llegando a un punto que no había un sólo día que pasase sobrio. En su desesperación y con una clara depresión decidió terminar con su vida. Los sirvientes lo encontraron colgado en un árbol de su jardín.

A su vez, le informaba que hace poco se había abierto su testamento en el que se estipulaba que Jane era acreedora de una considerable suma de dinero. El albacea buscó información de su paradero y fue a ver a Madame Leila para que ella le brindara información. No se sabe cual fue la respuesta de ésta, pero hasta el momento nadie había ido a  reclamar ese dinero.

Alexander dobló la nota y se reclinó mirando al vacío. Dos años sin rastro de ella y  Leila tampoco le había dado mayores luces.

Dos años antes......

Jane caminaba rumbo a su camarote cuando sintió que se sofocaba, no quería marcharse... no podía y bajo del Buque. América era un lugar desconocido y muy lejano para ella. No sé quedó mucho tiempo en el muelle, caminó sin rumbo hasta que sin darse cuenta llegó a la casa que compartió con su madre por muchos años, la miró de afuera y se ocultó  observando de reojo a las personas que salían de allí, pese a la pobreza se los veía contentos. Encogió los hombros y siguió su camino. Se iría a Escocia, sabía que engañar de esa forma era muy malo. Pero sólo el tiempo le diría si había hecho lo correcto.

Dos años después....

Alexander, dejó todos los papeles encima del escritorio y fue hacia las caballerizas, pidió a uno de los mozos que le ensille un caballo.  Una vez listo su semental, lo espoleó y se dirigió rumbo a su cabaña. Bajó del animal y con pasos largos llegó hasta la puerta.

Miró con el ceño fruncido porque escucho ruidos provenientes del interior. Abrió lentamente la puerta y sólo pudo distinguir una sombra.

–¿Quien es usted?– musitó.

Aquella figura, volteó y se quitó lentamente la capa.

–Soy yo, Jane.

Alexander abrió los ojos como platos y retrocedió unos cuantos pasos.

–No soy un fantasma– caminando hacia el

–Pero cómo es posible– llevandose una mano a la boca – Te busque por años y supuse que no querías volver por tu situación con Charles– limpiandose la garganta.

–Se que Charles está muerto, lo supe por la prensa ¿Te preguntaras porque volví, después de decirte todo aquello en esa nota?

Alexander se mantuvo impertérrito, quería escucharla necesitaba hacerlo.

–Jamas me fui a América, los engañe a todos. Estuve lejos–– suspirando–– me fui a Escocia, permanecí cerca de un año en aquel lugar, ese tiempo me sirvió para darme cuenta que estaba siendo cobarde al ocultarme. Por eso decidí volver ¿Donde estuve? Trabajé cerca de seis meses en una fábrica a las afueras de Londres y los otros seis meses cuide a una vieja viuda hasta su muerte. Eso me permitió estar al corriente de lo que se suscitaba a mi alrededor entre otras cosas.

–Pero...

–Calla– poniendo un dedo sobre su boca.

– ¿Tenia miedo de Charles? claro que sí. Sin embargo, sabía que él te seguía los pasos ¿Quien me lo dijo? ¿Te preguntarás? Fue el Conde– con una mueca– así como ambos sabemos que  decidió irse a Francia ¿Como lo sé?  Pues verás después de que escape fui a mi viejo hogar y mientras deambulaba un carruaje se detuvo.

Ian, fue el primero en encontrarme me observó algo extrañado pero se mantuvo callado casi todo el trayecto. Yo estuve muy nerviosa pero decidí confiar en él. Cuando el cochero se detuvo y bajamos del carruaje, mis ojos se llenaron de lágrimas, era la casa,¡ mi casa! de la que alguna vez pretendí ser señora.

Fui recibida por María, la cocinera y lloré mucho por lo perdido. Ian se mantuvo apoyado en una pared cerca del vestíbulo, al terminar el recibimiento fuimos hacia el despacho y se sentó detrás del escritorio. Me pregunto que era lo que estaba pasando y yo le relaté todo lo acontecido desde nuestro último beso hasta mi casamiento con Charles. Ian se comportó como todo un caballero. Me comentó lo que pasó con Katherine, saber eso me puso muy triste. Me preguntó ¿que podía hacer por mí? Le comenté que quería marcharme a Escocia, me contestó que él conocía buenas personas allá y que fuera con ellos a lo cuál asentí.

Durante esos dos años que pasaron tuve intercambio de correspondencia con él. Ahora ¿Te preguntarás porque guardo celosamente el secreto de mi paradero? –Río– Yo se lo pedí prácticamente le suplique, pese a su objeción prometió guardar el secreto y así lo hizo. Hace unas semanas lo volví a ver, me dijo que después de ese tiempo sus sentimientos por mi habían revivido. Lo rechacé, más el no insistió. Me deseo la mejor de las suertes, aconsejándome que volviera a tu lado, porque me necesitabas.

Medite por tres días esas palabras hasta que tomé la decisión, ya que en ese tiempo sólo estaba viviendo de mis ahorros. Cuándo fui a la Mansión, los sirvientes me dijeron que volviste a Hampshire agradecí la información y emprendí el viaje. No sabía cómo presentarme por lo que vine aquí a pensar. No podía pararme simplemente en tu puerta ¿O si?

Los ojos de Alexander estaban vidriosos y dijo– Podías hacerlo..No sabes cuántas noches en vela pase por pensar en tí. Viaje, camine sin rumbo esperando verte en alguna esquina y cuando ya estaba por resignarme te tengo aquí en frente–– moviendo las manos, la tomó del brazo y la jaló hacia su pecho – ¿sientes cómo late mi corazón?  Te amé antes y Te amo ahora. Quiero que seas mi esposa.

–¿Aun después de lo sucedido?.

–Ahora más que nunca.

Sus labios se aproximaron y se fundieron en un tierno beso.

Nostalgia-3ra Parte Saga Sentimientos[COMPLETA]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt