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Estaba amaneciendo y los rayos del sol entraban por la ventana, Samantha con ojos hinchados trataba de incorporarse, ya que estuvo en vela toda la noche, pensando en Ian y Álexander. Nada había ocurrido lo que era un alivio. Sin embargo, no estaba completamente segura, por lo debía mantenerse oculta ante cualquier visita y esperaba con ansias la hora de volver a Hampshire, suspiró y bajo con su mejor sonrisa.

—Buenos Días— con tono alegre.

—Sami ¿tas bien?— preguntó Álex .

—Samantha ¿Te encuentras mejor?— replicó Álexander.

—Estoy bien, disculpen por hacerlos preocupar—

—Por favor, toma asiento— dijo Álexander con una sonrisa— Hoy quisiéramos ir a Hyden Park, es necesario que Álex conozca la ciudad.

—Siii— dijo alegremente el niño. Samantha esbozó una sonrisa —nada malo podría pasar— pensó.

Una vez que terminaron de desayunar salieron rumbo al parque, Samantha sintió nostalgia de sólo pisar aquel lugar, allí se despidió de Ian, así como marcaba el inicio de  una nueva vida. Tenia sentimientos encontrados lo que hizo que dé un profundo suspiro.

—Estuviste antes aquí— preguntó Álexander con tono curioso.

—Hace muchísimo tiempo— con una mueca de resignación. Antes de que pudieran continuar la conversación, Álex se puso a correr debido a que observó un estanque que se hallaba a unos metros. Samantha quiso seguirle el paso, cuando repentinamente vió a María quién acompañaba a Lady Lincoln, trató de esconder la cara  pero fue inevitable sus ojos cruzaron miradas y Samantha se compungio, comenzó a caminar rápidamente  perdiéndose entre la multitud. María dió unos pasos atrás y toda nerviosa fue hasta donde se hallaba Ian.

—La he visto— le dijo con temblor en la voz

—A Jane?— preguntó Ian

—Si— dijo María mordiéndose el labio.

—¿Donde?— inquirió Ian, sentía que su corazón se salía de su pecho. María señaló el lugar e Ian empezó a caminar aceleradamente. No dió tiempo a Katherine para que preguntase  que era lo que estaba haciendo.

—Donde va Maria— preguntó Katherine con tono de preocupación.

—No lo sé mi Lady, lo mejor es ir por aquí— caminando en sentido contrario.

Samantha, tropezó varias veces, pero finalmente pudo atrapar a Álex aquién llevo detrás de unos arbustos.
Álex quiso zafarse y seguir corriendo.

—Seras un buen niño ¿Verdad?— con una sonrisa nerviosa.

—Si— asintió el pequeño

—Jugaremos a mantener silencio— hasta que papá nos encuentre ¿esta bien?—

Álex movió la cabeza en señal de afirmación y se mantuvieron de cuclillas, para evitar que las personas los divisen.

Ian, comenzó a recorrer el parque con desesperación, hasta toparse con Álexander que buscaba a Samantha y Álex.

— Buenos días Alexander ¿Que haces aquí?— preguntó Ian tratando de ocultar sus nervios.

—Busco a Samantha y a Álex... Seguramente están por aquí— dijo sonriendo.

—Que bueno, yo debo volver con Katherine gusto en verte— y desapareció. Alexander arqueó una ceja no comprendía que era lo que tenía tan alterado a su amigo.

Ian, se agarró la cabeza y se apretó con fuerza, había desaparecido de nuevo... para su pesar, a los pocos minutos aparecio Katherine quién miró extrañada a su esposo.

—Me puedes decir ¿que es lo que está pasando?— con tono gruñón.

—Nada querida, creo que es hora de volver a casa— echando un último vistazo alrededor.

Alexander  miraba alrededor hasta que visualizó unos arbustos que se movían, se acercó hasta que finalmente los encontró.

—Aqui están, me hicieron buscar por todas partes— con tono burlón.

—¡Papa!— exclamó Álex.

Samantha, se puso de pie y con tono despreocupado dijo —Nos ha encontrado, qué alegría— Sin embargo, el Duque no era tonto desde ayer observaba con detenimiento el comportamiento de Samantha, intuía que había algo pero no sabía que podía ser.

Cuando volvieron a la Mansión, Samantha se mantuvo callada y sólo pronunció palabras para avisar que se retiraba. Álexander, siguió a Samantha hasta su dormitorio y cerró la puerta tras él.

—Su excelencia, no debería estar aquí... Los sirvientes pueden generar habladurías y no querrá que lo involucren con una plebeya— dijo Samantha.

—Jane, dejemonos de juegos— sujetándola de los hombros — Desde ayer en la tarde, estás extraña ¿Que más necesito saber?— arqueando una ceja.

—Es sólo que... Yo... Verá— sin poder formar una oración.

—Habla por favor—

—Tengo miedo de que me encuentren y me lastimen de nuevo— cayéndole unas lágrimas.

—No llores— extendiendo sus dedos para limpiar sus lágrimas— No permitiré que te lastimen— abrazándola. Su corazón latía más fuerte, su fragilidad lo cautivaba cada vez más, no tenía claro que era lo que le sucedía con ella. Sin embargo, con el pasar de las semanas le invadió un deseo de besarla — cómo quería saborear esos labios que jamás lo invitaron a probarlos— empero ese deseo prohibido hacía que se le erize la piel.

Samantha también sentía la tensión entre ambos, quiso apartarse , pero la mirada de Álexander sobre ella, hizo que tragara aire, sus nervios estaban a flor de piel y el estómago le revoloteaba. El Duque, la tomó de la cintura, y la aproximó  a su pecho, la ojiazul trató de deshacer su agarre pero ya era tarde, sus bocas estaban a una distancia peligrosa hasta que se unieron en un vaivén de movimientos y sentimientos.

Nostalgia-3ra Parte Saga Sentimientos[COMPLETA]Where stories live. Discover now