Capitulo 19

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Sarah recordó la discusión que había tenido hacia unas horas con Senusnet, ni siquiera recordaba por qué había empezado pero sí recordaba muy bien lo que Senusnet le había dicho al final. Aunque ella no se había quedado corta en las cosas que le había dicho.

-Deja de decir esas cosas. No eres mi esposa, no eres mi reina. Solo eres la mujer que me proporciona diversión en la cama-había dicho con un tono de rabia e ira contenida de mala manera. Algo extraño en él- No lo olvides, aunque lleves a mi primogénito en tu interior.

-Muy bien-dijo ella, sin ninguna emoción ni ilusión- No lo olvidaré y me comportaré como se supone que debería hacerlo. No haré nada que esté fuera de mi papel como concubina.

Le había dicho cosas muy crueles, él también se las había dicho a ella, pero eso no era una excusa. Había sido muy cruel con él, y Senusnet había respondido sacando las uñas y atacándola. Tenía que disculparse con él, ella había sido la que empezó la discusión, de eso sí que se acordaba bien. Su bebé se removió.

-Mi señora, no os preocupéis. Es normal sentirse de mal humor y discutir con la gente en vuestro estado-Dijo Sefora, cogiéndola de las manos, intentando guiarla más cerca del palacio- Cuando estaba embarazada no podía parar de gritar a la mujer que me ayudaba a vestirme.

-He sido cruel e insensible con él-dijo Sarah con la voz rota-Ahora está tan enfadado conmigo...

-Si me pregunta a mí, usted es la adecuada para ser la pareja del faraón-dijo Asenath, con sus manos sobre las caderas- Usted es alguien con quien él podrá relajarse y hablar, sin pensar en su situación. Hemos estado hablando con las criadas del palacio y ellas dicen que desde que usted llegó se le ve más feliz y animado. Además le plantáis cara sin importaros su poder o vuestra posición.

Sarah sonrió y se llevó la mano al vientre al sentir unas patadas bien fuertes contra su piel. Por el lado de dentro. En el jardín se estaba bien, sobre todo en esa zona, que estaba al lado de la entrada del Nilo al palacio. Estaba anocheciendo y todo se sentía tranquilo y calmado. En esa zona la vegetación era más alta y abundante.

Sarah respiró profundamente y se puso a andar un poco más lejos del palacio, pero dentro del jardín. Sefora y Asenath la miraron con preocupación, como si temiesen que pudiese huir.

-¿Mi señora?-dijo Sefora

-Sólo quiero caminar unos minutos más, luego regresaré. No es mi costumbre no plantarle cara a mi adversario, más bien todo lo contrario- dijo Sarah con una sonrisa siniestra en sus preciosos labios, mientras se acariciaba el hinchado vientre-Además, sopla una brisa muy agradable desde el río.

Sarah contemplaba las plantas que crecían en el lecho del río cuando notó algo raro. Las plantas se movían por la corriente en una zona más alta que antes. El agua crecía a ojos vista. El agua estaba más alta que antes, ya casi le llegaba hasta los pies. Se inclinó un poco para tocarla cuando oyó algo a su espalda, como si un par de sacos cayesen al suelo con fuerza y sin ningún tipo de cuidado. Se enderezó y miró hacia atrás unos instantes.

Deseó no haberlo hecho.

Dos hombres cubiertos con largas capas negras sostenían unos cuchillos ensangrentados, mientras los cuerpos de las dos mujeres estaban en el suelo. Y un poco más lejos se veía el cuerpo de los dos guardias que la vigilaban. La sangre manaba de las gargantas formando una especie de charco a su alrededor. Brillaba como un rubí. Vio a Asenath mover su mano antes de que ésta cayese de vuelta al suelo, chapoteando con la sangre derramada.




La novia del faraón [Terminada]Where stories live. Discover now