Capítulo 18: Mis chicos.

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- Bien - dice sonriendo - ¿Ves todos esos cuchillos de ahí?

Asiento.

- Coge todos los que te quepan en las manos.

Me acerco al montón de cuchillos, dagas, puñales... Cojo dos grandes puñados y vuelvo donde antes.

- Perfecto. - dice - ¿Ves ese árbol?

- Para no verle - exclamo irónica.

Nico se ha tomado la molestia de pintar todo el maldito árbol de blanco.

- ¿A la dríade no le importará? - pregunto. No quiero hacer enfadar a ningún espíritu de la naturaleza.

- Ya me e ocupado de eso - dice con una sonrisa ladeada. - Ahora lanza todos los cuchillos que tienes en las manos al árbol, intenta que se claven.

Suspiro. Soy terriblemente horrible en el campo de la puntería, por eso es eso lo que tengo que practicar. Nico se esta tomando demasiado en serio esto de enseñarme a mantenerme con vida.

Me quito la chaqueta y pongo todos los cuchillos en ella, la agarro por los laterales como si fuera una cesta.

Saco una pequeña daga plateada con intrincados diseños hechos en negro y la lanzo con toda la fuerza que tengo. La daga se clava en la dura corteza de un extremo.

- Bien - dice Nico a un lado - Pero la próxima vez intenta darle en el centro.

Asiento concentrada y extraigo un fino cuchillo de hierro estigio. Lo lanzo intentando que de en el centro, pero esta vez lo que falla es mi fuerza. Rebota contra la madera y cae al suelo.

- Intentalo de nuevo - dice Nico.

Cojo otra daga, parecida a la primera pero la hoja esta teñida de morado. Pongo toda mi fuerza en el lanzamiento y la daga se clava en un extremo, mas cerca del centro que la primera pero sin llegar aún al blanco.

- Esto es solo cuestión de repetición - dice Nico sentándose en el suelo del bosque - Tenemos toda la mañana. Intentalo de nuevo.

Me paso toda la mañana lanzando cuchillos, y finalmente, cuando llevo ya aproximadamente dos horas y estoy cansada y sudando consigo acertar tres seguidas.

- Creo que lo de la puntería ya esta la mitad hecho. - dice guiándome hacia el comedor.

- ¿La mitad? - pregunto con voz aguda.

- Si, esta tarde sera con objetivos en movimiento.

Asiento. Tiene razón, los campistas no se van a quedar quietos todo el rato.

Me dejo caer enfrente de Percy y como sin decir nada.

- ¿Que te pasa? - pregunta observándome detenidamente.

- Nada - digo.

- Daisy...

- He estado entrenando. - respondo finalmente.

- ¿Enserio? No te visto hoy - dice rascándose la nuca - Solo estaban James y Nick.

- He entrenado en el bosque.

- ¿Porque no me sorprende? - dice poniendo los ojos en blanco.

- ¿Y que tal James y Nick en el entrenamiento? - pregunto para cambiar de tema.

- James esta aprendiendo, es como todos los campistas en un inicio. Nick es asombrosamente bueno, incluso para ser hijo de Ares.

- Te cae bien - digo riéndome.

- Es el único hijo de Ares que no me odia ni a intentado matarme.

- Odia la cabaña y a la mayoría de sus hermanos.

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora