Capitulo 20: Amor.

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Luego de una revisión por parte del profesor, y haberle puesto un poco de morfina para calmar el dolor, Samara bajó las escaleras, encontrándose con todos en la sala, por la mañana partirían en distintas direcciones, y se alejarían tanto como pudieran de allí, sin embargo, y por esa noche, podian disfrutar de su libertad, juntos.

Berlín le tendió la mano al verla, ella tomandola antes de que la acercara y la sentara en el sofá a su lado, todavía bajo su abrazo, ya sin tener que ocultarse de absolutamente nadie, sin tener que volver a separarse.

Bebieron alegres, jugaron al poker con apuestas que a cada momento se volvían más grandes, Samara y Berlín quedando con más dinero del que tenían en un principio al ganarle a Denver, Tokio y los demás, quienes acusaron de trampa a la pareja en un divertido tono, bromeando con ellos, hasta afirmar que debían detener el juego antes de perder todo el dinero y de que tuvieran que hacer el plan para otro atraco solo para reponer el dinero que les quedarían debiendo por las partidas perdidas.

Hablaron de los momentos de esa tarde, y lo que las noticias decían que ellos, por que aún después de una semana, estaban en cada noticia de España e incluso otros lugares, lo que habian logrado causando revuelo en todo el mundo, el atraco más grande que se había visto, y el primero donde habían logrado escapar con tanto. Ahora con los rostros de Samara y Berlín ocupando una gran parte de ello, pronto, todos descubriendo la verdad de que no era más que otra de los atracadores, y no una rehén como se creía al principio.

Entrada la madrugada, cada uno fue a la habitación que el profesor les había dado, Berlín y Samara compartiendo la misma, ya sin reglas, rehenes, sin policías, o disparos entre ambos.

-Pense que iba a morir.-La abrazó al cerrar la puerta a su espalda, en un murmuro en su cuello, entonces ella devolviéndole el abrazo, sosteniendolo contra su cuerpo, sintiendo su corazón llenarse de calidez junto a el después de sentirse tan frío, en aquellas pequeñas palabras dejando todo el dolor que sintió cuando creyó perderla.

-Estoy aquí ahora.

-Te amo.-Musitó sobre su oído, y ella se alejó, posando sus ojos en los suyos con una sonrisa apareciendo en sus labios, su corazón ya latiendo con desenfreno.

-Te amo, Berlín.-Respondió ella dulcemente, entonces Berlín besandola, con una ternura y un amor con la que nunca la habían besado, sus latidos volviéndose frenéticos, quedándose sin aliento con rapidez, sus manos tirando de su chaqueta para intentar sacarsela cuando el sentimiento en su pecho pareció quemarle por dentro de necesidad, Berlín alejándose apenas unos centímetros y negando con la cabeza divertido.

-Estás herida.

-Estoy hasta arriba de morfina, no siento ningún dolor, así que en realidad no me importa nada más que esto, tu y yo, ahora.-Rio ella, y sonriendole Berlín volvió a tomar su boca, sin necesitar mas palabras, entonces quitándole la chaqueta de los hombros y dejándola caer al suelo.

Sin alejarse de su boca e inclinándose sobre su cuerpo, con un movimiento la alzó en sus brazos, haciéndole rodearle las caderas antes de dirigirse a la cama, recostandola sobre la suave cama, bajando por su cuello entre besos y suaves mordidas en su piel que le hicieron estremecer.-Alexandra...-Suspiró bajo su boca, y los ojos castaños se alzaron hasta los suyos, ella dedicándole una pequeña sonrisa.-...Mi nombre, es Alexandra Markovic.

-Me gusta.-Le sonrió al decir, y solo por decir eso a ella le gusto mas el nombre que odiaba desde que supo lo que su apellido significaba.-Entonces, ¿Tu respuesta sigue siendo si?.-Preguntó apenas audible sobre sus respiraciones agitadas, y ella sonrió ampliamente, tomando su rostro en sus manos para hacerlo acercarse a su rostro, asintiendo con la cabeza.

Play with fire. [La Casa de Papel].Where stories live. Discover now