Capítulo 12: Control de daños.

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Una vez que Berlín tuvo las manos libres, estas tomaron a mano muchacha pelinegra por el rostro, tomando su boca en un desesperado y ardiente beso que la hizo jadear mientras bajaba su toque, y presionaba su cuerpo en el suyo, luego de todo el tema de la ruleta rusa, necesitando sentirla cerca.

-Tenemos que irnos...-Se quejó en su boca, haciendo una mueca de dolor, sin soltarla, Berlín alejándose lo suficiente para dejar de presionarle la herida, con una mirada de disculpa.

-Te quiero.

-Y yo a ti.-Murmuró Samara en respuesta, en un suspiro, y le entregó el revolver, tomando la M-16 de Nairobi y ambos yendo al mismo lugar que los demás, encontrandolos a todos sentados alrededor de la mesa, ella tomando el lugar en la cabecera, donde solía estar Berlín, el permaneciendo recostado en el marco de la puerta, sus ojos sobre ella en todo momento.

-Yo solo quería...-Comenzó a decir Tokio, y Samara puso con un golpe el fusil sobre la mesa, interrumpiendola de golpe, dejando claro que iba que dispararle a ella o a Rio si se equivocaban en lo que decían.

-¿Querías que?, perdona Tokio, no te escuche.-Interrumpió, consiguiendo su mirada.

-¿De que trata el plan Chernobil?.-Terminó de preguntar, y Samara sonrió, recostándose en la silla, compartiendo una mirada con Berlín, quien se encogió de hombros, sin querer pasar por todo eso de nuevo solo por callar un secreto, y sabía que ella tenía más libertad de acción y de voz que los demás.

-Un poco de historia, linda.-Comenzó a decir la de ojos azules.-¿Sabes lo que pasó en Chernobil?.

-Tenían una planta de energia nuclear, el sistema de emergencia falló y la planta explotó.-Respondió Moscu en el silencio que los invadió, y la pelinegra le sonrió ante la respuesta, poniéndose sería antes de mirar a Tokio, Rio y Denver.

-Podrán imaginar lo que pasara con nosotros en un plan con ese nombre, ¿No?, las bombas en cada entrada explotan, la construcción se viene abajo, y con ello, mueren los que no alcancen a salir, nuestros millones quedan bajo escombros, y los rehenes terminan muertos.-Pronunció seriamente, sin alterarse al decir lo que el plan significaría, entonces inclinándose sobre la mesa sin quitar su mirada de encima de Tokio.-Ahora, no se tu Tokio, pero no pienso llenarme las manos con la sangre de casi 60 personas. ¿Sigue pareciendote un buen plan?.

La pregunta salió de los labios de la muchacha amenazante, y fría, entonces parándose y apoyando las manos sobre la mesa.

-No.-Respondió Tokio, y Samara asintió mirándolos a todos.

-Voy a dejar algo claro aquí, que incluso si el profesor fue capturado, hay un plan de contingencia, y ese soy yo. Se exactamente como salir de aqui incluso sin el profesor, pero eso es una medida de último recurso, esperaremos las cinco horas que faltan, y si el no llama, de todos modos te puedo asegurar que saldremos de aquí cuando lo teníamos previsto.-Les informó para su sorpresa, permaneciendo impasible.-Así que cada uno va a volver a su lugar, y su parte en el plan callandose la maldita boca, y solo haciendo lo que se les ordeno hacer, por que ya perdimos a Olso y no planeo perder a ninguno más mientras pueda evitarlo, así que te lo digo a ti, Tokio, atrévete a dispararle a Berlin, o a cualquiera, y yo misma me encargaré de que mueras en este lugar. No voy a dejar que mandes este plan a la mierda, y si lo pones en riesgo, no va a temblarme la mano antes de disparar. ¿Estamos claras?.

-Si...-Murmuró la muchacha apenas audible, todavía con los ojos cristalizados, y las manos temblando.

-¿Quedamos claras, Tokio?. No te escucho.-Su voz sono exigente, y la muchacha alzó la mirada hasta los fríos ojos azules.

-Si, Samara, quedo claro.-Respondió en voz alta, entonces ella sonriendo dulcemente para los demás.

-Pueden volver a sus lugares entonces. Ya esta todo aclarado.

Play with fire. [La Casa de Papel].Where stories live. Discover now