London

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Querido papá:

Con cada carta que pasa las verdades se van revelando con cada una de ellas, no mentiré, sé que el final de todas estas cartas todo tu mundo cambiará tanto como el mío.

El séptimo lugar que visite fue nada más y nada menos que Londres, si el lugar de nacimiento de mamá. Tuve que investigar mucho para poder encontrar la antigua casa de mamá, cuando iba de camino hasta la dirección que con mucho esfuerzo había conseguido, pensaba que la casa sería tan pequeña como la de nosotros, pero al ver aquella mansión hermosa frente a mí me di cuenta lo equivocada que estaba.

Era una casa enorme parecía un verdadero castillo, tenía una entrada enorme, resguardada por un gran portón, un jardín que no tenía fin, una fuente y frente a ella se encontraba una enorme casa. No supe qué hacer durante más de veinte minutos, solo me quedé frente al gran portón tratando de asimilar todos aquellos secretos que mamá me había revelado.

Me gustaría decir que después de un tiempo me di cuenta de que no valía la pena estar ahí y sin más regrese a mi casa, pero por desgracia las cosas no fueron así, si no todo lo contrario, pues en un abrir y cerrar de ojos me encontraba dentro de la gran mansión siguiendo a una ama de llaves, llamada Cassandra, la cual me trato con verdadera amabilidad hasta que llegamos a una biblioteca, donde me hizo esperar durante más de veinte minutos. Estar ahí frente a miles de libros ingleses era totalmente maravilloso, estar rodeada de tantos éxitos me hacía sentir en el paraíso hasta que apareció alguien en el umbral de la puerta.

Era una mujer castaña con unos lindos ojos verdes como los míos, llevaba una carpeta en sus brazos y parecía tener muy poca paciencia para atenderme así que no perdió tiempo y comento algo que nunca me hubiera imaginado escuchar.

—Tienes sus ojos-—Afirmó después de escanearme.

—¿Perdón? —Pregunté con verdadera duda, pues no entendía a lo que se refería.

—Tienes los ojos de tu madre y tu abuelo —Me explicó mientras se adentraba en la habitación para tomar asiento en una pequeña sala, la cual se encontraba en el centro.

—¿Conocías a mi madre? —Pregunté de inmediato, pues deseaba saber todo de ella.

—Por supuesto que sí, era mi hermana —Soltó en un susurro mientras sonreía con nostalgia.

—¿Cómo sabes que ella era mi madre?

—Porque ella me ha mandado una carta hace un par de años, contándome toda su vida y la existencia de sus hijos.

Sonreí como nunca mientras limpiaba cada una de las lágrimas que se derramaban sobre mi mejilla.

—Sabes algo, ella era tan diferente que a veces nadie sabía en qué estaba pensando, cuando se fue, mi padre no volvió a hablar de ella hasta el día en el que una carta con su nombre llegó a la puerta, pensamos que sería una carta sin sentido pero al leerla comprendimos que el talento de mi padre había pasado a alguien que verdaderamente amaba la literatura y esa terminaste siendo tú —Sonrió con verdadera alegría antes de continuar —Recuerdo lo feliz que se puso mi padre al leer uno de tus poemas, el cual venía dentro de aquel pequeño sobre, era tanta la felicidad de él que llamó a todas sus amistades para poder averiguar de donde había sido enviada aquella carta, él quería buscarla y arreglar todo lo que alguna vez dijo acerca de ella pero mientras los meses pasaban, ninguno de sus amigos pudo localizarlas, tiempo después el enfermo por mucho tiempo hasta que un infarto terminó con su vida.

—Lo siento mucho —Solté con voz quebradiza.

—Yo también pero me alegro de que hayas podido encontrarnos —Me dedicó media sonrisa —Esto lo dejó mi padre en mis manos días antes de fallecer exclusivamente para ti —Extendió un sobre frente a mí , el cual tome dudosa —De cierta forma él sabía que llegarías a esta casa así que te dejo esto para que comprendieras un poco más acerca de tu madre y todos esperamos que pueda ayudarte en tu viaje para encontrarte a ti misma —Fue lo último que dijo antes de salir de la enorme sala, dejándome sola por completo con miles de preguntas en la cabeza.

Al leer la carta me di cuenta de todo lo que mamá tuvo que pasar, todo lo que pasó el abuelo e incluso la familia, pero eso no fue lo que me dejó en shock si no un párrafo al final de la pagina fue lo causó sorpresa en mí.

"Todos mis bienes quedan bajo el mando de Mía Bennet, mi nieta y mi única suplente. Sabiendo que nada reemplazará mi falta de amor y comprensión hacia tu familia espero que esto pueda ayudarte como persona, pero también como la grandiosa escritora que eres"

Y así era como yo Mía, una chica de tan solo 30 años de edad se había convertido en la única dueña de todas las propiedades de la familia Bennet. Había tantas emociones dentro de mí que desaparecí durante tres largos días hasta que me di cuenta que esto era por mamá y por ella enfrentaría cada uno de mis miedos hasta llegar a la meta, la cual sin duda se encontraba cerca.

Con amor: Mia 


Cartas a PapáWhere stories live. Discover now