Juntas

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-Esto es un poco raro – reía Camila sentada al otro lado de la mesa mientras tomaba apuntes en una hoja de manera cuidadosa.

- ¿Qué cosa es rara? – murmuro Lauren con una sonrisa que ocupaba ampliamente su rostro – ¿Estar solo las dos sin discutir?

-Sentir tu mirada cuando escribo – suspiro levantando la vista – Siempre lo ha sido de hecho – acepto sintiendo como sus mejillas se sonrojaban.

-Es que me gusta acosarte, siempre me ha gustado de hecho – soltaba una pequeña carcajada mientras se ponía de pie y recorría la pequeña distancia que las separaba – Sé que todo esto es un poco raro, pero me gusta – suspiro tomando la mano de Camila que descansaba en la mesa.

Camila por acto reflejo paso sus brazos por el cuerpo de Lauren y la abrazo escondiendo su rostro en el.

Y al parecer todo eso era más que suficiente para que la calma que siempre habían tenido volviera.

-Así que... ¿Y ahora? – murmuro Lauren mientras formaba pequeños rizos con el largo cabello de la castaña.

-Podemos... podemos ir a mi cuarto a descansar un rato – ofreció trabándose un poco entre cada palabra.

Lauren apretó sus labios para evitar que una carcajada escapara de ellos por aquel extremo acto de ternura.

-Me parece bien – contesto feliz alejándose un poco y revisando nuevamente el pequeño piso.

Lo primero que se veía al entrar era una combinación de cocina – sala donde todo estaba muy bien distribuido y pulcro. No esperaba menos de Camila.

Aunque no había televisión o sofás cosa que Lauren encontró bastante curiosa.

Lo único que había además de la mesa y encimera de la cocina era una mecedora al fondo de la habitación, justo al lado de una pequeña ventana adorna con una cortina marrón y repisa llena de grandes y pesados libros.

- ¿Tienes hambre? – pregunto Camila poniéndose de pie y acercándose al refrigerador rojo que tenía casi al lado de la mesa.

-Tengo sed – mascullo siguiéndola.

-Tengo jugo de durazno y agua – ofreció dándose la vuelta con una sonrisa.

-Jugo – le sonrió de vuelta cercándose mas.

Y entonces aquel pequeño lugar se había vuelto un paraíso para Lauren. Un lugar donde al parecer a todo lo malo le habrían negado el ingreso.

-Aquí tienes – le tendió el vaso sacándola de sus pensamientos.

Lauren lo tomo y siguió inspeccionando curiosa. Se acercó ahora a la colección de vinilos al lado de la puerta.

-Eres bastante hípster ¿lo sabias?

Camila no pudo evitar soltar una sonora carcajada.

-Pues no, no sé muy bien que engloba esa palabra.

-Definitivamente lo eres – aseguro poniéndose de pie y acercándose a una pared adornada con un reloj de péndulo muy bonito y al parecer antiguo.

-Eres demasiado adorable – reía Camila mientras cruzaba al pasadizo y mordía sus labios – Vamos.

Lauren se avergonzó, pero a la vez le encanto que la llamara así.

No podía evitar sentirse nerviosa, no sabía ni la razón. No es como si fuera a intentar algo con ella...

Camila tomo su mano y la guio, estaban heladas causando escalofríos a Lauren.

Psicología del Sexo |Camren|Where stories live. Discover now