Capítulo 21: La quedada... para siempre...

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David 16.11.2017

D: Ella venga despierta que ya estamos llegando...

Le acaricié los rizos con ternura. Estaba completamente dormida. Estábamos en el avión que nos llevaba hasta Barcelona, lugar escogido para quedar con los compañeros. Mi niña se había dormido abrazada a Laura que también estaba descansando. Quería despertar primero a la pequeña porque si despertaba a la mayor, despertaría a la fiera interior que habita en ella en momentos. Ronroneó y se despegó del cuerpo de Laurita con delicadeza. Se restregó los ojos y miró a ambos lados.

E: Laura... – le zarandeó un brazo.

Laura reaccionó incorporando la cabeza de golpe. Observó a su alrededor con temor y relajó la expresión del rostro cuando Ella le rodeó el cuello con sus bracitos.

L: ¿Ha pasado algo? – preguntó más tranquila.

D: Ya llegamos – respondí sonriéndole. Me devolvió la sonrisa.

Mi hija se sentó correctamente y le apretó la mano a la que nunca había dejado de ser su referente. La persona que en tres días había devuelto la ilusión y la alegría a la familia, que nos había acogido en su isla con los brazos abiertos y había logrado que volviéramos a ser felices. Nuestra Laurita, nuestro ángel de la guarda.

E: ¿Vamos a la casa?

D: No cielo, vamos a otro sitio.

E: Ah, vale. ¿Iremos pronto?

L: Claro – nos dirigimos a buscar las maletas.

Llegamos a la casa de campo de las afueras de la ciudad a la hora de la comida. Las caras de sorpresa de los presentes fueron dignas de grabar. Laura y mi hija de la mano, yo con ellas, la sonrisa en el rostro... una estampa de lo más familiar. En la masía estaba Gisela (sola), Bustamante (con su hija solamente), Núria (y la niña), Àlex, Manu (y su hijo) y Rosa.

Ella hizo migas con los críos enseguida. Los adultos nos pusimos manos a la obra con el almuerzo. Los que tenían que llegar, lo harían durante la tarde. Los únicos que no vinieron fueron Juan, Mireia, Natalia y Naim. Me sorprendió la afinidad entre los Gistamante. Demasiada complicidad para lo que estamos acostumbrados a ver.

Àlex (Al): Yo creo que habrá reconciliaciones pronto – afirmó tomando el aperitivo en el patio – Laura y David es indudable que están juntos.

Núria (NF): Pues no sé quién más puede haber – se encogió de hombros.

Al: ¿Tú y Manu?

Manu (MT): Eh, que yo estoy casado. Si eso ataca a Busta que está soltero.

Al: Con quien lo quería juntar tiene novio.

Gisela se sintió aludida y lanzó una exclamación de sorpresa llevándose una mano al pecho exageradamente.

G: A mí no me metáis.

Al: Pero las relaciones están para romperse – sonrió de forma burlona.

G: Ni lo sueñes – siseó de mala uva.

D: Hala, ya la has cabreado. Esto te cuesta que te congele – bromeé.

La mayoría se rio. Simultáneamente, Laura y Gisela me pegaron una colleja. No les había hecho demasiada gracia la broma. Llamamos a los niños a la mesa. Para contentar a todos optamos por los macarrones. Fácil, útil y delicioso. Me sentí de nuevo en familia, con la familia que había elegido hacía dieciséis años. Al lado de la mujer de mi vida y rodeado de amigos que me habían vuelto a aceptar a pesar de todos esos años de distanciamiento por culpa de una discográfica.

Dejemos el pensar atrásOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz