Capítulo 14: Gracias por existir

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David 1.10.2017


Me desperté a causa de la luz que entraba por las rendijas de la persiana. Eran las diez de la mañana cuando el destino puso fin a mi sueño. Laura seguía dormida, de espaldas a mí, con la desnudez cubierta por las sábanas. Parecía un ángel, con sus facciones aniñadas al descubierto, desprendiendo la dulzura que muchas veces no se atreve a mostrar en público. No se había ido, no había sido una fantasía. Habíamos tenido otra noche perfecta, de las que nos gusta disfrutar a nuestra manera, escondidos del mundo, apartados de la vida y sin importarnos la opinión de los demás.

Me levanté sigilosamente y bajé a la cocina a preparar dos cafés que subí a la cama para ofrecerle un despertar más sabroso. Se lo acerqué a la nariz y tuvo un efecto instantáneo en ella: abrió los ojos, sonrió y aceptó la taza de buen grato.

D: Buenos días Laurita – susurré sentándome a su lado.

L: Buenos días – respondió con voz adormilada – y gracias por el café.

D: Viejas tradiciones nunca se olvidan – le devolví la sonrisa pasándole mi camisa que había permanecido en el suelo toda la noche.

Nos dimos un largo beso en los labios después de acabarnos el contenido líquido tan preciado para mi Laurita. Fue una muestra de amor pasional, repleta de sentimientos y de una incipiente pena por tener que separarnos.

D: Oye... ¿No tienes curiosidad por saber el revuelo que levantamos?

L: Me da muchísimo miedo, David. Los comentarios pueden ser muy hirientes. He oído de todo esta semana.

D: Esta vez compartimos culpa y responsabilidad, recuerda que no estás sola.

Le di un beso en la frente, me puse en pie y bajé a por los móviles y la Tablet. Antes de entrar en el dormitorio principal, donde Laura estaba más nerviosa de lo que imaginaba, comprobé que mi niña continuara en brazos de Morfeo. Así era. Estaba completamente roque.

D: Ya estoy aquí – nos recostamos con un par de cojines en la espalda. Inconforme con esta postura, se colocó entre mis piernas abrazándose a un cojín y apoyando la cabeza en mi pecho – ¿Preparada? – le pregunté entrelazando mis dedos con los suyos transmitiéndole fuerza.

L: No – confesó suspirando.

D: Va, tampoco será tanto.

'El reencuentro más (in)esperado', '¿Qué une a Chenoa y Bisbal actualmente?', 'Ellos sí vuelven a nosotros', 'Chenoa y Bisbal, escenario, palabras bonitas y verdad' y el más impactante pero cierto: 'La enorme declaración de amor de David a la mujer de su vida'. Eso era una recopilación de los principales titulares que encontramos navegando por Internet. No nos vimos con ánimo de leer más de una noticia. Conocíamos lo que se diría de nosotros y la sorpresa mayúscula que se había llevado todo el mundo al vernos compartir ese Vuelvo a ti la misma semana del lanzamiento de Defectos perfectos. Las fotos hablaban por sí solas. La verdad en nuestros ojos, los gestos, las miradas. La sociedad había podido comprobar que nos seguíamos amando aunque no lo confesáramos explícitamente y tuviéramos que disimular como auténticos profesionales. Era suficiente el acto de llenar el Palacio de los Deportes y cantar nuevamente juntos en esa fecha tan señalada.

D: Bueno... tampoco nos han puesto tanto a parir. Deben estar sobrecogidos por la emoción. Yo lo estaría.

L: ¿No lo estás?

D: Digo si fuera alguien ajeno a nosotros. Lo que estoy es contento porque no se han cebado con nosotros pero ojalá no hubiera que esconder más mis sentimientos hacia esa persona que tanto amo y a la cual tendré que perder de vista por causas de la vida. Ahora nos tocará enfrentarnos a los periodistas cara a cara...

Dejemos el pensar atrásМесто, где живут истории. Откройте их для себя