Colisión.

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—Dahyun-ah. —Kim tiene los ojos abiertos de par en par. Momo notando la reacción aversiva en el rostro de su pareja, procedió a explicar—¡No! No es lo que crees, Dahyun-ah. N-no quiero casarme, no aún. No podemos


Y el aire retorna por unos segundos a los pulmones de ambas. 


—Es más como un compromiso, para demostrar lo serio que es, para mí. —Seriedad, los adultos siempre estaban hablando sobre lo serio que solía ser todo. No lo comprendió, no hasta ese momento donde sintió que el peso de su mundo, el de Momo y el de prácticamente la humanidad (aunque fuera ridículo) estaba sobre sus hombros, sobre la respuesta que podría dar, sobre lo que decidiera hacer.


—Yo...—Sus palabras se evaporaron.


—Dahyun-ah, entiendo si no quieres recibirlo.


—Claro que no es eso.


—Te estás deteniendo. Usualmente nunca dudas de las cosas, Kim Dahyun, pero estas dudando.


—Esto es...


—¿Repentino?


—Excesivo. Tengo diecisiete años. Lo más serio sobre lo que he decidido es acerca del color de tinte de mi cabello.


—Es de mi abuela—El anillo era simple, nada demasiado elaborado mas que la plata que abrazaba por completo el metal redondo, como una sortija de matrimonio que lleva inscrita en sí la historia de una pareja que decide llevarlo hasta la más importante instancia. —No es la que usaron para casarse, con el abuelo. Cuando se conocieron, este fue el primer regalo que él le hizo. Eventualmente, tan sólo por un tiempo corto, sus problemas parecieron sobrepasarlos y dejaron de salir por un tiempo...


Kim estaba escuchando todo esto, y en parte no lo estaba haciendo. Pensaba en la respuesta adecuada para Momo, y a su vez, en que esta también era una especie de última instancia para la que, honestamente, nunca estaría preparada.


—La abuela salió con otros. Aún usaba el anillo que él le había regalado. Aparte del corazón, ella decía que era la única cosa donde podría guardar el sentimiento. Un recordatorio, hasta encontrarse nuevamente.


—¿Cómo terminaron juntos?


—Pues, lo llevaron hasta el final. —Adoraba cuando Dahyun fruncía tanto su ceño que sus ojos diminutos desaparecían y su cara se tornaba graciosa, sin proponérselo. —Sus familias no parecían aceptarlo, pero ellos lo habían aceptado por completo y lo hicieron bien. Cuando ellos lo aceptaron, el resto naturalmente dejo de ser importante.


¿Eso significa que Momo lo ha aceptado ya? No sabía si hacía bien en preguntar, pero quería entender.


—¿Por qué me estás dando el anillo, Momo?


—Te amo, Dahyun. —Nunca creyó posible que dos palabras se escucharan tan bien y tan mal en los labios de otra persona. 


Un Trago (DahMo)Where stories live. Discover now