Lección 36

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Cómo tener una buena mañana.

YoonGi lanzó un bostezo al aire cuando despertó, alejando el sueño lentamente y sus ojos parpadeando con flojera mientras se acostumbraban a la luz del sol que iluminaba el pequeño cuarto. Era un poco raro, ¿sol en estas fechas? Miró la ventana y enarcó una ceja cuando notó que las nubes no tapaban el cielo por completo y los rayos de luz aprovechaban para escabullirse por los huecos libres. Seguro en cualquier momento la oscuridad grisácea volvería al cielo de Seúl, pero era una bonita mañana hasta el momento.

Se giró sobre la cama, una sonrisa formándose en sus labios cuando vio a JiMin acurrucado a su lado, sus bonitos ojos cerrados y su pequeña boquita entreabierta, suspirando entre sueños. No estaba seguro de si el rubio podía soñar, pero no hacía mucho lío pensando en eso, era más bonito imaginar que sí lo hacía.

Se acomodó más cerca, apartó a la pequeña vaquita y su sonrisa se suavizó.

Levantó su mano y dudó un poco, pero de igual manera acarició los rubios cabellos de JiMin. Colocó un mechón rebelde detrás de la oreja del otro y siguió mirándolo detenidamente, como si estuviera admirando una obra de arte, y de hecho estaba seguro de que lo era. Las mejillas del chico estaban perfectamente hechas para que te dieran ganas de besarlas a cada segundo, sus rechonchos labios pedían a gritos lo mismo y YoonGi dejó escapar un suspiro tembloroso cuando aquella idea cruzó su cabeza.

No había superado en absoluto la idea de besarlo, ¿qué se suponía que debía hacer ahora? Quedarse callado no estaba sirviendo, no sabía hasta cuándo podría aguantar, ¿y luego qué? ¿Debía entrar en pánico o algo por el estilo?

El reloj marcó las ocho en punto y JiMin empezó a abrir los ojos. YoonGi no se alejó, sonrió en cambio y el rubio parpadeó ligeramente confundido por el sueño, YoonGi estaba seguro de que tenía sueño.

—¿Uh? —parpadeó con lentitud, Min siguió con las caricias en su cabello.

—Buenos días —murmuró con voz ronca.

—Buenos días~ —le dijo bajito, con flojera, sonando tan tierno con su voz ronca y ojitos medio cerrados.

YoonGi soltó una risita y se acercó más al contrario, JiMin lo miraba atento y el pálido besó con cariño la frente ajena.

—¿Dormiste bien? —JiMin asintió con calma—, me alegro.

Hundió su nariz en los rubios cabellos y abrazó al contrario, JiMin no tardó en acurrucarse entre sus brazos y rodear la cintura ajena con sus brazos, fue casi como un reflejo. YoonGi se estaba sintiendo jodidamente cómodo y feliz ahí mismo, no era algo raro que ambos se abrazaran en la cama, pero el pálido lo estaba tomando muy personal ahora mismo, de hecho, las cosas empezaron a ponerse más personales desde hacía un tiempo, no estaba seguro de cuándo.

Ahora él simplemente sonreía por nada.

—Tengo que servir el desayuno... —le dijo JiMin, respirando justo en su pecho y haciéndolo sentir cálido. Min negó con la cabeza, haciendo un puchero inconscientemente.

—No, quédate cinco minutos más —pidió, frotando su mejilla sobre la cabeza del otro.

—Pero tienes que comer —refutó, sonando adorable por su mejilla abultada a consecuencia de estar medianamente recostado sobre el pecho del mayor.

—Puedo estar bien por cinco minutos más —JiMin entonces levantó la cabeza, ambas narices rozándose y a YoonGi se le cortó el aliento.

—¿Seguro? —preguntó, abultando los labios. YoonGi se relamió los suyos y asintió, incapaz de decir algo, JiMin asintió en aceptación y volvió a esconder su rostro en el pecho del mayor—. Esta bien, de igual manera es cómodo estar así...

—Lo es... —acarició su espalda—. Quedémonos así todo el día.

—Pero tienes que comer~ —insistió—. También dijiste que saldríamos estos días.

YoonGi se rió.

—Ah, es verdad —acarició la cintura del contrario con su otra mano—. Pero igual pido quedarme acostado un rato más, luego pensamos en salir.

—Podemos estar así una hora —aceptó—, porque quedarse todo el día en cama no es saludable —dio unos cuantos golpecitos en el pecho ajeno con su dedo índice.

—Ya pareces doctor, estás siendo molesto con eso de mi salud —le dijo con aires de burla, JiMin volvió a subir la cabeza y YoonGi sonrió en grande porque estaba viendo muy de cerca el puchero y nariz fruncida del menor—. Tan tierno~ —le dio un beso esquimal, rozando ambas narices.

JiMin soltó una risita y YoonGi esperaba que él no pudiera escuchar su corazón retumbando dentro de su pecho como clara señal de sus emociones, sus mejillas calentándose cuando el contrario escondió su rostro en su cuello para darle un par de cosquillas que no pudo esquivar. Ambos rodaron por la cama y JiMin intentó escapar para no ser atacado también, pero YoonGi lo atrapó en un abrazo de oso lleno de amor.

Usaron entonces la próxima hora para jugar entre ellos a las cosquillas y a lanzarse sobre el otro, risas encantadoras retumbando por la casa y creando un cálido ambiente.

Sin darse cuenta, YoonGi estaba cayendo lentamente hacia un lugar del que su corazón no podría salvarse.

How To Train Your Robot | myg + pjmWhere stories live. Discover now