Lección 16

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Cómo preocuparse por alguien

YoonGi se sentó con pereza sobre su cama, sus manos fueron hacia a su cabeza y se despeinó más de lo que estaba.

—¿Qué hora es? —preguntó al aire, su celular se encendió al reconocer su voz y anunció que eran las las diez de la mañana y que hacían dieciocho grados afuera.

YoonGi miró hacia todas las direcciones que le permitía su flojera y bostezó, colocando su pies sobre el suelo de manera lenta y, por fin, levantándose.

Caminó fuera de su habitación y pensó que era algo raro que el aroma a café no se sintiera, aunque se sorprendió aún más cuando al llegar a la cocina, no vio al rubio por ningún lado. Frunció el entrecejo y se dio media vuelta, esperando verlo, pero nada.

—¿JiMin? —no hubo respuesta.

Revisó la pequeña sala de estar, abrió la puerta del baño, buscó en su armario y hasta debajo de su cama pero aún así no vio señales de JiMin, inevitablemente se empezó a preocupar y como último recurso abrió la puerta de su casa, miró hacia el pasillo que iba directo al ascensor y se mordió ligeramente el labio inferior cuando tampoco vio al robot caminando por ahí.

Unas cuantas teorías se formaron en su cabeza cuando volvió a entrar a su hogar y la que más le preocupó fue que existía la posibilidad de que NamJoon se lo haya llevado, ¿había alguna razón para ello? Ni siquiera le habían avisado, y si habían decidió acabar con el experimento entonces al menos lo hubiesen dejado despedirse, ¿no?

¿Se había averiado? ¿JiMin se había ido por su cuenta? ¿Aquello era parte del experimento?

Bufó por el hecho de preocuparse tanto por ello, caminó de un lado a otro sin saber que hacer o a quien acudir y cuando vio su sudadera negra sobre el sofá la tomó sin pensarlo más y se colocó los primeros zapatos que vio, sin calcetines. Cerró la puerta y caminó hacía el ascensor para salir del departamento.

Una vez estuvo afuera el frío del otoño arremetió contra su cuerpo y debido a eso se abrazó así mismo, frotando sus manos sobre sus brazos para darse calor y pensando en dónde demonios se pudo haber metido ese chico.

[🍁]

—No puede ser... —jadeó, tiritando ligeramente.

YoonGi se encontraba regresando a su casa, estaba cansado y con frío, además claro que no había podido dar con el paradero del robot. Se sintió realmente mal por unos segundos, sin saber realmente por qué, quizás le molestaba la idea de que se haya ido sin avisar de nada o porque se había encariñado un poco.

Suspiró de alivio cuando el calor del elevador lo abrigó un poco, pero aun así no estaba contento. Caminó con la mirada gacha hasta su puerta arrastrando los pies, meditando si debía ir a dar una segunda vuelta por el parque para estar seguro, aunque antes de irse de vuelta, una voz lo hizo mirar hacia el frente.

—¡Hyung! —JiMin, quien estaba parado a un lado de la puerta esperando al pelinegro, se abalanzó sobre él.

Se sorprendió cuando unas manos tomaron su rostro y sus manos fueron a parar por alguna razón a la cintura contraria.

—¿Dónde...? —ambos se callaron cuando sus voces se escucharon al mismo tiempo.

YoonGi decidió quedarse callado.

—Hyung, ¿donde estaba? ¿Acaso salió a la calle sin siquiera desayunar? ¡Hace frío y usted está congelado! —bajó sus manos ahora al cuello del mayor, captando lo fría que están su piel y provocándole al chico un escalofrío—. No puede salir sólo con una sudadera, se va a enfermar.

YoonGi sintió una sonrisa bailar en sus labios cuando escuchó el tono de preocupación de JiMin, hacía un tiempo que no se sentía importante. Además, que el robot parecía estar en perfectas condiciones y claro, había podido dar con él.

—¿Quiere que lo caliente?

Los ojos del mayor se abrieron un poco en sorpresa cuando escuchó aquello, sintiendo sus mejillas encenderse un poco porque le había encontrado el doble sentido a aquellas simples palabras muy rápido, y es que desde que el menor imitó lo que seguramente había visto en una página porno (aún necesita arreglar cuentas con HoSeok por eso), además del pequeño incidente en sus pantalones, el pelinegro no podía sentirse completamente cómodo si se encontraba frente a una situación similar.

—¿Q-Qué?

—Lo haré de todos modos, no quiero que se resfríe —y dicho esto, los brazos de JiMin rodearon el cuerpo del pelinegro, al instante este se sintió estúpido por haberse imaginado alguna otra cosa.

Lentamente, el calor que emanaba JiMin se hacía ligeramente más fuerte y un suspiro de alivio no pudo evitar escaparse de entre sus labios por lo abrigado que se sentía. Al escucharlo, JiMin se separó un poco para poder mirarlo y corroborar que se encontraba bien.

YoonGi se dio cuenta de que las mejillas del contrario estaban rojizas y tuvo una extraña sensación al verlo, más aún cuando este sonrió, provocando que el también sonriera.

JiMin lucía tan...

—Tus... mejillas... —tocó una con su dedo índice, pensando en lo real que se sentía el calor corporal y la piel del contrario—. Están rojas.

«Lindo».

—Debe ser algún efecto secundario por haber subido mi calor corporal —explicó—. No se preocupe por mi.

—Tarde... —suspiró rendido y el contrario ladeó la cabeza.

Finalmente, después de estar abrazados un largo rato (el pelinegro quería asegurarse que JiMin no se fuera a ningún lado) y de entrar a la casa, YoonGi descubrió que el rubio sólo había bajado a botar la basura y como no sabía en qué parte debía hacerlo, terminó vagando alrededor del edificio, lo cual no se asemejaba a ninguno de los escenarios que su mente había creado cruelmente.

También JiMin le dijo que se había puesto a conversar con la señora Kim cuando se la encontró por los pasillos y que esta tenía muchos temas de conversación muy interesantes.

YoonGi se sintió realmente estúpido por preocuparse tanto por el robot, podría parecer realmente inocente pero estaba teóricamente consciente de las cosas, obviamente recordaría el camino de vuelta al departamento y no entraría en pánico por no saber qué hacer, sólo buscaría otro tipo de solución, por eso logró encontrar el lugar donde se tiraba la basura y por eso regresó tranquilamente a casa.

«Soy estúpido». Pensó YoonGi justo cuando la cafetera sonó.

—¿Quiere que le sirva su café ahora? —JiMin le preguntó—. Sería mejor que sí para que entre en calor más rápido.

—Sí, gracias JiMin —le sonrió ligeramente.

Y el rubio le sonrió de vuelta.

«Un estúpido con suerte, supongo». Pensó nuevamente.

How To Train Your Robot | myg + pjmWhere stories live. Discover now