Capítulo III: Sufrimiento eterno

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Satanás acarició delicadamente el rostro de su ángel él cuál dormía a su lado, observando la hermosa imagen que él veía

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Satanás acarició delicadamente el rostro de su ángel él cuál dormía a su lado, observando la hermosa imagen que él veía. Sus ojos recorrieron las pestañas largas y curvadas que intentó contar antes: 174 mechones a la izquierda y 200 a la derecha más o menos si no se perdía, a la inclinación perfecta de su nariz que se había hundido en el suave vino y por último, en esos labios rojos, regordetes y deliciosos que tanto deseaba reclamar. Sin embargo, Satanás negó con la cabeza al pensar que no iba a besar al ángel. Él nunca iba a besar a nadie.

Contrariamente a lo que los humanos hacen de él, hay cosas que Satanás desconfía. Un beso es uno de ellos. Un beso es un arma mortal contra él. No porque lo mate, es porque lo debilita. El hecho de que no haya besado a nadie fue la razón por la cual él fue el Satanás más fuerte de todos los tiempos.

Si el matrimonio es lo que ata el nudo en el Cielo y la Tierra, entonces un beso es lo que encierra a dos almas en el Infierno. El amor puede ser diferente en el inframundo comparado con los otros reinos, por un lado, el amor es visto como una debilidad. La lujuria es lo que corría los deseos de los demonios: el amor es un arma peligrosa contra ellos. La lujuria es un placer temporal, una vez que está hecho, está hecho. Sin ataduras. El amor, por otro lado, te mantiene atado firmemente, te mantiene sujeto y te mantiene aferrado. Y cuando tienes algo a lo que aferrarte, tus enemigos tienen una ventaja contra ti.

El infierno es un lugar solitario y cruel. Si uno fuera a encontrar el amor aquí, los llevaría a la locura. Porque en un lugar donde el santuario no existe en su caos cotidiano, siempre estás en el límite, ni siquiera estás seguro de si sobrevivirás en este mundo feroz, y mucho menos si te preocupes por alguien más.

Aquí abajo, el amor es una tortura. Si en el mundo humano, el amante de uno los dejó, se lastimará pero todavía tienen tiempo para sanar. Pero en el infierno, el tiempo es irrelevante, las emociones son debilidades y solo se respeta la fuerza. Si un demonio está lejos de su alma gemela o no puede verlos por un largo tiempo, perecen y mueren. Lo mismo puede decirse de su otra mitad. La separación entre dos almas es la separación de la vida cuando besan la muerte en sus fríos labios. El amor es una debilidad. Un beso es un veneno.

El amor, pensó Jungkook, es tóxico. Incluso para él, el gobernante de este Reino, no es inmune a su maldición.

Y así, antes de que pudiera siquiera inclinarse y presionar sus labios contra el bello ángel, retrocedió, retirando la mano que acariciaba sus suaves mejillas y distanciándose de la bella durmiente.

—parece —murmuró Jungkook, con la voz insegura incluso si sabía que nadie estaba escuchando, ni el ángel ni nadie del Infierno, solo él y sus pensamientos confusos—que tienes una ventaja sobre mí.—Él se rio entre dientes —Eso está bien, sin embargo, es un desafío que nunca tuve antes. De aquí en adelante, o sucumbes al placer que doy, o me entrego a la tentación de tus labios.

Chains of Sin/KookJinWhere stories live. Discover now