Capítulo II: Hell's Banquet

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Seokjin creía en muchas cosas

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Seokjin creía en muchas cosas.

Él creía en Dios que gobernaba el Cielo y la Tierra, y el único Rey al cual se inclinaría. Él creía en el Cielo que era su hogar para protegerlo de cualquier daño y amarlo sin límites. Creía en las puertas del Cielo, las puertas de su casa y el único hogar que alguna vez tendría, para mantenerlo dentro del paraíso, y protegerlo a él y a sus compañeros serafines del peligro al otro lado de los límites del Cielo y el Infierno. Él creía en sus compañeros que eran su familia desde el día en que Dios insufló vida en él y lo hizo su propia persona, con un par de hermosas alas y un hermoso corazón. Él creía que se le concedería la felicidad eterna bajo la gracia de Dios y todas las bendiciones en las que nació.

Seokjin creía en muchas cosas.

Cosas que vivió toda su vida, una vida que él creía infinita. Cosas que lo moldearon a la persona que era en este momento. Cosas que fueron su mayor tesoro y reconfortante consuelo. Cosas que se rompieron en un solo momento.

Y por primera vez en su vida, su felicidad se derrumbó ante sus ojos. Su sonrisa suave y delicada se transformó en un amargo fruncimiento mientras lágrimas calientes caían de sus orbes, la traición se reflejaba en ellas. Miró al ángel que creía que era su familia, a su hermano durante tantos siglos, y le devolvió la mirada fría. Una mirada que nunca ha visto hasta ese momento.

Hyosang siempre había sido su hermano, su mejor amigo, su otra mitad, su familia. Hyosang era su todo. No había Seokjin sin Hyosang, no había Hyosang sin Seokjin. Eran uno, nunca separados, siempre juntos. Seokjin y Hyosang eran un par de alas de Dios, alas tan brillantes y fuertes que no puedes evitar admirarlas. Eran la pareja perfecta, la imagen perfecta, el todo perfecto.

Seokjin creía en eso, como creía en otras cosas pero como todo, se fue rompiendo con el lapso del tiempo y un momento llevó a otro, y pronto se encontró siendo expulsado del Cielo, cayendo como una estrella fugaz junto con sus dongsaengs que creían en él, los únicos que creyeron en él. Seokjin quería creer en ellos también, pero estaba demasiado roto para hacerlo.

Aun así, Seokjin protegería a estos pequeños ángeles que sacrificaron su lugar en el Cielo para permanecer lealmente con él hasta el final. Incluso si supieran a qué pesadillas se enfrentarán para el final de este otoño. Se acercaron a él mientras caían rápido y todo lo que Seokjin tuvo que hacer fue aceptar su mano. Pero cada vez que intentaba extender su mano y agarrar la de ellos, la cálida sonrisa de Hyosang cruzaba por su mente y retrocedía como si fuera quemado por el fuego.

Y así cayeron y aterrizaron en el lugar entre el Cielo y el Infierno, donde se vieron obligados a vagar sin saber a dónde ir. Sin saber a dónde ir con sus alas rotas y piernas agotadas. Sin saber dónde, excepto solo siguiendo el rastro ominoso de la oscuridad que se avecina y el silencio ensordecedor que los acompaña. Sin saber que el camino que siguieron descuidadamente terminó llevándolos al Infierno.

Chains of Sin/KookJinWhere stories live. Discover now