07: Encuentro.

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Desperté.

Era de noche y estaba lloviendo a chaparrones. Estiré los brazos en en un intento de sentir la presencia de mi amiga, que con suerte aún seguía conmigo.

Me alivié al saber que seguíamos a salvo. Había estado días bajo este pedazo de tierra flotante, a la que logré identificar con el nombre de "El tesoro sagrado" por ser territorios ocultos y restringidos para cualquier jugador. La única forma de acceder es bajo el consentimiento de una criatura del cielo.

Sin embargo, las criaturas de la naturaleza son mayoritariamente hostiles ante la presencia de los jugadores, por lo que, y según he visto desgracidamente en otros territorios sagrados, han sido sometidos a llevarlos en contra de su voluntad. Por eso Boo estaba siendo cazada, porque estos lugares son principales fuentes de enriquecimiento, que ocultan muchos tesoros.
Abrí mi menú para verificar la ganancia de mi última caza y observé el mapa mundial del mundo de ALO.

-Excelente... -Suspiré.

Necesito sí o sí una gran fuente de sangre de dragón para sobrevivir a los territorios árticos.

Tenía dos opciones, o ir a conseguirlo yo misma en las tierras volcánicas, lo cual necesitaría 6 días de viaje.
O ir a los territorios poblados a realizar compra venta. El territorio de los salamanders el es más eficaz para conseguir estas bebidas, pero desde mi último encuentro dudo que sea bueno exponerme allí.

El siguiente más cercano era el de los Sylph, al suroeste del árbol del mundo. Tal vez pueda conseguir algo allí, oí que de todos los territorios son los más tolerables a los forasteros.

-Vale. -Inhalé aire lentamente y finalmente exhalé. Observé a Boo dormir profundamente. -Prometo que volveré, Boo.

Y desaparecí de la cueva.

(•••)

-Tiré la bolsa como si de basura se tratase.

-Huesos de cobra, intactos.

Tiré la otra bolsa.

-Cuero de cobra, fresca.

El comerciante observó cada una con cierto interés. Volvió a mirarme.

-¿Y los dientes?

-¿Acaso los nombré?

-Sin dientes no hay trato, niño. -Cruzó los brazos.

Alcé una ceja.

-Escucha, imbécil. -Suspiré. -He estado recorriendo 96 horas todo el maldito mundo y no estoy de humor para lidiar con negocios.

Sus ojos se posaron en mí de nuevo. Mi provocamiento había logrado asustar al hombre.

-¿Acaso me estás amenazando?

-Me pregunto cuanto recompensarán por la entrega de un maldito estafador... -Sonreí. -¿Qué? ¿Creíste que era tan estúpido?

-¿Qué estás insinuando? ¡Calla esa lengua afilada, maldito spriggan!. -Chilló dientes.

-Yo que vos guardaría esa chatarra... -Lo detuve, justo en el momento de su deseo de blandir su espada, quien diría que hasta los Syph son ladrones.

El comerciante entraba en nerviosismo, sabía que no se juega a las cartas contra un hábil competidor pero, manteniéndose fiel a la ventaja de que podía atacarme en su territorio, igualmente blandió su espada. Y no pasó ni un segundo como para que la muchedumbre se alarmara ante el espectáculo.

-Más vale que te vallas, no soporto forasteros. -Me apuntó, directo a la cabeza.

-¿Forastero?

Oh, esto se estaba por poner interesante.

-Disculpa... -Un fuerte bulto azotó el mostrador, ¡un colosal pedazo de carne! que terminó por paralizarme justo en el momento en que cometería algo que sobrepasaría los límites de la moral. El prototipo observó la tremenda oferta con total asombro, tal al punto que parecía haberse olvidado de mi. Observé seriamente a la persona que había interrumpido mi negocio. Asomó su pequeño rostro por el costado del bulto y observó al comerciante. -¿Te parece si me das 5Litros de sangre de dragón?

No pude dejar de verle en el momento en que la reconocí; la mirada que expresaba sobre ella era tan intensa que recibía todos los recuerdos de ese jodido día. Es ella, la estaba viendo, JUSTO FRENTE A MI.

MIERDA. ¡Después de los malditos 6 días!

-¡P-por supuesto! -Aceptó gustoso. Viejo imbécil, ¡con esa oferta deberías ofrecerle el triple de cantidad!. -¿Se te ofrece algo más, cariño?

-Sí: quiero algunas raciones de semillas y frutos secos de todo tipo.

-¡Como guste! ¡Es un placer hacer negocios con usted!

El estafador preparaba la entrega de la cosas para la chica, mientras yo observaba incrédulo la situación. A pesar de la situación estaba completamente envolvido por la sensación tan intensa que me provocó el verla por segunda vez, el finalmente haberla encontrado, y ahora que la tenía frente a mi no sabía exactamente qué hacer.

Entonces, ella finalmente ladeó la cabeza.

No dejé de observar sus facciones. Sus ojos se agrandaron lentamente a medida que me analizaba y la expresión de asombro que me mostró fue realmente indiscutible. Ella me reconoció.

Desvió la mirada ligeramente cuando volvió el comerciante.

-Aquí tienes, señorita.

-G-gracias. -Respondió, casi en un susurro. Guardó sus cosas en su inventario y no volvió a mirarme de nuevo, sin embargo ella aún no se iba. -¿Cuánto das por esos artefactos?

Me sorprendí al ver que señalaba justamente lo que yo deseaba.

-Bueno, señorita, dudo que pueda conseguir tan alto val...

¡BAM!

¡Dejó caer otro enorme bulto a la mesa! ¿De dónde saca semejante animal?

-Los quiero. -Dijo y quedé pasmado. -Dáselo al spriggan, ¿vale?

Y el comerciante, sin nisiquera discutirme, ¡me entregó el artefacto como si nada!

Fulminé al Sylph con sumo desprecio, comenzando a considerar mis ganas de matarlo nuevamente, pero terminé por olvidarlo cuando me di cuenta de que la chica había desaparecido.

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