06: Negación.

713 76 4
                                    

-¡La sangre y el dolor es bastante real! -Me sorprendí, observando la limpia cortadura sobre el brazo, un dolor breve hasta que en unos segundos fue desapareciendo. -¿Ves? No tienes que preocuparte. -Le sonreí.

El grandote animal bufó ante mi despreocupación, me ha retado bastante por mi torpeza; dice que soy una descuidada. Reí ante el grandote, o más bien grandota; descubrí que es una hembra.

De repente sentí un pequeño empujón.

-Oye, no me empujes. -seguí riendo, además de protectora, era muy amistosa.

Nuevamente me fijé en el mapa, el mapa que recientemente conseguí de la misión que llevé a cabo y la razón por la cual volví con unos rasguños. Suspiré al examinar, tratando de buscar las coordenadas; me molestaba por no poder ubicarme.

Boo gruñó.

-Sí... es difícil encontrarlo. Solo sé que está oculto en las tierras de los ángeles, pero no en un punto determinado... -Fruncí el seño.- ¿Cómo haré para pasar desapercibida?

Y otro de sus gruñidos terminó por detenerme.

-¿Chico? -Ladeé la cabeza rápidamente. -No me refería a eso, yo me refería a...

Me interrumpió.

-No. -Me negué rotundamente. -No tengo pensado eso, yo puedo valerme por mí misma, ¿vale?.

Gruñó.

Me ruborizé cuando me obligó a recordarlo, recordar ese momento inimaginable que sucedió sin explicación. Bueno, en realidad, si hay razón...

-¡Fue solo un simple beso! -Le di la espalda, no quería pasar por esto de nuevo; ya había pasado varios días con este mismo tema. -No pasó nada con ese chico, fue un accidente, no insistas, ¿vale?

Me empujó otra vez.

-¡Que no pasó nada, Boo! -Grité instintivamente, estaba acalorada a más no poder y lo peor de todo es que ella seguía molestándome. Me froté el cabello de la frustración, queriendo cambiar de tema, queriendo olvidarlo todo. Pero, ¿cómo?, es imposible dejar de pensar.

Boo caminó hacia mí, mirándome a los ojos fíjamente, preguntándome algo que yo no quería oír, que quería negar.

Desvié los ojos. -No lo sé...

Me dio un duro cabezazo.

-¡Boo! -Me quejé. -¡Le di un beso, pero no se si de verdad haya hecho el pacto con él! Además, no fue a su voluntad así que dudo que se haya formado un trato! ¡Es imposible!

Un suave sonido salió de su ocico, dejándome finalmente con los pensamientos estancados. Ahora ya no sabía que decir.

¿Por qué lo hice?...

-Él los ahuyentó. -Suspiré. -Su presencia fue suficiente como para ahuyentar a esas hadas, lo noté cuando estaba oculta en ese túnel...

Recuerdo muy bien ese día, estaba escapando de unos salamanders que me descubrieron cuando conocí a Boo. Creo... que estuve corriendo como dos horas durante todo el territorio salvaje, no podía defenderme porque estaba desarmada; el ser un "novato" en ALO, me costó mucho poder llevarme con este mundo, sobretodo a la hora de querer blandir alas. Sin embargo, eso no es causa para mi agilidez en el movimiento.

Consfieso que podría haberlos vencido simplemente, pero... no puedo dejar que me descubran: lo he notado ya con la primera persona que se dio cuenta y fue justamente la líder de estos salamanders. También confieso que era la primera vez que me encontraba con otros jugadores, y fue una gran desventaja que se sorprendieran con solo mi apariencia. Esa es la razón por la cual decidí desaparecer. Es demasiado pronto para esparcir rumores.

El grupo fue muy insistente en seguirme, lo noté al presentir un rastreador cerca de mi, sin embargo no podía detenerme a buscarlo y destruírlo porque me atraparían en pocos minutos, así que tuve que perderlo de vista.

Fue entonces cuando me camuflé dentro de un túnel rocoso, cubiertos de brillantes cristales, y esperé al pequeño animal. No pasó mucho tiempo hasta que apareció la negra avispa, un insecto que tenía pensado eliminar.

Fue ahí cuando apareció una silueta, acercándose tranquilamente como si fuese ajeno a la oscuridad y al simple silencio que gobernaba. Un joven delgado, de reluciente vestimenta negra y ojos azabaches.

No podía creerlo. Cualquiera lo identificaría con una primera miraba. Llevaba un venado en sus hombros, volviendo de una exitosa cazería.

Entonces, cuando las cosas no podían ser peor, seguidamente apareció el grupo de enemigos desde el otro extremo. Ambos se encontraron frente a frente. ¿Qué había hecho? Me culpaba internamente por la situación que había provocado; fui causante de la esperada pelea que se avecinaría ahora y no sabría como detenerla.

Él iba a pasar por esto por mi descuido.

Pero no fue así. Ninguno avanzó.

Increíble... El espadachín los miraba como si fuesen un simple obstáculo en el camino, como si se tratara de simples jugadores.

-Lo siento, pero ¿podrían moverse del camino? -No podía creer la confianza que emanaba, me soprendía la tranquilidad que ejercía en su voz.

Y volví a sorprenderme... cuando el grupo accedió sin ninguna objeción, como si tuviesen a una autoridad frente a ellos, como si ese chico fuese un genuino magistrado.

Los había dominado consu simple voz.

No puede ser...

Entonces, como si ellos se olvidaran de mi, simplemente volvieron por donde vinieron. Y yo me mantuve observando al pelinegro rezonar sus zapatos sobre el suelo cristalizado, admirando su total autoridad, su tranquilidad, su gran seguridad.

Unas características que provocaron mis más internos impulsos.

"Encuentra un espíritu de fortaleza, que sea tu espada, tu compañero, tu protector. Encuentra a tu corazón de oro, como yo te encontré a ."

-¡Spriggan!

Y todo ocurrió como si estuviese predicho.

-Como si estuviera destinada a ello...

Me oculté bajo mis cabellos, arrepentida por mi atrevimiento.

-Estoy avergonzada por lo que hice, pero sentí... que tenía que hacerlo. -Solté una gran bocanada de aire. -Igualmente eso no quita el hecho de que fue un accidente que se queda en el pasado. ¡Cambiemos de tema!

Boo libró otro gruñido, provocando que despierte mis dudas nuevamente.

-No creo. -Sonreí. -La única forma de que se vuelva canoso es que el beso tuvo que ser convencional, cosa que realmente dudo por la mala expresión que tuvo. ¡Sep! ¡No hubo trato así que olvidémoslo! Me quiero concentrar en el mapa, ¿vale?

Boo volvió a gruñir.

-Ya te dije que no, Boo. No existe forma de que hayamos pactado.

Desesperación aún no existe.

Pure Imagination •Kirito y tú•Where stories live. Discover now