11: Klein.

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ALO. Tierras salvajes. 11:00pm. Kirito.

—¡Ya apúrate, viejito! ¡No tenemos todo el día!

¡Track!

Quedé aturdido. Sin embargo, el impacto no fue el causante, ni siquiera los agonizantes gritos lo hicieron.

La bestia cayó en seco sobre el anaranjado césped. Retiré todo el aire que contuve, guardando mi espada en mi espalda.

—¿Qué haz dicho, Klein?.

—¡Ay, no te enojes conmigo! Sabes que fue sin querer~ ... No me pegues.

Suspiré. —Te veo en casa.

—¡Espera, Kirito! —Sobresalté; gritó tanto que se me jodieron los tímpanos.

—¿Y ahora qué te pasa?

—Ya que es buen momentito, quería preguntarte por la chica encapuchada de ayer...

Paré en seco.

—¿Me haz estado espiando?

—¿Qué? ¡Naaaaa... es solo intuición tipo masculina de Klein, ¿sabes? ¡Resulta que tengo un don especial para percibir chicas!. Así que~, ya que tú estás con Asuna, ¿podrías presentármel...?

—NO.

—¿Qué? ¡¿Por qué no?!

—Porque no. PUNTO.

—¡Oh~, vamos!¡Eres un aguafiest...!

Retiré el chip mágico de comunicación y lo arrojé al trasero del horizonte.

Me cago en Dios, ¿¡me ha estado siguiendo?!

Ese idiota... Estuve rezongando en voz alta, desquitándome con cualquier cosa que se encontraba en mi camino.

—Lamento la demora.

Saboreé un olor singular al de cualquiera que haya sentido. Conocía muy bien ese aroma...

Volteé a ver a la pequeña chica aterrizar desde el cielo, enderezándose para verme.

Retiró lentamente su capucha y me miró. —Hola.

—Hola.-Respondí.

—¿Es un... jabalí?

—Sí y uno bastante bueno.

—¿No estarás pensando en...?

—Tranquila. No lo pienso comer.

En efecto.

—Fingiré que te creo. —Contestó, encarándome con su mirada.

Arqueé una ceja. —¿No me tienes confianza?

—No hay que fiarse del cachorro de un lobo.

Ella y sus metáforas incomprensibles. Era interesantemente tedioso verla pestañear, tratando de averiguar que es lo que está pasando por su mentesilla.

¿Qué piensas?

Rápidamente me miró. —¿Por qué me llamaste?

Ha. Por poco se me olvida...

—Quiero que conozcas a algunas personas. —Dije. Entonces di media vuelta y fui en busca del animal que cazé. Lo levanté de un movimiento y lo cargué sobre mi hombro. —¿Qué te parec...

Me dio la espalda.

¿Qué?

—¿A dónde crees que vas?

Pure Imagination •Kirito y tú•Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt