El primero.... [Rubelangel] {Editando}

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8. Fuiste el primer hombre al que bese en la mejilla.

Los días pasaron y cada día eras más lindo.

¿Me estaba enamorando?, esa era una de las palabras que más rondaban en mi cabeza, pero siempre me encargaba de repetirme que era un amor de amigos, pero, ¿el amor de amigos existe?, claro que lo existía, eso lo tenía más que claro, pero contigo siempre tenía una sensación extraña, extraña, linda, me hacía sentir bien, feliz, pero eras mi amigo y sólo eso.

Intentaba salir a caminar, con ayuda del trabajo me distraía, pero casi siempre pensaba en ti.

Vaya amistad, pensaba.

Un día llegue del trabajo y para mi sorpresa tú ya estabas ahí,al entrar a la cocina te vi preparando la cena y el olor era realmente delicioso.

-Hola Migue, he llegao. - Pase con una gran sonrisa.

-Hola Rub, lávate las manos y siéntate, la cena esta lista. -Volteaste a verme, tenías una linda sonrisa.

-Ya voy mamá. - Dije mientras me levantaba y caminaba a tu lado para lavarme las manos en el lavaplatos.

Los platos ya estaban listos, los tomaste y colocaste en la mesa, tomé los vasos y nos serví un poco de refresco.

-Huele delicioso Migue. - Me senté frente a ti.

-Espero que te guste. -Me sonreíste y después miraste al plato.

Comenzamos a cenar entre una conversación sobre nuestro día en el trabajo.

Al terminar lave los platos, mientras tú acomodabas la mesa, terminamos apagamos las luces y caminamos al pasillo, realmente estábamos muertos del cansancio.

Tu habitación estaba antes que la mía así que antes de que entraras me despedí.

-Hasta mañana Mahe. -Sonreí.

-Hasta mañana Rubius. -Devolviste la sonrisa.

-Descansa. -

-Tú también. -

-Gracias. -Diste la vuelta, abriste la puerta y me miraste por última vez.

Diste un paso en la habitación, para así poder de entrar, pero te detuve entes de que dieras otro paso, te tome del brazo y deposite un beso en tu mejilla.

-Gracias por todo. - Me separe algo sonrojado.

-No es nada Rub. -La sonrisa volvió, acompañada de un ligero sonrojo.

Entraste a tu habitación, caminé a la mía, llegué y sin quitarme la ropa de trabajo me aventé a la cama y en menos de cinco minutos caí en un profundo sueño.