Cap 34: Aunque tu no lo sepas-El canto del loco.

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-¿Amaia estás bien?-Me desperté otra vez sudada y llorando, y con Alfred a mi lado.
Noté que me empezaba a doler muchísimo la cabeza y el estomago, así que llevada por un impulso fui hacia al baño y vomité. Mientras me lavaba la cara para olvidarme de todo aquello, escuchaba como los Javis hablaban con Alfred: Debe ser la presión del trabajo, no para, esta muy comprometida, deberia descansar o tendrá que dejar algo. Hacia ese último comentario salí disparada por la puerta del baño, y me planté en el salón como si nada hubiese pasado.
-Buenos dias!.- dije con una sonrisa.
-Amaia, ¿estás mejor?.- dijo Javi.
-Claro, solo me dolía un poco el estomago y la cabeza, pero nada me tomo algo y ya está.
-Amaia, hemos estado hablando y tendrias que tomarte un descanso.
-Pero, y la obra que, queda menos de un mes y...
-Nada de peros, o descansas o el dia del estreno no podrás salir.
-Está bien pero solo dos días.- últimamente se preocupaban demasiado por mi y a veces me molestaba y todo, pero lo hacian por mi bien. Fui a la habitación con Alfred a recoger nuestras cosas para irnos a casa.
Dirante el viaje em coche no hablamos nada, hasta que Alfred hizo un comentario sobre la noche anterior.
-Hoy no parabas de moverte en la cama.
-Ya, he tenido una pesadilla, perdona si te ha molestado.
-Que va no pasa nada, pero ha tenido que ser una pesadilla fuerte porque gritabas y todo.
-Madre mía.
Al llegar a su casa me tumbé en el sofá directamente, por mucho que lo quisiera disimular, estaba muy cansada porque ultimamente no paraba y entre la pesadilla que se repite constantemente, la cabeza no paraba de darme vueltas.
-Oye Amaia, que dentro de dos dias me vuelvo a ir a Madrid.- Alfred me hizo recordar que la semana que viene ya era mi cumpleaños y todavia no sabia que hacer, pero ¿él tampoco sabía que era mi cumpleaños?.
-Que bien!.-dije intentando disimular que realmente me dolía que no estubiera ni que se acordara.
-Amaia, ¿segura que estás mejor?.- se acercó a mi y me dió un beso en la frente y se separó rapidamente.
-Dios!estás ardiendo, debes tener fiebre, descansa un poco que yo te cuido.
Esos dos dias en los que estube basicamente en el sofá, fueron dos de los mejores sin duda. Estar dos días completas con Alfred, fue increible me demostró aún más todo lo que me quería y lo mucho que se preocupaba por mi.
Los días de ensayo se me pasaron volando, fueron todos una rutina, me levantaba, ensayaba, descanso, volvia a ensayar y llegaba a casa derrotada. Y sin saber como, llego el día de mi cumpleaños, era mi primer cumpleaños en Barcelona, y con todas las vueltas que había dado durante esos últimos meses, era un panorama muy difernete a los años anteriores. No me llegó ninguna felicitación por parte de nadie, no de Aitana, de echo revisé la cobertura y todo en los minutos de descanso, pero nada, este año no soplaria las velas.
Me fuí para casa un poco desganada, la verdad esque no había sido un día de cumpleaños muy especial, para nada especial, pero con lo que no contaba era que Aitana estubiera en casa, porqué no le había visto el pelo durante la última semana.
-Felicidades Amaiaa!!.-y me abrazó fuertemente.
-Pensaba que te habías olvidado.
-Como me voy a olvidar, eres mi mejor amiga!
Me senté en el sofá y encendí el televisor, pero a los dos segundos Aitana lo apagó.
-Amaia, pero que haces! No voy a permitir que en tu cumpleaños te quedes en casa, venga que te invito a cenar fuera.
-Está bien, pero nada de fiesta, que estoy muy cansada y mañana ensayo.
-Bueno ya veremos, anda arreglate un poco.
Encontraba raro que me tubiera que arreglar para cenar, pero tampoco le quería reprimir nada, alfin y al cabo era la única que se acordaba. Salimos de casa y cogimos un taxi hacia un restaurante en el centro de Barcelona, la verdad esque era bastante bonito y muy acogedor. Nos sentaron en una mesa alejadas bastante de la gente.
-¿Y que tal tu día de cumpleaños?
-Bien, como cualquier otro supongo.
-¿Alfred se ha ido verdad?
-Hace dos dias o así, pero no pasa nada, yo tampoco se lo dije, y no es nada especial.
Al acabar de cenar Aitana pidió un pastel y me hizo soplar las velas, pase bastante verguenza, porque todo el restaurante se puso a cantar y apagaron las luces y todo.
Cogimos otra vez un taxi y volvimos a casa, Aitana se enviaba mensajes con alguien y antes de salir del restaurante estubi hablando por telefono por temas de trabajo, estaba liadísima. Cuando llegamos a la puerta de casa escuché como unas voces susurrando.
-Aitana ¿lo estás escuchando?
-¿El que?
-Nada nada, pensaba que habían entrado a robar o algo así.
-Pero que dices anda, abre la puerta.

¿Que creeis que abrá detras de la puerta? ¿Realmente les están entrando a robar?

DestinadosWhere stories live. Discover now