Capítulo XVIII

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-Olvidalo, no tiene caso que te lo diga, tú no me vas a creer de todas formas - concluyó si fascinante declaración el rubio a la chica.

-Como prefieras - respondió- me estás quitando el tiempo.

Ángela se paró y comenzó a caminar en dirección a su casa, dejando al chico allí parado sin decir ni una sola palabra. Pero, él decidió seguirla.

-¡Espera! - gritó, ella volteó a ver hacia atrás- enserio, dejame acompañarte- dijo jadeando mientras la alcanzaba, sí que era rápida.

Ella siguió caminando sin dirigirle la palabra pero él no se quitó de su lado tal perrito con su dueña.

-¿dejarás a Patrick allí?

-¿Quién es Patrick?

-Tu chofer niño rico.

-lo siento, a penas lo conocí. Él no es quien trabaja par mi padre.

-Si lo sé. Bueno aún sigue all....

Patrick ya no estaba.

Confundida y esperando una aclaración del chico, decidió seguir caminando junto a él, quien no dijo nada más a cerca de lo sucedido.

-¿podrias contarme sobre ti? Digo, si quieres - se animó a romper el hielo.

-no hay nada que contar, soy una simple chica con una simple vida.

-tiene que haber algo más -insistió.

-no, no lo hay.

-Vamos Ángela, no seas tan dura conmigo, sólo trato de ser tu amigo.

-¿porque te interesa serlo?, ¿a caso no tienes ya muchos amigos?

-No a cualquiera que te acompaña se le llama amigo.

Ella aceptó que las palabras de Connor rebosaban razón.

-Vivo con mi Padre y mi hermano. Aunque ahora mi hermano no está en casa. Y no lo estará por un tiempo, tenemos un taller de Mecánica y mi padre es chef.

-¿y tu madre? - preguntó.

Ángela bajó la mirada y su cara figuró tristeza.

-Ella, ella murió hace algunos años

Connor se avergonzó por ser tan entrometido.

-Oh Ángela, disculpame, no quería meterme...

-no, esta bien, esa es la verdad. Ahora, ¿que me dices de ti?

-Bueno, soy Connor, tengo veinte años, vivo con mis padres y mi hermano mayor Scott, ya lo conoces.

-Si bueno, no sabía ni como se llamaba.

-somos una familia un tanto disfuncional, la verdad es que Scott y yo solo somos medios hermanos.

-no tienes que contarme si no quieres.

Él no prestó atención y prosiguió.

-La madre de Scott fue la primera esposa de mi padre, luego tuvo como segunda familia a mi y a mi madre. Pasaron los años y la mamá de Scott lo abandonó al saberlo. Cuando Yo tenía cinco años y Scott siete, Mi madre murió y mi padre buscó a su primera esposa otra vez, y desde entonces está con ella. Pero eso a Scott y a mí no nos importa, nos llevamos muy bien, es mi mejor amigo. Y siempre está cuando lo necesito.

Hubo un breve silencio.

-Mi hermano y yo, también nos llevamos muy bien. Siempre está conmigo en Todo momento, mi madre solía decir que él era el ángel que ella dejaba para mi, y que yo era el ángel de él. EH allí mi apodo, no es por mi nombre que me llaman así.

-Por eso no dejas que cualquiera te diga así...

Ella asintió.

Sin darse cuenta estaban en la puerta de su casa.

-Bueno, aquí vivo yo...

-¿enserio?, de haberlo sabido.

-¿Porqué dices eso?

Él recordó cuando la vino a buscar a esa misma calle para explicarle lo sucedido en el parque pero, se limitó a confesarselo.

-Bueno, porque por aquí hiciste añicos mi parabrisas, te hubiera venido a buscar. -sonrió

-tengo que disculparme ¿verdad?

-Sería buena idea.

Ángela pensó un momento.

-Ya sé que vamos a hacer - se animó a decir.

-¿a sí?.

-lleva tu auto a esta dirección, - le dio una de las tarjetas que entregaban a veces en el parque o la plaza para hacer conocido su taller.

-muy bien, te llevo allí mañana.

-adiós. -ella cerró la puerta. Se quedó recostada sobre ella con una sonrisa en el rostro. Sin saber que del otro lado también había un chico que sonreía de la misma manera.

Se dirigió a la cocina donde su padre estaba terminando de cenar. Y en ese momento se dio cuenta que era muy tarde, verdaderamente tarde.

-Oh padre, lo siento. Me distraje y no me percaté que era tan tarde.

Su padre no le dirigió la palabra y levantó los platos de la mesa.

-¿Y el pan?- le preguntó desde el fregadero sin dirigirle la mirada

Ángela solo pudo darse un golpe con la mano en la frente al olvidar que debía comprar pan.

-¿Quién es él? - preguntó su padre luego de un breve silencio y tensión entre ambos.

-¿Quién?- Preguntó ella fingiendo demencia.

-El chico que te trajo a casa, no creas que no me doy cuenta lo que sucede en mi propia casa. -respondió un tanto molesto.

-es un amigo... Bueno, no amigo, es conocido. La verdad a penas lo conozco pero...

-¿dejas que un extraño te traiga a casa?, ¿no sabes ni quién es él?, Ángela, su padre es un hombre poderoso.

-¿lo conoces?...

Si, y no quiero que vuelvas a ver a ese chico.

-¿puedes decirme que ocurre?.
Abrió sus ojos en par, no podía creer lo que escuchaba.

No Soy Tu CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora