Edward

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Aquella noche la nieve no dejó de caer, después de que Meg se despidiera de su novio, subió a su habitación y se sentó al lado de la ventana para observar el castillo.

"¿Por qué decidiste regresar allá?"

Ella no dejaba de pensar en las posibles circunstancias que llevaron a su amigo a dejarla aquel día tan importante para ella.

"¿Qué voy hacer si ya no quieres volver?"

Su rostro se llenaba de tristeza, la presencia de Edward en su vida era algo valioso.

Meg se levantó por un cuaderno, volvió a tomar su lugar al lado de aquella ventana y comenzó a escribir, las palabras por primera vez fluían sin interrupciones, los párrafos tomaban forma poco a poco, el sentimiento de aquella tristeza la estaba inspirando, no sabía porque se sentía así exactamente, aquel joven sólo era su amigo, "¿Cómo era posible sentirse así?" se preguntaba cada que ponía punto y aparte en su historia.

Los minutos pasaron, las palabras continuaron, la nieve seguía cayendo; sin embargo, el sueño la venció, terminó de escribir y sólo se acostó; pero no lo hizo sola, era acompañada de aquellas lágrimas que la vieron escribir mientras recorrían su rostro, tomó nuevamente su cuaderno y comenzó a leer.


El Llanto De Los Copos

Este invierno adelantado me muestra lo frágil que soy sin ti, y es que no hay nada más bello en el mundo que tu presencia; tu sonrisa me derrite como se derrite cada copo al tocar mi piel.

Dentro de mi corazón hay algo que me dice que no está completo, y me doy cuenta de que te necesito siempre en mi vida; porque tú descubriste a la verdadera yo, la que se escondía tras aquella coraza de indiferencia y pesadumbre, aquella que odiaba vivir al pensar que tú ya no existías; pero ahora eso ha cambiado, ya eres parte de mí.

White, pero ¿Por qué escribirlo en inglés? ¡Blanco! Blanco es el color del frío que quema esta noche, pero tus abrazos curaran mis heridas, ven a mí, cúrame de todo, y lléname de calor, del calor de tus besos; no tengas miedo, ¡No podrás herirme!

Anhelaba conocerte, ¡Ser tuya! Sin importar lo que los demás digan ¿Quiénes son ellos para juzgarnos? Pero ahora te he herido; y me siento la peor del mundo.

Robaste mis más bonitos sentimientos desde que decidiste pararte frente a mí, y desde entonces no he sabido mostrártelos; tú me haces querer ser mejor, ¡Por ti yo seré mejor!

Dame una nueva oportunidad de curarte, de mostrarte lo bello que es enamorarse, me gusta que nieve en Burbank, pero hoy no, porque te he hecho llorar, el frío me lo dice; estos copos son aquellas lagrimas que no puedes derramar.


Al terminar de leer aquel texto, su llanto aumentó, sabía que era por ella que Edward había regresado a su castillo; tenía que hacer algo para sanar aquel daño, pero no sabía cómo, pegó aquel cuaderno a su pecho y lloró hasta que se quedó dormida.

Esa madrugada no fue la mejor para Meg, estaba dormida, pero no pudo descansar, al abrir los ojos se dio cuenta de que seguía nevando.

Cansada se apuró para irse a su escuela, sus padres se mostraron molestos con ella, Meg no entendía el motivo.

- ¿Se encuentran bien?

Ninguno de los dos quiso responder, la chica seguía sin entender el motivo; insistió.

- ¿Por qué no me quieren hablar?

- ¡Tú sabes bien porque hija! - respondió Jacqueline Thompson

ScissorhandsWhere stories live. Discover now