25. Un Libro, Un Lloro y Más Fracaso.

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-Scorpius: Y también para nosotros, claro (se señala a sí mismo y a Jenna).

Jenna aplaude entusiasmada.

-Albus: (Ríe) Por supuesto.

Jenna se abrazaba a sí misma, refugiada en el sueter color esmeralda que Albus le había regalado el año pasado. Si no fuera por su respectiva bufanda con los colores de Hufflepuff, llevando encima la bufanda verde y plateada de Scorpius habría pasado por una estudiante de Slytherin. Jenna se frotaba las manos y tomó entonces una taza con un poco de chocolate caliente para calentarse más.

-Jenna: (Bebe chocolate) Scorpius y, ¿cómo está tu mamá?

La pregunta pareció tomar desprevenido al niño, cuya sonrisa se esfumó inmediatamente de su afilado rostro y bajó un poco la mirada hasta sus pálidas manos entrelazadas.

-Scorpius: Pasamos la Navidad en San Mungo...

Albus y Jenna se miraron entre sí, apenados por su amigo.

-Scorpius: Mamá no quería, pero el Sanador de la familia insistió, y... papá la llevó inmediatamente. Ella se disculpó todo el tiempo, le dijimos que no era su culpa y tratamos que la pasara lo mejor que pudiera.

-Albus: Y, ¿qué es lo que tiene? (curioso)

-Scorpius: No quieren decirme (frunce el ceño). Lo saben, pero no quieren compartir eso conmigo... Mamá solo me dice: "No te preocupes, hijo. Ya pasará."

Eran raros, muy raros, los momentos cuando podían ver el ceño fruncido de Scorpius, o verdadero enojo reflejado en sus grises ojos. Era el vivo cielo preparándose para dejar caer el aguacero. Y para su asombro... Así pasó, Scorpius lloró.

Jenna se llevó una mano a la boca y se apresuró a correr hacia su amigo y abrazarlo fuertemente. Albus se quedó paralizado, sin saber qué hacer por él. Scorpius siempre había sido fuerte, resistía muy bien las burlas y malos tratos de los otros alumnos, pero lo que se refería a su madre, era otra cosa.
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Las cosas no cambiaban en Hogwarts para los tres niños. Las niñas de Slytherin molestaban de vez en cuando a Jenna; tropenzándola, insultándola o tumbando sus libros con intención, y sus compañeras de Casa se reían de sus malos ratos.

Scorpius era señalado e insultado todo el tiempo y Albus no se salvaba ni de su propio hermano. A James Potter le encantaba hechizar a Albus cada vez que tenía oportunidad y huía entre risas junto a su primo Fred y su amigo Jackson.
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28 de Enero de 2019.
Hora: 2:13pm.

A finales de mes, las tan esperadas clases de Duelo en Defensa contra las Artes Oscuras habían comenzado.
Divididos en pareja, el profesor Finnigan les dictaba instrucciones previas.

-P.Finnigan: Y escuchen con mucha atención, estas clases son para su provecho académico, para que puedan avanzar en su aprendizaje (los miró seriamente). Queda terminantemente prohibido realizar estas prácticas de duelo fuera del aula de Defensa contra las Artes Oscuras.

Cada alumno miraba al profesor con atención, algunos asentían solemnemente. Karl Jenkins codeaba a Yann Frederick con complicidad y Flora Zabini reía por lo bajo acompañada de Mildred Cauldwell. Craig Bowker Jr. se mordía las uñas de los nervios; Lysander sonreía distraídamente junto a Jenna quien era su compañera de duelo, y Scorpius miraba a Albus, el cual se balanceaba pasando su peso de una pierna a otra. El profesor los miraba con intención, evaluando sus reacciones.

-P.Finnigan: La profesora McGonagall me mataría... (dijo de repente con una mueca pasando su mano por su frente) Me ha dado su permiso para poder enseñarles cosas avanzadas para su curso, para que puedan saber defenderse como es debido. De eso se trata esta clase (pasa su mirada por cada uno). Si llegaran a pasarse de listos queriendo batirse a duelo fuera de aquí, recibirán un fuerte castigo. ¿Han entendido?

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