CAPÍTULO 8

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Empiezo a recobrar la conciencia, siento estar sobre una superficie blanda, mis ojos aún están cerrados. A mi mente vienen las imágenes de lo último que recuerdo, a mí dándole de golpes a un árbol, a Lydia y Tom tratando de detenerme y sus ojos, esos ojos que habían transmitido a mi corazón la paz que en ésos momentos necesitaba. Tardo unos segundos más en abrir los ojos, a decir verdad me gustaría estar así por lo que restaba de mi vida. Mi vista es un poco borrosa, puedo ver a dos siluetas en la puerta, levanto mi mano y eso ha sido un error porque siento como arde. Con dificultad alzo las dos y puedo ver que tengo un vendaje y eso provoca un poco de vergüenza en mi interior.

— ¿Señorita Elena?

Al bajar un poco mis manos puedo ver que Lydia es una de las siluetas que se encuentra situada en la puerta. Me mira con preocupación pero hago caso omiso, trato de sentarme pero fallo en el intento porque ni siquiera puedo apoyar mis manos por el dolor que siento.

— Tranquila.

Él está a un lado de la cama y por un momento me pierdo en sus ojos pero reacciono lo más pronto posible y bajo mi mirada, siento vergüenza en la situación que me llegó a ver. Era la segunda vez que me había visto ponerme de ésa forma. Tan quebrada.

— Eres lo único que le queda a tu hermano, no te derrumbes.

— No lo haré.

— Promételo.

— Lo prometo, papá.

Ha mi mente llega Daniel y mentalmente me doy una bofetada, no podía darme ese pequeño lujo de quebrarme cuando sabía que él me necesitaba más que nunca. Los hermanos Holland me ayudan a sentarme en la cama y Lydia acomoda el montón de almohadas en mi espalda para mejor comodidad.

— Su hermano estaba preocupado por usted.

— ¿Dónde está?

— Él está con su padre... — hace una pausa analizando sus palabras — Tuvieron que continuar con el entierro.

Siento un golpe en el corazón y ése vacío e intranquilidad vuelve otra vez.

— Abigail, ¿dónde está ella?

— Ella está con el joven Daniel.

— ¿Qué hacen ustedes dentro de mi cuarto?

— Su padre nos dio la orden de estar aquí y vigilar que todo estuviera bien después de lo que pasó.

Los dos se ven mutuamente y quisiera saber que se están diciendo y la vergüenza vuelve a presentarse para quitar un poco del dolor que siento, ellos me habían visto hacer todas esas estupideces y ahora no sabía qué decir.

— Quiero que salgan de aquí.

— Señorita, su padre nos dio órdenes tenemos que acatarlas.

— No me importan las órdenes que se les dio, quiero estar sola.

— No lo haremos — Tom me miró serio y por un momento quise darle un golpe en su bonita cara — Sé que no le parecerá la idea pero nos quedaremos aquí. Nuestro trabajo es protegerla incluso de usted.

— Thomas — su hermana lo mira con advertencia.

Mi mirada se dirige hacia mis manos, siguen doliendo.

— Esta bien.

Veo un poco de sorpresa en los dos, en realidad no puedo culpar a papá de dar la orden de que los dos estuvieran dentro de mi habitación pero no estaba de acuerdo. Los dos vuelven a su antigua posición cerca de la puerta, se ven demasiado serios y me sorprende ya que son muy jóvenes para lograr ese porte. Los miro detalladamente y decido hacer unas cuantas preguntas, si los tres estaremos aquí por bastante tiempo al menos lo aprovecharía para quitar un poco las ideas y el dolor del momento.

War of Hearts [Editando] [Tom Holland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora