War of Hearts [Editando] [Tom Holland]

CAPÍTULO 28

Ian Bohen as Matthew Adams

El maldito director de la CIA, tenía en ese momento a ese hombre enfrente de mí, de todas las personas que pudieron habernos visto precisamente era él quien tenía que hacerlo. No sabía que decir o cómo justificarme, por lo que me distraje viéndolo, tenía un porte de seriedad y profesionalismo pero también de rebeldía y diversión; Matthew Adams. De inmediato, el miedo por lo que pudiera pasar se vio reemplazado por la confusión, no se suponía que él debía estar en aquel baile. La CIA, el FBI y el Servicio Secreto no tenían la mejor relación que pudieran desear, eran tres organizaciones que luchaban por mantener un orden por su país pero con procesos muy diferentes. Mientras que el Servicio Secreto y el FBI lo hacían con protocolos que seguir, la CIA logra sus objetivos con procesos muy poco legales, era una de las principales razones para que se viera marcado con una gran X y no fuesen considerados para nada. No creía que mi padre hubiese invitado al director de la organización que odiaba a un evento tan importante como ese.

— Supongo que debe estarse preguntando qué hago en este lugar, ¿no? — Matthew había adivinado mis pensamientos, él sonrió al ver que estaba en lo cierto — Al menos déjeme presentarme de nuevo si es que no recuerda quien soy.

— No necesito que me diga quién es, conozco perfectamente su nombre.

— Me alegra saber eso, lamento si estoy ocasionando interrupciones o mal entendidos — él le dio una mirada a Tom — No sabía que estaba por esta parte del salón, debería estar con su padre allá dentro.

— Usted tampoco, tendría que estar en un radar donde pueda ser visto por todo mundo.

— Oh, señorita Johnson, así que su padre le ha inculcado los mismos pensamientos de lo que la CIA es, una verdadera lástima que uno de nuestros encuentros se esté dando de esta manera.

Tom no decía nada y se seguía manteniendo detrás de mí, aunque ahora su mirada estaba elevada y se le quedaba viendo con recelo, Matthew tenía un gran sonrisa que comenzaba a preocuparme de que fuese real, no había conocido a alguien que sonriera tanto y de una manera tan escalofriante. Di unos pasos hacia atrás para mantener una considerable distancia entre los dos, el hombre soltó una pequeña risa al ver mi reacción.

— No tiene nada de qué preocuparse, señorita, no le haré nada. Desconozco que tanto le habrá dicho su padre pero le aseguro que no soy una mala persona.

— ¿Qué hace aquí? Este evento y cualquier otro lugar donde el Presidente este, es prohibido para su organización y sus agentes.

— Esta vez no, los agradables funcionarios del Capitolio por esta vez decidieron darme una oportunidad para poder entrar a este baile.

— Tal vez lo hicieron porque usted intentaría colar a uno de sus agentes para ver qué era lo que sucedía en este baile, ya sabe, es su especialidad.