Capítulo 24 - Los Coreanos son encantadores.

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La mirada de Pauly lo decía todo; decía algo que tanto Kai y yo supimos desde el momento en que la botella nos señalaba a nosotros: eso sería un drama. O tal vez peor aún, el silencio de parte de la castaña almendra nos mataría lentamente... Y eso mismo hizo.

Sin decir palabra Fui a sentarme, y Kai hizo lo propio. Me encontré callada, hasta que Ursulla nos recordaba la hora, y que todavía teníamos varias horas de viaje para poder regresar a casa. 

Recogimos entre todos metiendo la mesa, la comida, las toallas, entre otras cosas a la cajuela de la combi. Después, arenosos y sucios subimos todos. 

Cuando me senté en el acolchonado asiento de la camioneta, me percaté de lo cansada que estaba: me dolían mis músculos, mi cabeza me pesaba. Todas las oleadas que me había dado en el mar me habían dejado simplemente con las energías muertas, así como a la mayoría. 

Chanyeol, Diego y Guilly se fueron en la cabina para poder turnarse el volante durante el viaje de regreso. 

Aunque estuviéramos agotados y prácticamente listos para tirarnos en la cama a dormir, las bromas y risas continuaron. Esta vez, hasta yo me encontraba riéndome escandalosamente de todo lo que los estúpidos eh inmaduros amigos de mis primos decían o hacían. Claro, reía hasta ver la cara de Pauly, la cual me recordaba lo Perra que había sido. ¿Pude haberme negado? Quizás, pero si lo hacía entonces todos se hubieran puesto molestos, y hubiera terminado besando a Kai de cualquier modo, así que ¿no tenía opción? Podría ser que sí, pero todas las opciones me llevaban a un mismo fin: mis Labios y los labios de Kai uniéndose. 

Llegamos a la Ciudad de Cova, donde dejamos a Kai justo al frente de la que según nos dijo, era su casa. Nos agradeció y nos dijo que cualquier cosa estuviéramos en contacto con él. Me miró por última vez, y se fue, no sin antes intercambiar números con Frank. 

Luego de aquella pequeña desviación, ahora si nos dirigíamos hacia Nove. 

...

La camioneta se estacionó justo al del porche de mis abuelos. Era la Una treinta de la madrugada exactamente cuándo bajé con mi maleta en Brazo; solo quedábamos Omar, Guilly (el dueño se la combi) Helena, Pauly, Chanyeol y yo después de haber dado un recorrido por las casas de todos para irlos a dejar. 

- Debemos de Repetirlo. – comentó Chanyeol, antes de que yo me alejara y caminara hacia la Puerta. 

- ¡Claro que sí! - Dijo Helena con un tono de voz elevado. El resto que alcancé a escuchar fueron chucheros. 

Aun estaba un poco aturdida por ese asunto de los besos. Primero, estaba mi beso con Kai, y en cómo Afectaría esto en la relación que quedaba entre Pauly y yo. Y segundo, estaba el beso entre Chanyeol y Sarah... ¿Qué hacer con eso? Me sentí total Mierda al verlo besarla. Y eso era lo que más me preocupaba: Sentirse así no era de alguien que considerara al otro amigo. 

Chanyeol me tenía confundida, y es que él era bastante... Agradable. Amable, Lindo Carácter, Guapo (muy Guapo) y aparte de todo, inteligente. Y de eso sin lugar a dudas no conocía mucho. Sus modos de hablar y de mirarme me hacían sentir como si fuera yo alguien especial para él, pero también me daba cuenta de que Así les hablaba a todas. No era coqueteo, no era ligue, era Carisma y Personalidad. Su personalidad era Amable y amiguera; tal vez como era un Bicho raro en Boston, nunca pensé en que alguien llegara a hablarme de ese modo. Supongo que, Los coreanos son Encantadores. 

- ¡Nos vemos Luego! - dijo Chanyeol caminando de reversa hacia mi dirección.

- ¡Ciao ______! - Gritaron Omar y Guilly al unisonó. 

- ¡Ciao! - Respondí, intentando sacar una sonrisa.

Chanyeol caminó hacia mí, y abrió la Puerta. Me dejó pasar, y justo después el entró cerrando la puerta. No tuve cabeza para nada más, además de pensar en un refrescante baño para tirar la arena de mi cuerpo.

una escritora sin amor || chanyeol y túWhere stories live. Discover now