43 - Un golpe de susto

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Con la respiración retenida en un breve suspiro, miré hacia adentro de la casa. No había tanta gente, sino más bien niños escandalosos que parecían estar multiplicados por unos quince. Suspiré profundamente, y en ese lapso Chanyeol tomó mi mano entre la suya; mi corazón sufrió otro colapso nervioso, por supuesto.

- No me separaré de ti ni un solo instante, puedes estar segura de ello. -Sin más por delante Chanyeol comenzó a caminar hacia la casa, dejándome a mí con pocos segundos para respirar tranquila. Las voces se comenzaron a escuchar apenas Chanyeol abrió la puerta de vidrio de la sala y mis manos comenzaron a sudar. Tragué gordo, y aunque Chanyeol no lo sabía me inspiró el valor para seguir caminando. ¿Cómo? ...buena pregunta. Ni siquiera yo supe cómo es que lo logró, ya que alguien tan canalla como yo duramente deja sus instintos de gallina. Caminamos por el pasillo, y conforme nos acercábamos las voces aumentaban. Dos voces femeninas, la voz de la nana y la risa de Yoora. De repente escuché una voz masculina y justo después, Chanyeol y yo nos detuvimos en seco a nuestro camino hacia la cocina. Una mujer de estatura pequeña, pelo corto y rojizo y unos grandes y brillantes ojos cafés apareció de repente frente a nosotros.  Supe entonces que esa mujer, era mi suegra. Una suegra falsa por supuesto, pero los únicos que conocíamos de ese adjetivo éramos Chanyeol y yo, de ahí en fuera todos lo tomaban como verdadero. Hasta ella lo tomaba como verdadero... para ella, yo era su verdadera nuera.

- Mamá. - dijo Chanyeol, dibujando una tenue sonrisa en su rostro. No descifré muy bien la mirada de la madre de Chanyeol, sin embargo me miró con sorpresa; definitivamente no me esperaba en lo mas mínimo. Entonces, posó sus ojos en nuestras manos entrelazadas al costado de nuestros cuerpos. Sí... ella ya sabía quién era yo. Al menos, quien pretendía ser.

...

- Es un gusto tenerte en casa, linda. – Jin Min me tomó de los hombros y los estrechó levemente. Yo sonreí, y miré a Chanyeol disimuladamente sobre mi hombro. Caminamos hacia la sala, y Jin Min tomó asiento en un sillón justo al frente donde yo me senté. Chanyeol se sentó instantáneamente a mi lado, y yo de repente me sentí un poco más segura. Sonreí tímidamente, y Jin Min me miró con cariño. No entendía su actitud. Era casi como si yo resultara ser un fantasma, una aparición, una clase de ángel. Como si no pudiera creer que su hijo tenía novia, pero no por el hecho de quien era la novia - ósea yo, como sería lo más lógico, - si no por él. Y por él, me refiero a Chanyeol. Casi como si Chanyeol tuviera una clase de maldición que no le permitiese tener una pareja, y verlo conmigo fuera un milagro. Eso era posiblemente lo más... reconfortante que podía llegar a pasarme en esa situación. Resulté ser una salvación, no una molestia para la familia. Al menos hasta ese instante, lo era. 

-No eres italiana, ¿cierto? - preguntó Jin Min. De la nada llegó una mujer con un traje azul y delantal blanco, con una charola, tres cafés y galletitas a los costados. Mi estomago rugió, hambriento.

- No, yo nací en Estados Unidos. –Jin Min abrió los ojos, sorprendida.

Vaya! ¿Y qué hacías en Italia, cariño? - miró a Chanyeol. - ¿Coincidencia?

Vacaciones de verano. - suspiré.

Si esa fuera una historia romántica, quizás podría tener todo lo necesario para ser una buena. Tiene el factor "destino", el hecho de que yo, una simple americana se encontrara con un coreano en Italia, la tierra del romanticismo y el espaguetti tiene el factor "drama"... que él ni siquiera se da cuenta de que existo. Y claro, el factor de "Quizás al final si surja algo...", sin embargo en la "historia romántica que mi cabeza vagamente comenzó a crear", podría existir el desenlace de "el al final se da cuenta de que también la ama, y va a buscarla. No sé cuando, no sé donde, pero va, la besa, y descubre lo profundamente enamorado que estaba de ella". Ese factor, por obvias razones, sería omitido de mi lista. Chanyeol jamás se enamoraría de mí, ni en un millón de años. ¿Por qué? Porque él ya lo había dicho: ya había conocido al amor de su vida, y lo había perdido. ¿Qué oportunidad tendría yo, una simple americana come-hamburguesas, con un sofisticado y rico chico coreano? Mierda... todo eso era mierda. El amor era una mierda, la esperanza era una mierda. El masoquismo era la primera gran mierda. La más grande, la más pesada. Y la que todos alguna vez cargamos.

una escritora sin amor || chanyeol y túWhere stories live. Discover now