Marshmallow [ m y g × p j m] FINALIZADA

•Capítulo 14: Bali•

El cabello de Jimin había dejado de ser rosa. Taehyung le había dicho que la sal del mar y los químicos que ponían en las albercas podían resecar su cabello, eso aunado al tinte no era una buena opción así que el menor le había pedido a Yoongi que destiñera su cabello una vez llegaron al hotel en Yakarta.

Ahora su cabello era de un hermoso color castaño claro que había terminado por encantar a Yoongi.

— ¿No tienes calor? — le preguntó  el mayor cuando le observó colocarse una enorme sudadera roja.

— No mucho, además sólo usaré esto para dormir — se encogió de hombros.

Yoongi tragó pesado, aquello seguramente no sería bueno para su integridad mental. Tendría que dormir junto a Jimin mientras este enredaba sus piernas en su cadera, eso de por sí le volvía loco, ahora tendría que sumarle el hecho de que estaría casi desnudo.

Esa vez se tardó unos minutos más antes de irse a la cama, necesitaba de toda su fuerza de voluntad para no hacer una tontería.
Cuando se sintió lo suficientemente listo se recostó dejando que el menor se pegara completamente a su cuerpo.

— Hyung, gracias en verdad por traerme aquí — murmuró entre sueños, viéndose relajado por las suaves caricias que Yoongi repartía por su espalda

— No es nada, Jiminie. Lo único que quiero es que seas feliz

Una sonrisa se abrió paso en los labios del ahora castaño y con esa misma sonrisa se quedo profundamente dormido.

El pelinegro al notar esto lo acurrucó contra él y le acomodó mejor para poder tener una vista del menor mientras éste dormía, su rostro se instaló en el blanquecino cuello contrario y ahí se dedico a dejar pequeños besos. Se separó un poco y admiró al chico frente a él, sus mejillas estaban rosadas debido al calor, su cabello estaba semihúmedo y alborotado,  sus labios se veían apetecibles y le pedían a gritos besarlos.

Con una sensación indescriptible creciendo en su pecho se aferró con fuerza al pequeño cuerpo de Jimin.
Estaba aterrado pues nunca antes se había sentido tan abrumado y no sabía que tan malo o bueno podía resultar eso, sin embargo no podría salir de allí, no podía borrar así como así todo lo que Jimin le hacía sentir.

— Me gustas — murmuró aunque fuera incapaz de ser escuchado — Me gustas tanto, Park Jimin.

Definitivamente debía decírselo en un momento en el que estuviera despierto.