La vomitona

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Sorprendida levanto mi cabeza tan rápido que duele, tan rápido como me arrepiento.

Sin poder contenerlo más, mi cabeza se agacha y todo alimento o líquido antes situado en mi estómago sale, vómito de una forma asquerosa y escandalosa. Cuando creo haberme sentido mejor, todo mi ser corrige mi anterior idea. Es como si vomitar me pusiera peor.

—Que asco— lo escucho decir, pero no le tomo importancia.

—Mierda— maldigo y limpio con el dorso de mi mano la vomitada de mi boca.— Necesito salir de aquí.

Me levanto pero me tambaleo y caigo en el mismo lugar.

—No deberías beber tanto, niña.

—Yo no soy una niña— me defiendo— y tu no deberías de ser tan entrometido.

—Tienes razón— levanto mi vista para verlo beber de su baso— adiós, niña.

—No, espera— lo detengo— necesito encontrar a mis amigos.

—¿Y ese es mi problema?.

—Ahora si, de entre los dos eres el más sobrio.

—No eres mi problema, niña.

—Que me dejes de llamar niña, baboso— intento levantarme pero vuelvo a caer.

Levanto mi vista y lo veo examinarme.

—¿Me vas a ayudar o no?— en silencio se retira y no, no me va a ayudar.

Inhaló y exhaló y un par de veces, cuando por fin me siento estable para volver ahí adentro en busca de mis amigos, lo escucho.

—Si, si es ella.

Los síntomas de vómito y dolores de cabeza se dispersan dejando a su paso entrar a los nervios. Muerdo mi labio inferior y veo a Eithan llegar a mi en largas zancadas con un total semblante de molestia.

—Hola hermanito— sonrió como tonta— buen part...—Eithan se agacha y me sube a su hombro.— ¿qué haces?.

—Evitándome una vergüenza.— Que tierno, gracias. Se acerca al baboso ese y chocan la mano— Gracias bro, es bueno saber que se encontró contigo y no con algún depravado.

No, aquel baboso no me quería ayudar, él sólo quería joderme más.

Cuando mi hermano le da la espalda y puedo verlo, le saco el dedo y el levanta su baso con una sonrisa picara para después beber de él.

Mi hermano cruza la pequeña cerca conmigo en su hombro y sigue caminando hasta detenerse, me imagino que ya encontró su coche.

Me deja en el piso y lo abre— Sube— manda pero no me muevo— te dije que subieras.

Al no ver movimiento alguno, el mismo me coge del brazo y brusco me mete al coche.
Lo veo rodearlo y meterse en el lado del conductor. Llama a alguien y se que es a Chat, o mierda.

—Si, aquí esta conmigo— lo escucho decir, pero no logro escuchar a Chat— lo se, la llevare a casa. Claro que papá sabrá de esto, esta borracha Chat, no va ni en cuarto semestre y esta ebria— papá me matará, eso es seguro— no me importa, no es mi culpa que sea una irresponsable, okey, te espero en casa.

Dicho esto cuelga la línea.
Decir que la relación entre mis dos hermanos, mi padre y yo, no es para nada buena. Las cosas se dificultaron después de que mamá me tuvo y se marcho gracias a... Discusiones que tuvo con mi padre sobre mi. Desde entonces, nadie volvió a ser el mismo, mis hermanos y yo nos quedamos sin una madre, y mi padre sin su esposa, sometiéndose así a terapias de alcohol que no terminaban nada bien.

Una lágrima se escapa de mis ojos, y la limpio rápido antes de que Eithan lo note. El camino a casa fue eterno. Las desoladas calles iluminadas por la luz amarilla de las lamparas y el tricolor de el semáforo le agregan un toque de melancolía, sumándole a esto la tensión del ambiente dentro de este auto.

Cuando llegamos a casa, siento una vibra horrible invadirme, no es miedo, es simplemente el sentir de un papá borracho.

La desesperación me invade cuando estoy fuera del coche, ruego que Eithan se apiade de mi, pero se que no lo hará. Dentro de casa intento correr a mi habitación pero me toma dolorosamente del brazo.

—¡PAPÁ!— grita pero nadie responde— ¡PAPÁ!.

Me intento zafar de su agarre pero tira de mi más fuerte. En un hábil movimiento me deja frente a él, dándome esa terrible mirada, aquella que brilla de rabia y odio. Me espero cualquier cosa, algo hiriente, pero no, eso no es lo que dice.

—No quiero que esto se vuelva a repetir, Bree, sería una total vergüenza entrar a la preparatoria y ser tachados por la hermana vomitona. Lárgate a dormir, mañana mi padre y tú hablaran de esto.

Siento la sangre volver a circular por mi brazo y rápido corro escaleras arriba hasta llegar a mi habitación, pero antes de entrar, escucho sollozos provenientes de la habitación de mi padre, me acerco discretamente y si, es el quien llora. A pesar de la distancia que nos divide, escuchar a mi padre llorar siempre me estrujara el corazón. Me doy la media vuelta para entrar a mi habitación cuando escucho su puerta abrirse de golpe y dejar salir un penetrante olor a alcohol, el ha estado tomando.

Mi corazón sube a mi garganta llena de nervios, cuando estoy por dar un paso para introducirme en mi habitación, me detiene.

—Tú— giro para enfrentarlo y su mirada nunca deja de ser la misma. Me observa con rencor, desarmandome— todo fue tu culpa— me señala para luego toma un trago de su botella, y yo aprieto mis labios para ahogar un sollozo— éramos tan felices, tus hermanos, tu madre, y yo, hasta que llegaste a este mundo, y lo arruinaste todo, ¿pero sabes qué es peor?, que te pareces tanto a ella, son tan idénticas, que cuando te veo tengo que contener el impulso de echarte de esta casa por pensar que fuiste tu quien me dejo sólo con una bebe de ocho meses.

Me quedo estática ante sus palabras, queman, y arden, a pesar de soler escuchar cosas así cada vez que esta abrió, nunca logro acostumbrarme.

Trago grueso para hablar— Que descanses, padre.

Dicho esto me introduzco en la oscuridad de mi habitación.

—A la mierda todos— escucho una botella estrellarse contra mi puerta y suelto un sollozo.

Le pongo seguro a la puerta y me tiro en la cama echa un manojo de emociones indescifrables.

Tomo la almohada entre mis brazos y hundo mi cara en ella mientras lo dejo salir todo, hoy no es mi noche. Cierro mis húmedos ojos y me dejo llevar por el cansancio.

Todo por un Touchdown °|ADJ#1|°©Where stories live. Discover now