El Mismo Corazón... (Simbar)

Capítulo 28

—es tu oportunidad de hablar con ella. -él niega con la cabeza. —viene con Mateo.

—no importa, intenta hablar con ella. ¿o no quieres?

—si quiero, pero no creo que sea oportuno.

—hola. -ella saluda cuando esta frente a nosotros. —¿Qué hacen aquí? -pregunta Luna.

—estábamos platicando. -respondo. -¿será que podemos hablar? -dice Simón nervioso.

—¿ahora? -simón asiente con la cabeza. —está bien. Mateo ¿podemos seguir hablando luego? -él se acerca a ella susurra algo en su oído y después le da un beso en la mejilla.

—nos vemos luego.- se despide para irse con ella. —¿te acompaño? -Mateo se queda viéndome. Y yo asiento con la cabeza.

—Mateo, ¿Cómo van las cosas con ella? -le pregunto. —de verdad te interesa.

—no mucho, pero quiero saberlo, ¿enserio te gusta? -se queda pensando y después me responde. —si, y estoy haciendo lo posible para que me acepte.

—¿Por qué no lo ha hecho aun?

—no se supongo que por el guitarrista. -lo miro extrañada. -que tiene que ver Simón con todo esto.

—ella piensa que va a lastimarlo si se hace mi novia.

—umm, entiendo.

—¿Cómo van los preparativos para la fiesta? -cambia el tema. —bien, está casi todo listo. ¿vendrás?

—si por supuesto, no me la perdería. -sonrío satisfecha, seguimos caminando sin decir mucho la verdad. Cuando llegamos al Roller cada uno tomo direcciones diferentes.

~♥~

—Ambar ¿Qué me recomiendas?

—no lo se Delfi, no puedo decirte nada, no quiero meterme en tus decisiones.

—pero crees que está bien que le diga que si.

—Delfi, es lo que tu sientes, te prometo que voy a meterme en tu relación con él. -le digo y ella se queda viéndome. —¿tiene que ver tu cambio de opinión con Simón?

—tiene algo que ver, Delfi. -digo y le sonrió.

—¿y Jazmín? -la miro confusa y entonces recuerdo lo que ella siente por él. —¿me la permites, Ambar? -Pedro se aparece en nuestro campo de visión.

—si claro, ve con él. -le digo y ambos se van. —gracias Ambar. -giro mi vista a Luna quien me sonríe.

—que hice para que me des las gracias.

—Simón me contó que fuiste tú quien encontró mi medallita y que se la diste a él para que pudiéramos hablar.