Capítulo 52

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Habían pasado ya tres meses de la maldita operación, una persona normal tendría cuidados aún, pero yo ya no soportaba más eso, así que desde hace una semana he venido al "matadero" como le habíamos puesto.
Este trabajo si era una jodida locura; en este preciso momento estaba cerrando un trato con un Alemán, el jodido hijo de puta deseaba tener una chica de 16 años, no tenía idea, y no quiero saber que es lo que haría con ella, sin embargo tendría que entregársela.
- Un placer hacer negocios contigo.- Dijo con aquel acento, entregandome el maletín que "Él" tanto deseaba tener.
Saqué una llave de mi cartera negra.- La chica está en el quinto cuarto de la segunda plata, esta preparada como la pidió, puede subir por el elevador.- me levanté y tomé el gran  maletin. - Lo acompañarán hasta la habitación.- Miré a Ayron quién asintió y llevo al hombre italiano hasta aquel lugar. Salí de aquella oficina, Daryl detrás de mí...
"El matadero" era nada menos que un gran motel abandonado, se encontraba en lo más recóndito de Freemont, una ciudad que estaba a pocas horas de San Francisco. Era fácil manejar las cosas así, la policía estaba comprada, al igual que mucha gente poderosa en la ciudad, "Él" había comprado el lugar y pedido discreción absoluta, nadie se acercaba, ya que realmente estaba oculto y habían "oficiales" cubriendo la entrada. Estaba todo muy bien preparado, "Él" había pensado en todo. Y yo, junto a los gemelos nos habíamos encargado de que todo marchara bien, muy pocas personas podían ingresar al matadero, era exclusivo para gente importante, y de dinero, gente que podía pagar para asesinar, era interesante ver cómo personas que tenían todo quería el poder de dañar a alguien sin repercusiones.
¿Alguna vez vieron la película de Hostel? Bueno, todo esto era muy parecido, al parecer Él se había inspirado en esa película, y como lo suspuso mucha gente estaba interesada en el proyecto, en asesinar a sangre fría, en violar a personas inocentes, en patearlos y escupirles, hacerle lo más retorcido que se imaginarán a aquellas personas, esto era lo más asqueroso y despreciable del mundo, y yo estaba metida hasta el cuello en esto...
- Es asqueroso.- Dijo Ayron llegando a nosotros con una expresión específica de asco.- Es insoportable.- puso sus manos en la cadera.- ¿Es necesario hacer esto?- reí.
- El dinero mueve el mundo.- dije mostrándole el maletín, aunque no contenía dinero precisamente.
Previamente habíamos cerrado el trato más importante de todos, acabábamos de entregar 20 chicas distinta nacionalidad juntos con artefactos totalmente ilícitos a uno de los empresarios más "respetables" y millonarios del mundo, nos había entregado la tercera bomba que venía en el maletín que yo llevaba...
- Aquí está su auto, señorita.- Dijo un señor mirándome, Daryl tomó las llaves.
- Vámonos, no soporto estar más aquí.- Daryl subió listo para manejar, Ayron me abrió la puerta trasera y subió delante. Íbamos de regreso a San Francisco, amaba la manera de manejar de Daryl, manejaba rápido y seguro, Daryl amaba la velocidad.
- Chicos por hoy hemos cerrado todos los malditos tratos y...
- JODER.- Gritó Ayron segundos antes de que sintiera un gran golpe al lado derecho, que acabo con los cristales del auto, alcé la mirada, y ví el rostro de Jaxon, nuestro auto comenzó a rodar colina abajo, mierda...

Pov Jaxon:
Desde el momento en que Gordon había aceptado el trato con Jake, él trabajaba incubierto para nosotros, no estaba de acuerdo, ya que ese hijo de puta nos podía traicionar, o Él se daría cuenta y estropeariamos toda la misión.
Por otro lado estaba Allek, a quien la Gran Mafia lo daba por muerto, nos había ayudado a confiscar drogas y material peligroso de LGM, todo lo habían escondido bien, vaya que eran buenos.
Sin embargo no habíamos tenido éxito rápidamente, de Emily ni siquiera Jake sabía mucho, decía que la chica entraba por unas horas a la casa con maletines, hablaba con Owen y se iba por cuatro o cinco días, junto a Ayron y Daryl Powell, que Owen había estado encargándose junto con él sobre el tráfico de drogas, y que el maletín de la bomba no estaba en el "refugio", que seguramente lo tenía Él.
No habíamos tenido mucha suerte, hasta dos meses y medio después...
Mark me había convencido de ir a un bar a las afueras de San Francisco, era uno de esos clandestinos, pero no de mala muerte, llegaban personas con mucho poder económico, hacía años que no pisaba ese tipo de lugares, pero heme aquí, estaba lo suficientemente frustrado como para volver a estos territorios
- Vamos Jaxon, hay que subir ese ánimo.- dijo Mark golpeándome el hombro derecho.- estoy seguro que las striptease te pondrán feliz.
- Sabes qué no me interesan esas cosas.
- Pero un buen show no se le niega a nadie, hombre.- Mark era un chico de 17 años atrapado en uno de 26, yo no comprendía cómo es que era de los mejores criminalistas de Estados Unidos si la mayor parte del tiempo quería fiestas, alcohol y mujeres.
- Bienvenidos a Troobs, sus identificaciones.- hablo uno de los guardias de aquel lugar, por supuesto que nuestras identificaciones eran falsas, y completamente creíbles, esa era una ventaja de ser agentes de la interpol. Cómo había dicho Troobs era el bar más caro de Estados Unidos, se encontraba en Freemont, una pequeña ciudad de San Francisco, decían que allí se elaboraban las cosas más siniestras que la mente humana se podía imaginar, jamás en mis 26 años de vida había venido a Freemont y vaya que estaba cerca de S.F, sin embargo aquí estaba en uno de los bares clandestinos más secretos.
Entramos, solo las luces de colores que parpadean una y otra vez eran las que iluminaban el lugar, el olor a tabaco inundaba y joder las personas se encontraban haciendo de todo lo que pudiese imaginar, era como el Sodoma y Gomorra de Estados Unidos, el libertinaje y la lujuria era devastador, bajamos al primer piso, el edificio era de 4 plantas, la segunda era donde estaba la entrada, y del otro lado el sonido, en la primera planta estaba el bar, había de todo tipo de tragos que existían en el mundo, y el surtidor de todo ello era nada más y nada menos que Aarón Boss, sabía que ese hijo de puta no era totalmente legal. Hasta ahora solo había recorrido eso en aquel lugar. Mark pidió dos vodka, estaba sentado, en una de las mesillas, la música retumbaba en el bar, la gente bailaba sin cesar. Una chica, que de seguro no era de allí y por su acento parecia rusa, se acercó a mí.
- Tú no habías venido antes por aquí.- Dijo. La mire, era muy blanca, ojos grises y grandes, cabello claro, de largas piernas y un muy buen trasero, la chica se sentó en la silla de frente.
- No, no lo había hecho.- sonrió
- ¿Y qué te trae por estos lugares?- Pregunto aún con una gran sonrisa.
- Más bien, ¿Qué te trae a ti aquí? Porque de Estados Unidos no eres.- Tal vez solo quería información, como dije estos lugares era de gente con mucho dinero, no les agradaría saber que un agente de la interpol estaba allí.
- Yo pregunté primero.- dijo, pero mi mirada se perdió detrás de ella, en las escaleras iba subiendo, aquella chica a la que tanto buscaba, Emily subía por las largas escaleras, traía un vestido negro ahustado y un abrigo blanco de peluche, subía junto a un chico al tercer piso. Sin dudarlo me levanté y camine hacia allá, subía al tercer piso cuando sentí un fuerte golpe y caí al suelo sin más....

Abrí los ojos y la ví, yo estaba esposado en una silla sin poder moverme, en un cuarto obscuro y sombrío, ella estaba frente a mí, con una mirada fría y profunda, joder parecía un demonio mirándome, esperando para atacar. Dió cuatro cortos y sexys pasos hacia mi, colocó sus manos a en mis rodillas y se doblo hasta mi altura.
- Hola Jax..- susurro sonriendo maquiavelicamente a solo centímetros de mis labios, los cuales relamí. Era cierto que Emily me encantaba, y joder ¿Cómo no iba a ser así? Aquellos ojos azules penetraban completamente los míos, los miraba atónito, lucian oscurecidos por locura, las largas pestañas que los acompañaban, y aquellas gruesas cejas que tenía, Emily era la chica mas ardiente y perfecta que mis ojos hubieran visto, capaz de volver loco a cualquiera, de no ser una delincuente yo....
- ¿Qué pretendes?- susurré mirando sus sensuales labios ahora pintados con un labial rojo, muy sensual. Su sonrisa no se iba, estaba presente, como el sarcasmo en ella misma.
- Tenerte...- acortó la distancia entre nosotros y me besó, ardiente y ferozmente...

"La Gran Mafia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora